El arte de distinguir un reloj auténtico
Desde los modelos G-SHOCK hasta los BABY-G, la falsificación está en auge en México. Te decimos cómo identificar la calidad real de un reloj.

La industria relojera enfrenta un reto silencioso: la falsificación. Datos de la OCDE revelan que los relojes representan el 23% de los productos incautados a nivel global. En México, la situación es visible en mercados como Tepito (CDMX), San Juan de Dios (Guadalajara) o La Cuchilla (Puebla), donde abundan imitaciones que buscan engañar al consumidor.
Pero identificar un reloj auténtico no solo es cuestión de precio. Requiere de una observación detallada, casi como una cata sensorial: primero con la vista, después con el tacto y finalmente con la comprobación de su funcionamiento.
La primera impresión: la vista
Todo comienza con lo evidente. Al observar la carátula y el bisel, la calidad de la impresión debe ser impecable: sin letras chuecas, borrosas o deformes. Un reloj original mantiene sus tintas firmes y nítidas con el paso del tiempo. Además, los códigos de módulo y modelo impresos deben coincidir con los instructivos y la caja del producto.


El detalle en el diseño
En los relojes digitales, los dígitos de siete segmentos son gruesos y definidos; en los falsos suelen verse más delgados o mal formados. En los modelos análogos, las manecillas deben ser siempre funcionales, nunca un adorno fijo. Aquí es donde la vista entrenada detecta inconsistencias.


El segundo paso: el tacto
Un reloj auténtico se siente sólido. El acero inoxidable en la tapa posterior es un estándar de calidad que muchas imitaciones no cumplen. El peso también es clave: las piezas falsas suelen ser más ligeras porque utilizan materiales de menor resistencia. Pasar los dedos por los bordes y acabados ayuda a percibir si hay un grabado bien definido o uno tosco y poco duradero.


La experiencia del material
El empaque también habla. Un reloj legítimo viene acompañado de manuales, garantía y número de serie claramente identificable. El acabado de las correas, el grabado del logo y la textura de los botones son detalles que, al tacto, revelan autenticidad o fraude.
El tercer nivel: el funcionamiento
Más allá de la apariencia y la sensación, el funcionamiento es la prueba definitiva. Un reloj auténtico no falla en precisión: cada manecilla, cada dígito y cada función responde con fluidez. En cambio, las imitaciones suelen presentar desfases, botones que no operan todas las funciones o incluso coronas decorativas sin utilidad.


Una compra informada
De acuerdo con especialistas, uno de cada cuatro productos comprados en línea es falsificado. Por ello, la recomendación es adquirir siempre en canales oficiales o distribuidores autorizados. “La falsificación no solo vulnera la propiedad intelectual, también distorsiona la experiencia del usuario”, señaló Dulce Armenta, responsable del área de Comunicación de CASIO.
Más allá del estilo
Un reloj auténtico no es solo un accesorio: es una inversión en calidad, precisión y durabilidad. Detectar una falsificación a tiempo es proteger tu dinero y tu experiencia como consumidor.
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