5 consejos para superar el miedo a volar

La temporada de vacaciones se acerca y para muchos, el miedo a volar vuelve a aparecer. El miedo es útil en la mayoría de los casos, pero en un avión no tiene ninguna utilidad. ¿Sufres de miedo a volar? Sigue los consejos de Dokter Bosman y haz de tu viaje algo más placentero. 

El miedo a volar comienza en la puerta de embarque.

En la puerta de embarque es cuando comienzan los problemas. Preferirías dar la vuelta, pero de todos modos entras por la pasarela. Le dices algo al auxiliar de vuelo, pero ni siquiera notas lo hermosa que es. Como si estuvieras aturdido, buscas tu asiento en la abarrotada aeronave. Se encienden los motores. Con las manos sudorosas, intentas concentrarte en tu revista. Las letras parecen bailar, no tienes idea de lo que dicen. Luego, el auxiliar de vuelo cierra la puerta. Ahí te das cuenta: ya no puedo salir. Quedas paralizado en tu asiento. Durante el despegue, tu corazón se acelera. Te sientes angustiado, piensas que vas a morir o volverte loco. Y aún te quedan otras dos horas y media… ¿Te suena familiar? 

Según el psicólogo de la ansiedad estadounidense Dr. Reid Wilson, creador de un programa mundialmente reconocido para combatir el miedo a volar, el pánico en el avión es una reacción física normal a señales malinterpretadas. Sigue los cinco consejos a continuación y lo más probable es que pronto vueles relajado hacia el sol.

Consejos para superar el miedo a volar

Consejo 1: Confía en la aerolínea

Aproximadamente la mitad de las personas con miedo a volar piensan, consciente o inconscientemente, que volar es arriesgado. La posibilidad de sufrir algún percance dentro del avión es mínima. Si pasaras toda tu vida en un avión, el riesgo de morir seguiría estando muy cerca del cero. 

Ten en cuenta esto:

• Los costos y el esfuerzo para entrenar a un piloto son comparables a los de entrenar a un cirujano.
• Un avión comercial está literalmente lleno de sistemas de respaldo y puede aterrizar perfectamente incluso sin potencia (incluso en el río Hudson).
• A cierta velocidad, un avión debe volar, al igual que un barco debe flotar. Si la aeronave tiene suficiente velocidad, es físicamente imposible caer.
• La turbulencia para un avión es como las olas para un barco: un elemento natural. Asciende o desciende en una masa de aire en movimiento vertical, eso es todo.
• Un avión emite ruidos constantes, siempre tienen una función. 

Consejo 2: Acepta sensaciones negativas

Este es el paso más difícil, pero también el más importante para volar sin miedo. Va en contra de tu naturaleza: después de todo, quieres deshacerte de ese maldito miedo. Sin embargo, es lo único que funciona. Luchar contra el pánico es una batalla perdida desde el principio. El sistema límbico primitivo, que grita “alarma”, no es racional. Cuanto más grites para que desaparezcan las sensaciones desagradables, más fuerte te sujetarán. Reid Wilson sugiere hacer exactamente lo contrario. Acepta los síntomas de tu miedo. Reserva un vuelo y vuela. Está bien, odias esto. Pero pasa por el control de seguridad, camina por la pasarela, siéntate. Deja que tu corazón se acelere, tu corazón es joven y fuerte. Deja que el sudor fluya. No pienses “no puedo soportarlo, esto tiene que parar ahora mismo”, sino que alienta tus síntomas. Observa hasta qué punto puedes aumentar tu frecuencia cardíaca. Si lo haces con total entrega, el pánico perderá su encanto y te sorprenderás al descubrir que te sientes más tranquilo.

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Consejo 3: ¡Respira!

La respiración, ¿no se hace automáticamente? Claro que sí. Pero cuando estás ansioso o en pánico, tu patrón de respiración cambia. En lugar de ser profunda y calmada, se vuelve rápida y superficial. A menos que te muevas (lo cual es menos práctico en un avión), esto va acompañado de sensaciones como mareos, opresión en el pecho, hormigueo en las manos y alrededor de la boca, dolor en el pecho… todas señales que refuerzan el pánico. La respiración solo refleja el estado del sistema nervioso autónomo. Y ese estado es el pánico. La buena noticia es que puedes activar el “freno” mediante una respiración abdominal tranquila. Solo debes tener un poco de paciencia.

Consejo 4: Relájate

Si logras relajar tus músculos, tu miedo disminuirá automáticamente. Es más fácil decirlo que hacerlo. Aquí también, el profesor Wilson aconseja aplicar el principio de la paradoja. Primero, aumenta conscientemente la tensión muscular y luego la relajación vendrá automáticamente. Prueba el agarre del reposabrazos de 10 segundos:

• Aprieta los brazos en el reposabrazos y tensa todos tus músculos del brazo con la mayor fuerza posible. Tensa también los músculos abdominales.
• Mantén la tensión durante 10 segundos mientras sigues respirando tranquilamente.
• Suelta y realiza una respiración abdominal consciente.
• Repite este ciclo tres o más veces.
• Vuelve a la calma dejando tus brazos colgando sueltos.

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Consejo 5: Sigue tu propia lista de verificación de vuelo

Los pilotos siguen su lista de verificación antes del despegue. Tú también puedes seguir tu propia lista de verificación. Antes y durante el vuelo, puedes hacer algunas cosas pequeñas para ser más resistente al estrés durante el vuelo. No consumas bebidas con cafeína antes y durante el vuelo, y evita alimentos azucarados. Tanto la cafeína como el azúcar estimulan la liberación de hormonas del estrés y pueden provocar fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre. Bebe más agua de lo normal, ya que el aire a bordo tiende a ser seco. Evita el consumo de alcohol antes y durante el vuelo. Por lo general, el alcohol tiene un efecto calmante, pero también puede desencadenar ataques de pánico que son aún más intensos.

La concentración y el miedo son incompatibles. En otras palabras, si logras enfocarte en algo, automáticamente te calmarás. Sin embargo, forzarlo no funciona. Sal con tiempo hacia el aeropuerto para no tener que apresurarte. También es útil para llegar a tiempo a tu vuelo. Pasa por el control de seguridad temprano y disfruta del bullicio del aeropuerto. Si viajas por placer, visualiza tu llegada y estancia. No luches contra pensamientos negativos, simplemente deséchalos. Tan pronto como te sientes, realiza ejercicios de relajación, habla con tus compañeros de asiento y observa cómo otros pasajeros embarcan.