¿Intolerancia al gluten o ansiedad por el gluten? Podría ser el efecto nocebo
Cómo te sientes respecto a los alimentos que consumes tiene un impacto directo en cómo te sientes después de comer.
Se estima que en México alrededor del 20% de las personas tienen intolerancia a algún alimento. Los casos están en aumento, lo que genera preocupación sobre por qué tantas personas están experimentando reacciones graves del sistema inmunológico a ciertos alimentos. Al mismo tiempo, también provoca escepticismo en las cenas, cuando la mitad de los invitados aseguran haber desarrollado intolerancia a la lactosa desde la última vez que se devoraron una tabla de quesos.
El gluten, en particular, se ha convertido en un blanco frecuente de las dietas de eliminación. Aunque la enfermedad celíaca es una condición extremadamente seria, solo afecta al 1% de las personas. Sin embargo, algunos estudios indican que hasta el 30% de las personas sigue una dieta libre de gluten debido a la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC).
La SGNC se asocia con síntomas como dolor o molestias abdominales, hinchazón, cambios en los patrones de evacuación, fatiga y dolores de cabeza, síntomas que quizá reconozcas en ti mismo después de comer un plato de cacio e pepe cargado de gluten.
Pero, ¿y si tus síntomas negativos provinieran de tu mente y no de tu sistema digestivo? Investigaciones previas sugieren la existencia de un círculo vicioso entre la ansiedad por los alimentos y los brotes de síntomas: cuanto más creemos que un alimento nos hará daño, peor es la respuesta física, lo que a su vez incrementa nuestra ansiedad al enfrentarnos a ese alimento en el futuro. Ahora, un nuevo estudio se centra específicamente en cómo esto podría influir en la intolerancia al gluten.
El estudio
Este estudio, publicado en The Lancet Gastroenterology & Hepatology, analizó cómo las expectativas sobre el consumo de gluten en comparación con su consumo real impactan en los síntomas.
Los investigadores señalaron que “la ansiedad y la depresión son más comunes en personas con SGNC que en la población general”, sugiriendo que no se puede descartar un componente psicológico como causa de las reacciones intestinales.
Los nocebos, fenómenos en los que sustancias o comportamientos inofensivos provocan efectos secundarios negativos simplemente porque la persona cree que ocurrirán, también han demostrado desempeñar un papel en las intolerancias alimentarias. Con esto en mente, los investigadores evaluaron si el gluten en específico tiene un efecto nocebo.
Para ello, reclutaron a 83 participantes que reportaron tener SGNC y les administraron desayunos y almuerzos con o sin gluten. Los participantes se dividieron en cuatro grupos:
- Expectativa y consumo: A estos participantes se les dijo que estaban consumiendo gluten y efectivamente lo consumieron.
- Expectativa sin consumo: A estos participantes se les dijo que estaban consumiendo gluten, pero no lo hicieron.
- Sin expectativa y consumo: A estos participantes no se les dijo que estaban consumiendo gluten, pero sí lo hicieron.
- Sin expectativa ni consumo: A estos participantes no se les dijo que estaban consumiendo gluten y no lo hicieron.
Después de comer, los participantes calificaron sus síntomas cada hora en una línea horizontal de 10 cm, marcando “sin síntomas” en un extremo y “síntomas severos” en el otro.
Los resultados
El estudio encontró que:
- Los participantes del grupo “expectativa y consumo” reportaron los síntomas más altos, con un promedio de 1.66 cm en la escala.
- El grupo “expectativa sin consumo” mostró un aumento moderado en los síntomas, con un promedio de 1.17 cm.
- Consumir gluten sin saberlo no provocó un aumento significativo en los síntomas, con un promedio de 0.6 cm.
- El grupo de control, que no consumió gluten ni esperaba hacerlo, registró un promedio similar de 0.7 cm.
- Además, las personas reportaron síntomas más intensos después del almuerzo que después del desayuno, lo que sugiere que la exposición repetida (o la expectativa de ella) aumenta los efectos secundarios.
¿Qué significa esto para nosotros?
Este estudio sugiere que el efecto nocebo es real en el caso de la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC). No hubo una diferencia significativa en los síntomas entre quienes creían estar consumiendo gluten, independientemente de si realmente lo hicieron o no. Esto indica que lo que pensaban que estaban comiendo tuvo un papel más importante en el desencadenamiento de los síntomas que lo que realmente consumieron.
La razón detrás de esto radica en el eje intestino-cerebro, que demuestra cómo lo que pensamos —de manera consciente o subconsciente— afecta el funcionamiento de nuestro intestino, y viceversa.
Los investigadores encontraron que el gluten no fue responsable de los síntomas en ninguno de los grupos. Esto no significa que los síntomas de los participantes no fueran reales; simplemente indica que el gluten en sí mismo no fue la causa.
Tampoco se ofrecieron consejos específicos sobre qué hacer si crees que eres sensible al gluten. Los autores del estudio señalan que se necesita más investigación para comprender el vínculo entre el gluten, el cerebro, los síntomas intestinales y el efecto nocebo.
Sin embargo, está claro por qué tantas personas creen que el gluten desencadenará síntomas en ellas: la desinformación sobre nutrición y la demonización de ciertos alimentos han infiltrado casi todas las formas de comunicación sobre salud. El gluten, en particular, ha sido objeto de una campaña de desprestigio en la última década, por lo que no es sorprendente que muchas personas hayan desarrollado la creencia de que es el causante de sus problemas.
Desaprender estas creencias y reprogramar las expectativas sobre cómo te sientes al consumir alimentos como el gluten podría ayudar a reducir los síntomas en quienes padecen sensibilidad al gluten. Esto no funcionará en el caso de la enfermedad celíaca ni en algunas personas con sensibilidades al gluten causadas por factores biológicos más que psicológicos.
La conclusión
Este estudio confirma que el efecto nocebo relacionado con el gluten es real. Es decir, creer que el gluten es malo para ti puede hacer que realmente lo sea.
Por supuesto, existen limitaciones sobre a quién aplica esto, y no es tu culpa si piensas de esa manera. Puedes culpar al ruido en redes sociales y a los “expertos” no calificados que categorizan alimentos moralmente neutrales como “buenos” o “malos”.
Si deseas reintroducir el gluten u otro alimento al que crees ser sensible, podría valer la pena hacerlo con la ayuda de un dietista. Pero no subestimes la regla de oro —a menudo esquiva— de escuchar a tu cuerpo sin contar historias en tu mente. Quizás eso te permita disfrutar de un croissant sin dolor.
Vía Men’s Health UK
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