¿Qué hace que sean tan valiosos algunos relojes?

Para empezar, habría que diferenciar entre precio y valor. El primero está fijo (cuando hablamos de relojes nuevos) y lo establece la compañía que produce la pieza. Al ser perfectamente comparable con el de otros productos o servicios, el precio es una medida objetiva. El valor, por otra parte, es algo que depende de la percepción del consumidor; de lo que cree que está recibiendo a cambio de su dinero. Es por eso que algo puede valer mucho para alguien y no tanto para otra persona. Pero hay un elemento importante que debemos mencionar aquí: el conocimiento. Es posible que si crees que algo no tiene tanto valor como le atribuyen otros esto se deba a que te falta información. Cuán escaso es el material que se usa, por ejemplo, y la dificultad que implica trabajar con él, son detalles que modifican por completo la ecuación. Aquí te damos la información que necesitas para que tu percepción sea más informada.

EL SAVOIR-FAIRE RELOJERO

El interés del ser humano por medir el paso del tiempo se remonta a milenios atrás y el uso de relojes mecánicos a por lo menos el siglo XVI. Desde entonces, estos objetos han evolucionado tanto en términos de precisión como de belleza. Ha habido tantas innovaciones en cuanto a lo primero (el tourbillon, obra de Abraham-Louis Breguet, para contrarrestar los efectos de la gravedad y mejorar la precisión; el escape coaxial, creado por George Daniels, que reduce la fricción y alarga los intervalos de servicio) como en lo segundo (el guilloché, una técnica de grabado que se realiza a mano mediante un buril; el pavonado del acero de las agujas que les da un característico tono azulado). Es el ingenio y talento de múltiples generaciones de artistas y relojeros lo que ha dado lugar a las piezas que vemos hoy. Eso suma a su valor. Ahora pasemos a la materia prima.

LOS MATERIALES

Cajas

No alcanzaría el espacio para mencionar todos los materiales que se utilizan en esta industria, pero destaca en primer lugar el acero inoxidable por ser resistente y maleable. Es el material del cual se compone la enorme mayoría de los relojes. Hay diferentes grados como 316L y 904L. Si bien está presente en relojes de apenas unos cientos de dólares, también es el material con que se fabrican piezas de alta gama como el icónico Historiques 222 de Vacheron Constantin (el original se lanzó para celebrar el aniversario doscientos veintidós de la manufactura y fue reintroducido este año).

Otro material común, aunque no por eso menos espectacular, es el oro. Sabes que es un metal precioso, pero, ¿sabías que las marcas suelen tener sus propias aleaciones? Un ejemplo es el oro “Everose” de Rolex. Lo funden ellos mismos. Es un oro rosa de 18 quilates patentado por la corona. Es la aleación que ves en este Oyster Perpetual Day-Date 40. Otro ejemplo de lo anterior es el “Honeygold” de A. Lange & Söhne. Se compone de 75% oro puro con cobre y zinc añadidos a la mezcla. Esto le da un tono cálido. Omega tiene el Moonshine Gold, una aleación de oro amarillo de 18 quilates. Es más pálido que el oro amarillo tradicional y está inspirado en la forma en que brilla la luna en el cielo. En el caso de Audemars Piguet, está el “Sand Gold”: una mezcla de oro con cobre y paladio. También el platino, titanio y cerámica pueden encontrarse en las vitrinas de las marcas de alta relojería, pero queremos mencionar aquí un material que seguramente no conocías: el carburo de tungsteno. Fue la elección de F.P. Journe para la caja del Chronomètre Furtif (significa, “furtivo” y queda claro de inmediato por qué). Es una pieza espectacular que sólo un conocedor podría identificar. Es uno de los metales más resistentes que existen; es dos veces más denso que el acero.

Esferas

Si bien suelen ser metálicas, comúnmente fabricadas en latón (una aleación de cobre y zinc), y con un acabado ya sea mate o pulido, también pueden estar decoradas con una capa de esmalte o “enamel”. Esto es cristal en polvo al cual se le añade un líquido y se calienta. Es una técnica que usa Vacheron Constantin en piezas especiales como las de su colección Métiers d’Art. Quizá hayas visto también esferas de piedra como la del nuevo GMT Master II de Rolex, llamada “Tiger Iron”. Es una combinación de ojo de tigre, jaspe rojo y hematita plateada. Otro ejemplo es el Zenith G.F.J., el cual emplea lapislázuli en la carátula, una gema que se utiliza desde la antigüedad en la joyería y que remite invariablemente al azul profundo del mar.

La más espectacular de las piedras, contemplando su origen, es con toda seguridad el meteorito. Además de que te permite decir que una parte de tu reloj estuvo viajando por el espacio durante eones, cada fragmento, y por ende cada carátula, es único. Nadie tendrá un reloj que sea idéntico al tuyo, aunque provenga de la misma piedra. La más usada es el meteorito Gibeon que aterrizó en Namibia.

Brazaletes

Al igual que ocurre con las cajas, cuando están fabricados en algún metal, pueden tener superficies pulidas y cepilladas. Una combinación de técnicas implica un mayor trabajo y, por ende, más valor. Los hay de acero, metales preciosos, cuero, materiales textiles y caucho. Vale la pena destacar este último dado que, como ves en el Baume & Mercier Riviera, contribuye a darle un aspecto deportivo a la pieza. Este reloj en particular cuenta con función de medición de las mareas. Es decir que su hábitat natural es junto al mar, así que el caucho es la elección ideal.

¿Valen lo que cuestan los relojes?

Eso tendrás que decidirlo tú mismo. Lo cierto es que detrás de cada uno de estos artefactos hay enorme esfuerzo y pasión de parte de miles de personas. Toma eso en cuenta la próxima vez que voltees a ver tu muñeca.

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