¿Acaso esto es la andropausia?
Baja energía, deseo sexual disminuido. Estas cosas son lo que esperamos de la mediana edad. Pero, ¿en verdad tiene que ser así?

Alcancé el medio siglo hace ocho años. En ese momento, me sentía invencible. Estaba soltero y practicaba deporte a nivel competitivo contra tipos de la mitad de mi edad. Pero conforme empecé a acercarme a la parte final de mis cincuentas, ahora casado y con una hija, empecé a sentirme como Mike Tyson en el octavo round frente a Jake Paul. Algunos días eran tan malos que me preocupaba que algo realmente malo estuviera sucediendo.
Acudí a una evaluación médica completa, pero la única señal de alerta que arrojó fue un nivel ligeramente elevado de colesterol. Menos mal. Pero, ¿qué podría explicar la fatiga, la caída en libido y dificultad para concentrarme, entre otros síntomas? Me preguntaba si acaso había caído en las garras de la temida andropausia.

También se le conoce como hipogonadismo de inicio tardío o menopausia masculina. Esencialmente, se caracteriza por un nivel bajo de testosterona. Esta hormona llega a su pico en los hombres a los 20 años y ahí comienza su declive a un ritmo de 1% por año durante los treintas. Para algunos hombres, esta caída puede acelerarse durante los cuarentas, cincuentas y más. Es exacerbada por factores como obesidad, estrés crónico, un descanso pobre y mala dieta. Mientras que hay toda una industria dedicada a atender a las mujeres que llegan a la menopausia, los hombres no reciben tanta atención. Dado que la deficiencia hormonal es típicamente más gradual en nosotros, usualmente no nos damos cuenta sino hasta que aparecen síntomas.
Por primera vez, fui a que me midieran la testosterona. Mi nivel total era normal, de hecho un poco arriba del promedio, pero mi testosterona libre, la cantidad que el cuerpo puede usar de inmediato, estaba casi hasta abajo del rango normal de referencia. “Hay evidencias considerables en la actualidad de que la testosterona libre es más importante que el total”, explica Abraham Morgentaler, M.D., profesor de urología en Harvard Medical School y autor de Testosterone for Life. El problema, añade, es que muchos doctores, e incluso organizaciones profesionales, no se fijan en la testosterona libre. Por ejemplo, las guías más recientes de la American Urological Association dependen de la T total para el diagnóstico y tratamiento.
Ellos argumentan que la TRT es un tratamiento maravilloso que brinda más energía, ganancias, optimismo y sexo.
Todo esto me hizo preguntarme si era candidato para la terapia de reemplazo de testosterona (TRT), algo sobre lo que he escuchado mucho últimamente. Cada vez se le estigmatiza menos y tiene defensores de muy alto perfil, incluidos Joe Rogan y Robert F. Kennedy, ninguno de los cuales ha revelado un diagnóstico de T baja, pero ambos reciben testosterona exógena para evitar que sus niveles caigan. Ellos argumentan que la TRT es un tratamiento maravilloso que brinda más energía, ganancias, optimismo y sexo. ¿Qué podría salir mal? Mucho, de hecho. Si usas TRT, “apagarás tu propia producción de testosterona, apagarás también tu fertilidad y podrías experimentar un encogimiento testicular”, dice Justin Houman, M.D., urólogo y especialista en salud sexual. A esto hay que añadir acné, crecimiento mamario y el potencial de desarrollar coágulos. Sin embargo, la buena noticia es que hay evidencias que contradicen el miedo que había en torno al potencial de este tratamiento de provocar enfermedad cardiovascular y cáncer de próstata. En particular, hay que mencionar un estudio de doble ciego llamado “The TRAVERSE trial”, publicado en The New England Journal of Medicine en 2023. Tomó en cuenta a 5 mil hombres de entre 45 y 80 años durante 33 meses en promedio. Los investigadores concluyeron que la testosterona administrada no incrementó el riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares para aquellos con hipogonadismo, ni causó cáncer de próstata. Otros estudios pequeños incluso han hallado evidencias de que la T puede reducir la inflamación y ayudar con el control glucémico.
Al tener mis valores médicos bajo control, estoy en una especie de área gris, de manera que tengo un abanico de posibilidades de tratamiento para elegir. Lo que pensé es que la TRT podría ayudarme, incluso si no clasificaba como alguien que la requiriera todavía. Por supuesto, no faltaban las clínicas donde estuvieran felices de ayudarme. Para el 2022, la industria del reemplazo de testosterona ya había alcanzado un valor de 2 mil millones de dólares y el marketing detrás de esto es enorme.

Debo admitir que la idea es muy atractiva. La fertilidad no es algo que me preocupe y un par de personas de mi gimnasio la han probado e insisten en que les ayudó de muchas maneras, con efectos secundarios mínimos. Estos no son hombres que buscan inyectarse de todo sólo para crecer. Son tipos normales, padres de familia que querían un pequeño impulso adicional. También hay todo un contingente de hombres que usan un poco de T exógena para asegurarse de que sus niveles no caigan.
Evidentemente, hacerlo bien es algo que requiere tiempo, dinero y esfuerzo, además de la ayuda de un urólogo o endocrinólogo para conocer los mecanismos, dosis y terapias complementarias. Toda mi investigación me dejó con preguntas muy profundas: ¿Cómo debería sentirse estar metido de lleno en la segunda mitad de la vida? ¿Cómo podría sentirse? “Es ahí donde entran los dilemas morales y éticos”, dice Jeff Foster, director de salud masculina en Manual, una clínica en el Reino Unido. “Tienes 50, no 25. Cuando llegan hombres que se sienten cansados y tienen niveles normales, es importante dedicar tiempo a analizarlos y descubrir cómo es su estilo de vida”. Como cualquier médico responsable te dirá, el estilo de vida es la primera línea de defensa cuando se trata de testosterona. Me gusta pensar que tengo buenos hábitos. Cuido lo que como y voy al gimnasio por lo menos dos veces por semana, pero debo tener en mente que soy un padre primerizo y las noches de desvelo y el estrés son algo inevitable en esta etapa. “El estrés es el principal depredador de la testosterona”, explica George Papanicolaou, D.O., especialista en salud masculina. “Impacta cómo duermes y si no estás descansando, no permites a tu cuerpo que se relaje y produzca las hormonas que necesita”. Además, el estrés elevado y el mal descanso conducen a una mala dieta y ganancia de peso corporal, otro enemigo de la T.
A fin de cuentas, decidí que aún no estoy listo para la TRT. Mis niveles no son suficientemente bajos como para justificar su uso y aún hay margen de maniobra para mejorar mis hábitos. Mientras tanto, tengo una base a partir de la cual puedo monitorear mi bienestar general. “La testosterona es la medida predictiva más importante del estatus general de salud”, dice el Dr. Morgentaler. “La glucosa puede decirte el riesgo de desarrollar diabetes, pero una T baja te pone en riesgo de diabetes, obesidad, demencia, baja densidad ósea y otros problemas serios”.
Con algunas excepciones, casi ninguno de mis amigos sabe cuál es su nivel de testosterona. Si, como yo, tienes más de 50, ¿por qué no averiguarlo? Si no te sientes del todo bien en el gym, el dormitorio o en tu cabeza, podrías tener más opciones para atenderlo de lo que crees.
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