Por qué vale la pena hacer propósitos de Año Nuevo
La ciencia respalda tu reinicio de enero: establecer metas puede fortalecer tu motivación, tu bienestar y tu salud mental.
El inicio de un nuevo año trae consigo esa mezcla entre motivación y reflexión que impulsa a muchos a proponerse metas. Y aunque los escépticos aseguren que los propósitos de Año Nuevo son inútiles, la ciencia demuestra lo contrario: establecer objetivos realistas y medibles sí puede transformar tu bienestar físico y mental.
De acuerdo con Andrew Tracey, director de fitness y entrenador de Men’s Health, enero es el momento ideal para hacerlo. “Hay menos distracciones sociales y más personas enfocadas en mejorar sus hábitos, lo que crea un ambiente que favorece el cambio”, explica. Aprovechar ese contexto puede marcar la diferencia al intentar mantener tus metas.
Además, Tracey recuerda que durante este mes abundan los mensajes que promueven cambios positivos. Aunque muchos provengan de campañas comerciales, pueden servir como recordatorio de algo esencial: no necesitas grandes transformaciones para empezar, solo constancia y dirección.
Otro aliado psicológico es el Efecto de Nuevo Comienzo (Fresh Start Effect), que explica cómo los “hitos temporales” —como un nuevo año o un cumpleaños— pueden aumentar la motivación y facilitar la adopción de nuevos comportamientos. Este efecto crea una línea mental entre el pasado y el presente, permitiendo dejar atrás los errores y enfocarte en la mejora personal.
Según la psicóloga de la salud Becky Richards, este tipo de propósitos no solo funcionan como una lista de metas, sino como una herramienta emocional. “Trabajar hacia objetivos concretos satisface una necesidad psicológica de crecimiento y dominio personal”, asegura. Este impulso natural se traduce en bienestar, claridad mental y sensación de propósito.
El psiquiatra Sham Singh coincide: los propósitos de Año Nuevo activan el sistema de recompensa del cerebro, lo que refuerza la motivación. “Cada pequeño avance libera dopamina, y esa sensación de logro fomenta la perseverancia”, explica. Además, tener metas te da control sobre tu entorno y tus emociones, reduciendo la ansiedad y fortaleciendo la salud mental.
Y si temes “fracasar”, no te preocupes. Un estudio con más de 2,000 personas reveló que la mayoría mantiene un nuevo hábito por unas siete semanas, pero otro trabajo publicado en PLOS ONE encontró que más del 50% logra sostener sus propósitos después de un año. Lo importante no es la perfección, sino seguir intentando.
Si no alcanzas tu objetivo, celebra los pequeños progresos. Cada intento cuenta. Si lograste levantarte temprano durante un mes o comiste mejor por semanas, eso ya representa un cambio positivo. Los buenos hábitos no nacen de la perfección, sino de la práctica constante.
Por eso, al formular tus propósitos, evita el clásico “nuevo año, nuevo yo”. En su lugar, piensa: “nuevo año, nueva oportunidad”. Ese simple cambio de mentalidad convierte los objetivos temporales en hábitos sostenibles que se mantienen más allá de enero.
Así que este año, deja de temerle a los propósitos. Usa la energía del comienzo de año para diseñar una versión más disciplinada, fuerte y equilibrada de ti mismo. No se trata de ser otro, sino de mejorar lo que ya eres.
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