Beneficios de la naturaleza para tu salud mental
¿Te sientes agotado y sin ánimos? La mejor forma de restablecer tu sistema es pasar tiempo en exteriores.

En 2016, Manny Almonte acompañó a un grupo de amigos a un viaje de camping en Lake George en las montañas Adirondack, al noreste del estado de Nueva York. Almonte creció en República Dominicana, rodedo de naturaleza, pero desde que llegó a Nueva York a mediados de los 90, dejó de experimentar los beneficios que brinda pasar tiempo lejos de la civilización. Ese viaje cambió algo en su interior. Comprendió que la naturaleza es una poderosa herramienta para promover la salud mental, y una de la que no tomamos ventaja con la frecuencia suficiente.
Dos años más tarde, creó Camping to Connect, una organización sin fines de lucro que organiza experiencias en exteriores para hombres jóvenes. Al principio, le costó algo de trabajo convencer a otros neoyorquinos de pasar tiempo bajo las estrellas. Sin embargo, poco a poco la gente comenzó a anotarse y experimentar los beneficios. “Durante la noche, frente a la fogata, empézaron a hablar de su relación con sus padres. Eran hombres grandes y fuertes llorando en un ambiente seguro”.
Puedo sentirme identificado con eso. He pasado gran parte de mi vida en la naturaleza y he experimentado esa sensación de apertura. Me atrae tanto estar afuera que mi vida gira en torno a ello. El sitio donde vivo (un pueblo en las Montañas Rocosas), las personas con las que paso mi tiempo, lo que hago para trabajar y divertirme, todo gira en torno a la facilidad de pasar tiempo en exteriores. Pero fue hasta hace poco que comprendí con claridad cómo es que esto contribuye a la salud y la felicidad.
Esto en parte se debe a un nuevo libro de Marc G. Berman, Ph.D., un profesor de la University of Chicago, titulado Nature and the Mind: The Science of How Nature Improves Cognitive, Physical, and Social Well-Being. Para Berman, el poder de la naturaleza está relacionado con la atención. En ese sentido, las pantallas son nuestro peor enemigo. El distanciamiento respecto a la naturaleza ha contribuido también al crecimiento de las tasas de estrés, enfermedades crónicas, soledad y otros problemas de salud mental. Reconectar con ella es parte de la solución. Berman, quien se refiere a lo que hace como “neurociencia ambiental”, argumenta que entrar en contacto con la naturaleza, como sea que lo hagamos, desde acudir a un Parque Nacional hasta sentarnos en un jardín, puede ayudar a desenmarañar nuestros pensamientos y callar a la mente.
Este mecanismo se explica a través de algo llamado “teoría de la restauración de la atención”, una idea desarrollada en 1992 por Stephen y Rachel Kaplan, profesores de psicología de la University of Michigan. Esta teoría divide la atención en dos tipos. El primero es la atención dirigida, es lo que usamos para el trabajo, los deportes o perder el tiempo viendo el teléfono. El segundo tipo es la atención involuntaria, la cual empleamos cuando caminamos por el bosque. Según explica Berman, la atención dirigida se agota. La involuntaria no. “Los ambientes naturales están en un punto que podríamos considerar de fascinación suave”. Los parques, bosques y playas tienen la capacidad de darle un descanso a nuestra mente. El problema es que muchos de nosotros no vivimos cerca de estos sitios. Desde el año 2007, más de la mitad de la población mundial ha migrado a áreas urbanas. Es un parteaguas en la historia de la humanidad. Los expertos especulan que para 2050, alrededor del 70% de nosotros viviremos en ciudades. Además, el acceso a la naturaleza también está condicionado por cuestiones socioeconómicas.
La buena noticia es que no necesitas mudarte a una isla desierta donde no llegan los paquetes de Amazon para obtener los beneficios que brindan estos ambientes. “Incluso los espacios interiores pueden transformarse”, de acuerdo con Berman. Cuando tenemos plantas, imágenes y elementos arquitectónicos que asemejan los patrones que encontramos en la naturaleza, esto incrementa la atención, los pensamientos reflexivos y una sensación restaurativa. Incluso las plantas sintéticas y las fotos de naturaleza pueden proveer un impulso mental. Estudios que emplearon resonancias magnéticas encontraron que “la conectividad de la red funcional del cerebro en reposo es mayor cuando los sujetos ven fotos de naturaleza que de ambientes artificiales”, según explican los científicos en Nature.
Exactamente cuánta y qué tipo de exposición es algo que aún no está del todo claro, de acuerdo con Berman. Lo ideal es pasar tiempo afuera en un sitio natural, y si tienes los medios, aplica la regla 20-5-3 de Rachel Hopman-Droste, Ph.D., una investigadora de Pearson. Ella recomienda pasar 20 minutos en un espacio verde tres veces por semana; cinco horas en un ambiente semisalvaje, piensa en un parque con mucha vegetación y senderos, una vez por mes, y tres días en un lugar desconectado de la civilización una vez por año. Esa es la dosis mínima efectiva. Si eso te parece demasiado ambicioso, un estudio de 2023 encontró que las personas se sienten mejor mentalmente cuando están en un espacio que tiene muchas plantas (¿siguen vivas las que tienes en tu departamento?).
Cuando le digo todo esto a Manny Almonte de Camping to Connect, me cuenta sobre las múltiples ocasiones en que ha llevado a niños urbanos al bosque a acampar por primera vez. “Les quitamos los teléfonos, algo sobre lo cual les advertimos desde antes de salir, y puedes ver el dolor en sus rostros”, dice. “Pero eso no se compara con el momento en que les pedimos que se quiten los zapatos para un ejercicio de grounding. Pero una vez que lo hacen y empiezan a sentirse más cómodos, ves cómo cambia su actitud. Les das permiso de sentir el pasto bajo sus pies y eso para ellos es como una revelación”.

Me reencontré con la naturaleza. Y tú también puedes hacerlo.
Historias reales de hombres como tú.
Martin Heinrich, 53 años, político de Nuevo México
Cuando lo eligieron senador en 2012 y se mudó a Washington D.C., decoró su oficina con imágenes de sitios naturales. “Tengo monturas europeas (cráneos de animales limpios y montados en la pared), pinturas de paisajes, tapetes de la tribu Navajo y una vista arbolada”, explica quien es defensor del medio ambiente. “No me siento yo si no paso tiempo en exteriores. Me preocupa que los niños no tengan acceso a estas cosas. Todos deberían estar siempre a 10 minutos máximo de un espacio verde”.
Rick Tallman, 62 años, fundador de Tallmanpacific Consulting
Rick pasó 20 años en Denver, trabajando “24/7” y haciéndose cargo de tres compañías de energía sostenible a la vez. Para equilibrar esto, se desconectaba algunos fines de semana y se iba a acampar solo. “Tenía que estar en la ciudad para trabajar. Me di cuenta de que necesitaría aprovechar al máximo el poco tiempo que tuviera para estar en la naturaleza. Solía decir a manera de broma que pasar una semana a solas en el bosque era lo que me permitía tolerar a la raza humana durante las 51 semanas restantes”.
Thosh Collins, 43 años, entrenador
Collins aprovecha cada oportunidad que tiene para entrenar en exteriores. Esto tanto por la diversidad de retos físicos que brinda su “gimnasio natural” (levantar piedras o troncos, por ejemplo), como por los momentos de silencio y gratitud que obtiene. “Te vuelves consciente del presente y no piensas en lo que pasó ayer o en las redes sociales. Haces a un lado esas cosas un momento y reconectas con tu humanidad y con lo que en verdad importa, aquello que te da vida”.
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