El cáncer en menores de 50 crece: ¿cómo enfrentarlo?
Aunque las tasas de cáncer van a la baja entre los adultos mayores, están aumentando entre las personas jóvenes. Esto ha revelado algunas deficiencias tanto en el diagnóstico como el cuidado. También ha puesto una pregunta sobre la mesa para los expertos: ¿Cómo haces para brindarle información vital a las personas que no saben que la necesitan?
Viendo en retrospectiva, todas las señales estaban ahí: fatiga, dolor de espalda baja y sangre en las deposiciones. Pero en ese momento, Dan Ridge podía explicarlas todas. Se sentía cansado porque se desvelaba. Le dolía la espalda porque usualmente estaba constipado. Incluso el sangrado, pensaba, podía explicarse por el estrés seguramente.
En ese momento, Dan tenía un trabajo de tiempo completo y dos hijos pequeños. Estaba planeando su boda y acababa de enterrar a su suegro. “El Dr. Google decía que era estrés, así que me quedé con esa idea”, explica.
Después de todo, Dan seguía siendo joven. “Si hubiera tenido más de 60 y notara sangre en el excusado, quizá lo habría visto de otra forma”, relata. “Pero apenas tenía 38”.
Unos meses después, a principios de 2023, el hijo de nueve años de Dan llevó una hoverboard nueva a casa. Dan decidió probarla, se cayó y se lesionó espalda y cuello. Esto terminó salvándole la vida.
Cuando Dan fue a una cita con el fisioterapeuta, una encuesta que respondió detectó una anormalidad en sus hábitos y lanzó una alerta que llegó a su médico de cabecera. Para entonces, visitaba el baño 10 veces por día, y en algunas tardaba hasta media hora.
Cuando su doctor le escribió para agendar un examen de próstata, el cáncer era una de las causas que tenía en mente, además de la enfermedad de Crohn. Dan no estaba muy preocupado en ese momento ya que, de nuevo, la juventud estaba de su lado.
El diagnóstico fue rápido y contundente: tenía cáncer de intestino. “Ni siquiera pudieron terminar la colonoscopía por el tamaño que tenía el crecimiento anormal”, relata. “No pensé que mis síntomas fueran suficientemente malos como para indicar cáncer”.
La estadística que revela que una de cada dos personas van a desarrollar algún tipo de cáncer en su vida es muy conocida, pero si aún no tienes 60, es comprensible que creas que no aplica para ti todavía. Este padecimiento impacta sobre todo a las personas entre 85 y 89 años. Sin embargo, hay señales preocupantes de que esto ha comenzado a cambiar y esto tiene consecuencias para la forma en que pensamos en el cáncer y cómo lo tratamos.
Las tasas de cáncer de aparición temprana, en personas de 50 y menos, se están elevando rápidamente. De acuerdo con una investigación publicada recientemente en BMJ Oncology, los casos se han incrementado en casi 80% entre 1990 y 2019. El cáncer nasofaríngeo y el de próstata son los que más han crecido. Sin embargo, los más letales, aquellos que han traído más consecuencias graves para las personas jóvenes, son los relacionados con los senos, garganta, pulmón, intestinos y estómago.
“Hay un incremento en el grupo que va de los 14 a los 49 años”, dice Richard Sullivan, director del Institute of Cancer Policy y profesor de King’s College London. Quizá lo más preocupante es que la enfermedad tiende a ser más agresiva con las personas jóvenes. Esto como resultado de un diagnóstico tardío y el número de procesos naturales de protección que tienen que haber fallado para que la enfermedad progresara. El profesor Sullivan lo resume así: “Cuanto más joven seas cuando lo desarrollas, más cosas tienen que haber salido mal”.
Nunca eres demasiado joven
Esta nueva cara del cáncer representa un reto para los expertos y las instituciones que buscan curar la enfermedad de una vez por todas. En marzo, Cancer Research UK del Reino Unido y el National Cancer Institute de Estados Unidos dedicaron 20 millones de dólares a investigar el incremento en las tasas de cáncer intestinal de aparición temprana.
“Creo que la pregunta central es: ¿Por qué estamos viendo esto?”, dice Andrew Chan, profesor de medicina en el Massachusetts General Hospital. “Hay una tendencia muy clara que revela una caída en el cáncer en personas mayores. Sin embargo, en personas jóvenes está creciendo”. Esto no sólo tiene implicaciones en términos de la carga que representa la enfermedad a nivel social, sino que hay algunas causas ambientales que no somos capaces de descifrar del todo”, dice el profesor Chan.
Algunos factores de riesgo ya establecidos como la obesidad e inactividad están creciendo desde hace décadas y aplican tanto para pacientes mayores como jóvenes. “Pero esa no es la historia completa”, de acuerdo con el profesor Chan. “Para remediar esta tendencia, tenemos que saber qué es lo que está detrás de incremento”. Adicionalmente, la conciencia en torno al tema no se ha extendido tanto como quisiéramos entre la población general. Como resultado, son muchas las personas que mueren antes de tiempo.
El cáncer intestinal, conocido también como colorrectal, es especialmente preocupante debido a su prevalencia entre los cánceres de aparición temprana y su elevada tasa de muerte. Aunque es el cuarto más común, es el segundo en letalidad. Esa es otra tendencia que va al alza.
Una investigación publicada en enero en Annals Of Oncology prevé que este incremento continuará. Los factores clave son la obesidad y condiciones relacionadas como un nivel elevado de azúcar en sangre y diabetes. A esto se suma el consumo de alcohol y un estilo de vida cada vez más sedentario.
De acuerdo con Cancer Research UK, más de la mitad de los casos de cáncer colorrectal pueden prevenirse con algunos cambios simples en el estilo de vida. Esto subraya la importancia de hacer llegar la información a cada vez más personas. Dado que las campañas de concientización suelen enfocarse en personas mayores, aquellos que aún son jóvenes podrían no enterarse del riesgo que corren sino hasta que es muy tarde.
Señales de alerta
Durante la pandemia, en espacio de seis meses, Olly Whitman perdió a dos personas cercanas por el cáncer colorrectal. Ambos estaban en sus cuarentas, con familias jóvenes. Uno de ellos era el hermano mayor de su mejor amigo, a quien también consideraba un hermano. Lo diagnosticaron en noviembre de 2020 y no llegó al fin de año. “No podía creerlo”, dice Olly, padre de dos hijos. “¿Cómo puedes pasar de no saber que hay algo malo a ya no estar aquí en apenas tres meses?”. Así que decidió pagar por un análisis médico completo. “Les dije: ‘lo que tengan que hacer, adelante, sólo analícenme’”. Le dijeron que era muy joven para que lo revisaran en busca de cáncer colorrectal, pero él sabía que eso era lo que se había llevado a sus amigos. “De pronto te vuelves muy consciente de que hay gente de tu edad que está muriendo”. Sus resultados revelaban que gozaba de buena salud, pero dos años más tarde, en diciembre de 2022, se estaba lavando los dientes cuando notó una inflamación en su garganta. No le dolía pero era de tamaño considerable. “Como el estuche de unos AirPods”. Olly no le dio demasiada importancia y lo achacó a la amigdalitis que sufría desde hace años, pero cuando la inflamación seguía ahí en enero, se dio cuenta de que debía ser un adulto al respecto. Tras una consulta en línea, fue referido con un especialista y más tarde se sometió a una cirugía. A finales de febrero, tras hacerle una biopsia al tejido que retiraron, lo llamó su doctor: Olly tenía linfoma no Hodgkin (LNH). “En pocas palabras: cáncer de la sangre”.
Olly no podía creerlo. Estaba por cumplir 41 años. “No es que pensara ‘Oh Dios, ¿por qué a mí?’. Simplemente me parecía muy raro porque no me sentía mal en absoluto”. Un especialista le presentó una tabla que indicaba una expectativa de vida, posdiagnóstico, de 20 años. Recuerda que se le heló la sangre. “¿Me estás diciendo que apenas alcanzaré a ver a mis hijos irse a la universidad?”.
Luego, le explicaron que la tabla representa los casos entre personas de 65 años o más. “No fue tan claro como podría haber sido”, recuerda Olly con humor. Tras 22 semanas de quimioterapia, a Olly lo dieron de alta en enero y ahora busca generar conciencia en torno a este tema. “Si hay algo que te genere dudas, ve y revísate”.
Sufrir en silencio
Incluso con los tipos de cáncer más agresivos, la prognosis para los pacientes jóvenes suele ser buena, si es que se detectan a tiempo. Pero la resistencia de parte de los hombres a ser proactivos con su salud incrementa el riesgo. De acuerdo con el Men’s Health Forum, son 32% menos proclives a visitar a un doctor, a comparación de las mujeres.
No sólo es que lo eviten, dice el profesor Sullivan, sino que quienes dependen de su salario diario para sobrevivir no pueden darse el lujo de tomarse un tiempo para visitar a un médico”. Son más propensos a ignorar los síntomas y, por tanto, no suelen recibir atención a tiempo”.
Una gran cantidad de hombres son diagnosticados una vez que se presentan a la sala de emergencias con una obstrucción intestinal. Para entonces, el cáncer ya se ha extendido, según explica el profesor Sullivan. Con el cáncer colorrectal, dice, al igual que el de esófago, pasamos de curable a incurable muy rápido.
Es fácil pasar por alto los síntomas. Entre las causas de preocupación más importantes, están algunas cosas que quizá no notes o que podrían confundirse con otra cosa como inflamación inusual, cambios en el aspecto de lunares, tos con sangre, fatiga y falta de aire.
En retrospectiva, Dan puede ver que la fatiga que experimentó en el 2022 fue mucho mayor que lo que podría explicarse simplemente por ser padre y tener que trabajar hasta tarde. Hoy reconoce que su enfoque de “esperar y ver” provenía de una combinación de ingenuidad y pereza. Hay una actitud de “fájate los pantalones y sigue adelante ahí también”. Por supuesto, el tabú asociado con hablar de la próstata no ayuda tampoco.
De acuerdo con Genevieve Edwards de Bowel Cancer UK, las personas que experimentan síntomas suelen esperar hasta seis meses antes de contactar a su doctor. La organización lleva a cabo eventos de concientización para evitar que esto ocurra. Edwards recuerda uno en el que a un hombre prácticamente lo arrastraron para que acudiera. “Ha estado sangrando cuando va al baño desde hace un año”, dijo su pareja. “Y no hace nada al respecto”.
Un shock para el sistema
Cuando Matt Eamer acudió al hospital con un dolor abdominal severo, lo mandaron a casa con un antiespasmódico. Cuando acudió a la sala de emergencias, encontraron que se trataba de cáncer de fase tres. Esto lo llevó a someterse a una cirugía para remover dos tercios de su intestino grueso.
Pero el cáncer de Matt ya se había extendido al hígado. Durante seis meses, se sometió a ciclos “muy agresivos” de quimioterapia. “Constantemente le pedía a los doctores que me dieran todo lo que tenían. Pensaba ‘Tengo dos hijos y no estoy en mis setentas todavía, hagan todo lo que sea necesario’”, cuenta. “Luego, me llamaron por teléfono y me dijeron que me quedaban seis meses de vida”.
Eso fue hace años. Los medicamentos que le recetaron entonces, superaron las expectativas de los médicos y eliminaron todo rastro del cáncer. “Por lo menos por ahora”, advierte. “Soy una persona muy optimista, pero también he aceptado la idea de que este medicamento podría dejar de surtir efecto y mi vida no sería muy larga después de eso”.
Continúa tomándolo todos los días, además de hacerse estudios cada tres meses. Está feliz de estar vivo, pero reconoce que la vida después del cáncer viene con algunos retos. Por ejemplo, le cuesta trabajo mantenerse motivado para las cosas del día a día, después de la enorme sacudida que sufrió. El año pasado, comenzó a acudir a terapia. Esto es un reflejo de lo estrecho del enfoque usual frente al cáncer. Usualmente, se trata de dos aspectos nada más, el “curativo”: eliminar el cáncer; y el “paliativo: aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida. Como paciente joven, Matt sentía como que faltaba algo más. “Creo que para las personas jóvenes hay otros aspectos que deben tomarse en cuenta como la salud mental, el trabajo, los niños y las finanzas”.
Dan opina lo mismo, y enfatiza lo relacionado con la salud mental. No sintió el peso completo de su diagnóstico sino hasta que fue dado de alta por completo, y se enteró de las adaptaciones requeridas para su vida normal, incluida una bolsa de ostomía. “Me cuesta trabajo cuando la gente te dice ‘¡Felicidades, el cáncer se fue!’. Para mí no es así. La bolsa es el cáncer también”. Dan también ha acudido a terapia y recientemente se unió a un grupo de apoyo. Dice que le ha ayudado enormemente, aunque es el miembro más joven.
Esto destaca el hecho de que el sistema no siempre le brinda a las personas que son diagnosticadas siendo jóvenes todo lo que necesitan. Estos individuos usualmente están en el pico de sus carreras y tienen que hacerse cargo de sus familias. A las mujeres se les recomienda que se sometan a tratamientos de fertilidad antes de comenzar con la quimioterapia.
“El cáncer es un diagnóstico terrible, no importa cuántos años tengas, pero cuando te ocurre a temprana edad, y hay otras personas que dependen de ti, las consecuencias pueden ser terribles”, explica el profesor Chan.
La salud mental debería ser una consideración importante con cada diagnóstico, continúa el profesor, pero “el shock al sistema que implica desarrollar cáncer cuando eres joven, y el hecho de que la sociedad no la trata como una enfermedad de personas jóvenes, hace que todo sea más difícil”.
Los casos tempranos podrán ser una minoría actualmente, pero van al alza y esto pondrá a prueba la forma en que las instituciones lidian con el problema. Por ahora, los pacientes jóvenes deben hallar la manera de navegar un sistema que no está pensado para ellos. Dan recuerda la rapidez de su tratamento y el compromiso de su médico. “Se referían a mí como ‘el bebé’”, dice. “Como si estuvieran felices de tenerme ahí”.
Nótalo, atiéndelo y supéralo
En este momento, no hay forma de garantizar que podrás mantenerte del lado deseable de las estadísticas, pero estos tips mejorarán tus probabilidades.
1. Conoce tus factores de riesgo
“Pensar en lo que puedes hacer para reducir tu riesgo es crítico”, dice el profesor Chan. Eso incluye mantener un peso corporal saludable, hacer ejercicio de forma regular y consumir alimentos nutritivos en las cantidades correctas. Las tres cosas están asociadas con una reducción del riesgo, así que hay que poner atención a cada una. El profesor Chan hace énfasis en la importancia de reducir el consumo de azúcares (especialmente refrescos), alimentos ultraprocesados y carne roja.
2. Cuenta tus bebidas
El alcohol está relacionado con siete tipos de cáncer, incluido el colorrectal. De acuerdo con Bowel Cancer UK, 6% de los casos están relacionados con alcohol (7% con el consumo de tabaco). Para mejorar tus expectativas, lo mejor es no consumir ninguna de estas cosas. Si vas a hacerlo, no te pases de 14 unidades de alcohol (5 cervezas) por semana. Cuanto mayor sea tu consumo actual, más te beneficiarás de una reducción.
3. Toma en serio los síntomas
Algunas de las señales más claras, de acuerdo con Cancer Research UK, son sudor por las noches, sangrados inexplicables, inflamaciones y lunares que cambian. Pero algunos síntomas son más sutiles como fatiga, pérdida del apetito, inflamación constante y úlceras. El cáncer colorrectal en particular usualmente puede pasar desapercibido. “Si tienes alguna señal de alerta (sangre al evacuar, dolor abdominal inexplicable, pérdida de peso o cambios en tus hábitos al ir al baño), definitivamente deberías buscar ayuda”, dice el profesor Chan.
4. Sé proactivo
Aunque los casos tempranos van al alza, son pequeños si los comparas con aquellos en el segmento de personas de 65 y más. Pero las personas de menos de 50 no suelen hacerse estudios regularmente. Si tú o alguien cercano a ti experimenta alguno de los síntomas descritos antes, anótalos. Acude con tu médico y pídele una prueba inmunoquímica fecal (PIF)”.
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