“¿Enviar o no enviar?” Esa es la pregunta que todo hombre debería hacerse cuando se trata de fotos íntimas. Porque más allá del ángulo, la iluminación o el nivel justo de excitación, lo que realmente hace que una foto de ese tipo sea “buena” es que la persona que la recibe realmente quiera verla.
“En un mundo con igualdad de género, una foto de este tipo sería igual que cualquier imagen sexy”, explica Suzannah Weiss, terapeuta de pareja y familia, educadora sexual certificada por la AASECT y sexóloga residente en Fleshy. “Solo sería una manera más de provocar y excitar a una pareja, y tal vez también de recibir un poco de aprecio a cambio.”
Pero ese no es el mundo en el que las mujeres envían y reciben fotos desnudas. Ya enfrentan constantes invasiones de límites por parte de los hombres, incluyendo, sí, el envío no consentido de imágenes explícitas. De hecho, más de la mitad de las mujeres millennial en Estados Unidos han recibido una foto íntima, dice Weiss, pero solo una pequeña fracción la pidió realmente. (Por cierto: enviar fotos desnudas sin consentimiento es una forma de acoso sexual, y en algunos estados es un delito castigado por la ley.)
Así que no sorprende que un estudio de 2020 confirmara lo que las mujeres llevan años diciendo: rechazan abrumadoramente las fotos íntimas no solicitadas.
Por otro lado, los hombres gay y bisexuales tienden a reaccionar diferente ante la misma imagen. “En mi experiencia, estas fotos pueden tener muchos roles”, dice Ed Bell, coach de relaciones y CEO de Better Gay Dating. “Pueden ser una manera de coquetear, mostrar el atractivo físico o simplemente expresarse sexualmente sin el riesgo o la molestia de conocer a alguien en persona. A veces también funcionan como filtro para saber si alguien tiene la misma apertura sexual y si le interesa llevar la conexión más allá.”
En general, los hombres homosexuales son menos propensos a sentirse amenazados físicamente por recibir una foto no solicitada, explica Bell, ya que no existe la misma dinámica de poder que se da en las citas heterosexuales.
La sexóloga Mindy DeSeta, Ph.D., con sede en Miami, lo llama una diferencia en los “guiones sexuales”. Para muchas mujeres, una imagen explícita inesperada puede resultar chocante o invasiva. En cambio, para los hombres gay y bisexuales, este tipo de contenido suele considerarse una parte normal del coqueteo o la exploración sexual, y hay menos estigma en torno a la comunicación sexual casual.
El creador de contenido de OnlyFans y personalidad televisiva Remy Duran ha vivido esa brecha de género. Según él, los hombres suelen expresar abiertamente su entusiasmo al pedir o recibir sus fotos, mientras que las mujeres rara vez las piden y, cuando lo hacen, su reacción es mucho más reservada. (En contexto, él dice que la proporción es de 15 a 1 entre hombres y mujeres que solicitan sus imágenes.)
Aun así, aunque enviar una foto a otro hombre pueda parecer menos riesgoso, eso no significa que no haya posibilidad de cruzar una línea o de ser rechazado. “Muchos hombres GBTQ no disfrutan recibir fotos genitales, especialmente de desconocidos”, comenta Court Vox, coach de intimidad y sexualidad somática en Los Ángeles. “Algunos las aman; otros las detestan. Tenemos que dejar de generalizarnos tanto y tratar a cada persona como lo que es: un individuo único.”
Qué considerar antes de tomar una foto íntima
Antes de pensar en la estética, pregúntate por qué quieres enviarla.
“Las razones pueden variar, pero la urgencia suele ser un factor, y muchas veces esa urgencia anula la sensibilidad, dice Vox. Su recomendación es aplicar lo que llama ‘La Pausa’: respira y analiza qué te impulsa realmente. ¿Tienes deseo, buscas validación, esperas que te envíen algo de vuelta o solo quieres sentirte poderoso?”
DeSeta escucha todas esas razones en sus pacientes. Algunos hombres expresan deseo genuino, mientras que otros buscan la emoción de hacer algo prohibido. También están quienes quieren ejercer control o probar límites, sobre todo si no han reflexionado sobre el tema del consentimiento.
Muchos hombres también “asocian su valor personal con su pene y quieren escuchar lo grande o impresionante que es”, comenta Tom Murray, Ph.D., terapeuta sexual certificado por AASECT y terapeuta familiar con licencia en Greensboro, Carolina del Norte. Pero cuando esa búsqueda de validación se convierte en la motivación principal, es más probable que se presione o incomode a alguien más allá de sus límites.
Ninguno de esos impulsos te convierte en un monstruo. Pero si el objetivo es sentirte poderoso, manipular a alguien para obtener una foto a cambio o tapar inseguridades, la situación puede volverse más inquietante que erótica. Si lo que realmente necesitas es conexión o tranquilidad, Bell sugiere ver las fotos íntimas como solo una forma de buscar eso, y optar por alternativas más sanas, como enviar un mensaje coqueto (sin pasarte de tono) o hacer planes para verse en persona.
Cómo obtener consentimiento digital antes de enviar una foto íntima
Incluso si tus motivos no son los más puros, deberías practicar el sexting como un caballero. Ahí es donde entra el consentimiento digital. “El consentimiento digital debe ser aún más claro que el presencial”, explica Mindy DeSeta, Ph.D.. “Requiere una pregunta intencional y un ‘sí’ explícito por parte del receptor.”
Así que, si la otra persona no ha dicho claramente que quiere ver tu pene, no tienes consentimiento.
Y si te resulta incómodo preguntar, especialmente a una mujer, si desea verlo, “espera a que te lo pidan”, dice Court Vox, coach de intimidad y sexualidad somática. Puede que esperes mucho tiempo (o para siempre), pero si llega a suceder, podrás estar seguro de que realmente quiere verlo.
El consentimiento digital también aplica a la distribución: lo que el receptor hace con tu foto. Obviamente, no está bien compartir el contenido íntimo de otra persona sin permiso, pero, lamentablemente, sucede. Por eso, antes de presionar “enviar”, recuerda que una vez que una foto está en internet, pierdes el control sobre ella.
Esa es la realidad, explica Tom Murray, Ph.D., así que toma y comparte con precaución. De hecho, muchos hombres queer envían fotos sin mostrar el rostro para evitar ser identificados en caso de filtraciones, agrega Ed Bell. Mientras tanto, el creador de contenido Remy Duran tiene su propia filosofía: “Toma y envía fotos como si fueran a filtrarse, y no compartas nada que te horrorizaría ver publicado después.”

De acuerdo, vas a enviarla. ¿Cómo hacer que no sea terrible?
Motivos, revisados. Consentimiento, recibido. Riesgos, aceptados. Bien, hablemos de la parte visual.
Remy ha visto lo peor de lo peor. En su lista de errores imperdonables están las fotos tomadas sobre el inodoro y los ángulos imposibles desde el suelo. “Algunos hombres creen que basta con mostrar el pene sin preocuparse por los ángulos más favorecedores”, dice Duran. “No quiero una imagen ambigua, quiero ver las proporciones: largo, grosor, forma.” Estas son sus recomendaciones básicas:
Evita el baño.
Ni inodoros, ni espejos sucios, ni montañas de ropa. “De pie es la mejor opción”, explica Duran. “Tu cuerpo se ve más estirado y hay menos margen de error.”
Encuentra el mejor ángulo.
Una foto desde tu perspectiva mirando hacia abajo o un ligero ángulo lateral frente al espejo suele funcionar mejor que una toma extraña desde el suelo.
Muestra con claridad.
Esto no es un avistamiento de Bigfoot. Asegúrate de que se entienda lo que se ve. Además, la posición de las manos importa, dice Duran, aunque la clave es conocer tu cuerpo y usarlo a tu favor.
“¿Tienes músculos? ACtívalos. Quizá una mano detrás de la cabeza o al costado, pero que se vea natural. Es muy fácil acertar con eso.”
Piensa en la firmeza.
El consejo profesional de Remy: “cocksmaxxing”, es decir, capturar la erección en el punto exacto en que se ve mejor. “Hazlo cuando estés al 80 % y bajando desde el 100 %, ese es el momento en que la forma y las venas se definen mejor”, explica.
Y sí, el momento importa. “Estar al 80 % y subiendo no tiene el mismo aspecto ni definición que al bajar”, agrega Duran. “Así logras que se vea más vascular y estéticamente potente.”
Al final, cuando tomes una foto íntima, recuerda tres cosas: tener suficiente autoconciencia para saber por qué la envías, el respeto de pedir permiso antes de mostrarla, y la madurez para aceptar cualquier respuesta.
Solo entonces podrás enviar una foto que sea deseada y que valga la pena ver.
Vía Men’s Health
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