Seis cosas que me hubiera gustado saber antes de quedarme calvo
Suele bromearse al respecto, pero la experiencia de perder el pelo puede ser muy dura emocionalmente y aceptar ese proceso no es sencillo. Sin embargo, de acuerdo con Stuart Heritage, es algo que podría cambiar tu vida para bien.
He sido calvo durante casi tres años. Algunas personas, principalmente mi hermano, te dirán que en realidad he sido calvo durante mucho más tiempo que eso, pero yo prefiero contar desde el momento en que me di cuenta de que era inútil fingir que todavía tenía pelo. Es el momento en que dejé de intentar mantenerlo en su lugar con aerosoles; cuando abandoné el terrible “comb-over”, ese peinado que busca tapar la realidad. Han pasado casi tres años desde que compré una resuradora eléctrica y me rapé por completo
Quedarse calvo es perfectamente normal: dos tercios de los hombres experimentarán algún grado de pérdida de cabello para los 60 años, pero, cuando sucede, puede dejarte aturdido. Porque solo es cabello, ¿verdad? Nadie lo necesita en realidad. Como hombres, se supone que deberíamos simplemente guardarnos todo. Sin embargo, mi calvicie me sacudió, tanto así que escribí un libro entero sobre ello: Bald: How I Slowly Learned To Not Hate Having No Hair (And You Can Too). Lo hice como una forma de adaptarme a mi nueva realidad. Pero ahora que he superado eso, al mirar hacia atrás a mi yo pre-calvo siento algo de lástima. Si estás pasando por lo mismo en este momento, te entiendo. Para ayudarte, aquí tienes las cosas que desearía haber sabido.
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1. Todos tus sentimientos son válidos
Mi papá es calvo y, cuando yo era niño e ignoraba por completo al karma que se estaba preparando para darme una patada en el trasero, solía burlarme de él por eso. Obviamente, desearía nunca haberlo hecho porque perder la cabellera es un tema enorme. No debería ser así, porque el pelo no sirve ninguna función biológica: no te salvará de morir congelado ni amortiguará tu cráneo en un accidente, sin embargo, hay un gran componente emocional atado a esto.
Hay todo un sector de la comunidad científica que parece existir únicamente para recordarnos a los hombres calvos cuán malas son nuestras vidas. El año pasado, se publicó un estudio titulado “Las Consecuencias Psicológicas de la Alopecia Androgenética” (el término elegante para la calvicie de patrón masculino), y los resultados fueron contundentes. Los hombres que estaban perdiendo su cabello estaban consumidos por sentimientos negativos, incluido el temor a que otros lo notaran, a sentirse menos atractivos y ser objeto de burlas por parte de sus compañeros.
“Tan pronto como cruzas la línea de ‘quedarte calvo’ a ‘ser calvo’, todo mejora inmensamente”
Y no es algo completamente imaginario. Para un estudio, los investigadores enviaron currículums prácticamente idénticos a los empleadores, algunos adjuntos con fotos de hombres calvos y otros con imágenes de no calvos. ¿Adivina qué? La mayoría de los empleadores invitaban a los no calvos a una entrevista. Los estudios que han pedido a las mujeres que atribuyan tipos de personalidad a fotografías de hombres han demostrado que se nos ve como menos exitosos y amigables que los hombres con cabello. Imagina darte cuenta de que estás perdiendo tu pelo y que esta sea la perspectiva de tu futuro. Sé más considerado con los demás. Lo digo tanto para mi yo más joven como para mi hijo de seis años, quien se burla de mí por ser calvo a pesar de que definitivamente será calvo de adulto también.
2. Hablar de esto es la clave para aceptarlo
Aquí una historia un poco sombría. Mi mamá murió de cáncer hace algunos años. Más allá de lo obvio, la peor parte fue cuando sabíamos que tenía cáncer pero no podíamos decir la palabra “cáncer” en voz alta, por miedo a que de alguna manera esto hiciera que se sintiera más real. Eso era estúpido porque ya era real. Al evitar la palabra, todo lo que realmente estábamos haciendo era engañarnos a nosotros mismos. Tan pronto como adquirimos el valor para decir abiertamente “cáncer”, las cosas se volvieron más fáciles. Podíamos hablar de ello. Podíamos sostenerlo en nuestras manos y examinarlo porque tenía un nombre. De repente, ya no era tan aterrador.
“Por mucho que me queje al respecto, en realidad prefiero estar calvo la mayor parte del tiempo ahora”
En un nivel mucho menos serio, lo mismo se puede decir de la calvicie. La peor parte de quedarse calvo es el autoengaño. Eso se ve así: si no reconozco el hecho de que me estoy quedando calvo, entonces tal vez signifique que en realidad no me estoy quedando calvo. Eso es ridículo. Habla con cualquier hombre que haya sido calvo durante algún tiempo. En cuanto cruzas la línea de “estarte quedando calvo” a “ser un hombre calvo”’, todo mejora inmensamente. He hablado con algunos hombres en sus setentas que han sido calvos durante décadas, mi papá es uno de ellos, Larry David otro, y no les importa en lo absoluto. Simplemente absorbieron el golpe y siguieron adelante. Soy relativamente nuevo en la calvicie, y ya estoy empezando a ver su punto.
3. Los sombreros se volverán muy importantes
Cuando estás calvo, pasarás la mitad del año con la cabeza muy fría y la otra mitad con la cabeza muy quemada por el sol. La respuesta a ambos problemas son los sombreros. En invierno, llevarás un gorro enrollado en el bolsillo del abrigo y lo sacarás cada vez que la temperatura baje por debajo de unos 7°C. Del mismo modo, los meses más cálidos los pasarás usando el equivalente de verano, porque realmente no hay dolor en la Tierra como una ducha caliente con la cabeza quemada por el sol.
Pasarás tu primer año de calvicie probando interminables variaciones de sombreros hasta que encuentres un estilo que te quede bien. Tal vez tengas suerte y te queden bien las gorras de béisbol. Quizá tengas que esforzarte un poco más y explorar los sombreros Panamá y las boinas. De cualquier manera, cada mañana de Navidad desde ahora hasta el día de tu muerte, deberías esperar desenvolver un sombrero. Acepta el viaje.
4. Te convertirás en parte de una maravillosa hermandad
Cuando eres calvo, otros hombres calvos se acercan y te cuentan su experiencia. Y es genial. Nunca he escuchado una sola historia mala. Una persona con la que hablé solo se dio cuenta de que se estaba quedando calvo cuando se quitó la gorra para rascarse la cabeza y tocó piel desnuda. Otro no se dio cuenta hasta que un profesor universitario le dio una palmadita en el punto de calvicie. Algunos vieron las señales temprano y se afeitaron todo. Otros, como yo, optaron por aferrarse hasta el final. Siempre se nos dice que los hombres no somos buenos para compartir. No nos gusta ser vulnerables. Pero si pones a un hombre calvo en un grupo de otros hombres calvos, todo eso desaparece. Siempre me sorprende lo dulces y sinceros que son los hombres cuando discuten cómo se quedaron calvos. Es una comunidad inesperadamente encantadora.
5. A nadie más le importa
Este es el punto más importante. Gran parte del sentimiento negativo que experimentan los calvos y los que se están quedando calvos se basa en la percepción que tienen los demás. No nos importa que seamos calvos, pero sí nos importa que a ti te pueda importar. Pero la verdad es que a la mayoría de las personas no les parece relevante en lo absoluto. A lo largo de sus vidas, prácticamente todos los hombres perderán algo de su cabello. Básicamente, el mundo está lleno de hombres potencialmente calvos. Un juego que he empezado a jugar siempre que estoy en público es prestar atención a cuántos hombres calvos hay a mi alrededor. Siempre hay muchos, y no habría notado ni uno solo de ellos si no los hubiera estado buscando específicamente.
6. Incluso podría empezar a gustarte…
Si bien es cierto que la calvicie te envejece prematuramente, hay un lado positivo en esto: ahora que has dado ese salto, todos los demás envejecerán mucho más rápido que tú. El ejemplo es Patrick Stewart. Se veía viejo cuando hizo Star Trek en la década de 1980, pero no ha cambiado nada en los 45 años desde entonces. Está envejeciendo maravillosamente. Y así, amigo calvo, lo haremos nosotros.
De hecho, por mucho que me queje al respecto, en realidad prefiero estar calvo la mayor parte del tiempo ahora. Es mucho más práctico, ya que no tengo que preocuparme por peinarme antes de salir de casa. Es mucho más eficiente, ahora que ya no tengo que pasar horas teniendo conversaciones incómodas con un peluquero desinteresado. Honestamente, no está nada mal.
Vía Men’s Health UK