¿Alternativas a la terapia tradicional?
Se le solía percibir como una muestra de madurez emocional, pero la terapia tradicional no goza de la mejor reputación actualmente y otras modalidades que solían estar en los márgenes han ganado relevancia. ¿Es este el final de la terapia como la conocemos?

El año pasado no fue muy bueno en términos de relaciones públicas para la psicoterapia. En primer lugar, de manera colectiva, la gente comenzó a hartarse de cierto tipo de lenguaje relacionado con este mundo. Esto por el uso excesivo de palabras como “tóxico” o “narcisista” para hablar de cosas que no le agradan a alguien, en vez de usarlas en el contexto adecuado, según las definiciones estrictas. Luego, incrementó el escepticismo dirigido a la psicoterapia misma.
“Quizá no deberías hablar con alguien”, declaró The Cut, un medio que es parte de New York Magazine en un artículo publicado en mayo, donde se preguntan por qué cada vez más personas han decidido renunciar a la psicoterapia. En el artículo, la autora, Melissa Dahl, una periodista enfocada en salud y alguien que solía ser paciente (“Le hablaba sobre el mismo tipo de problema y me daba las mismas respuestas. Nada cambiaba”, dice) cita una reseña de 2023 donde se analizan 19 estudios y no se encuentra una diferencia en la capacidad de un paciente de funcionar si recibe sesiones de psicoterapia a corto o a largo plazo. Esto pone en duda la idea de que, cuando se trata de terapia, más es mejor. La conversación continuó en The Atlantic en julio, con un texto que analiza el legado que han dejado los esfuerzos por desestigmatizar los problemas de salud mental. Uno de los riesgos que explica la Dra. Lucy Foulkes, investigadora de Oxford, es que se patologizan ciertas formas moderadas de angustia y estrés. El mismo mes que apareció el artículo de The Atlantic, la edición digital del Daily Mail publicó un texto en el que se analiza BetterHelp, un servicio de teleterapia a través del cual a los pacientes se les asigna un terapeuta que “está en línea con tus objetivos, preferencias y el tipo de problemas con los que estás lidiando”. Según el medio, algunas de las personas que ofrecían terapia a través de la plataforma tuvieron comportamientos poco profesionales, desde pasar la mitad del tiempo hablando sobre sus propias mascotas e hijos, en vez de los problemas del paciente, hasta ir al baño a mitad de la videollamada. Algunas personas cuentan que este tipo de cosas les hicieron darle la espalda a la terapia. Estas afirmaciones dieron lugar a una investigación al interior de la compañía y un vocero afirmó que no contratan a personas que no estén calificadas y que si algun terapeuta viola sus términos, es eliminado de la plataforma.
Nada de esto significa que analizar tus problemas en presencia de un profesional no sea útil. Los números indican que hay millones de personas que están en contacto con un psicoterapeuta actualmente y esto es especialmente importante dado que las tasas de suicidio entre hombres van al alza. Algo que ha cambiado es que muchas personas que tienen los medios para acudir en busca de ayuda están probando con otras modalidades, tales como los sistemas familiares internos (IFS, por sus siglas en inglés) y desensibilización y reprocesamiento con movimientos oculares (EMDR). Al mismo tiempo, hay libros como The Body Keeps the Score que se han convertido en bestsellers y promueven el uso de este tipo de terapias, así como yoga y baile como formas de tratar el trauma. Esto contribuye a la narrativa de que hay que replantearse la utilidad de la psicoterapia. ¿Qué es lo que está detrás de este cambio? ¿Deberíamos celebrarlo o preocuparnos?

Di lo que sientes
Al igual que “meditación”, la palabra “terapia” tiene muchos significados. “Desde que Freud desarrolló la psicoterapia moderna, se entiende como una práctica en la que un profesional te alienta a que compartas tus pensamientos y sentimientos. Ese proceso es lo más relevante para la sanación. Pero hay varios modelos de terapia, y funcionan de maneras distintas”, explica la psicóloga Sula Windgassen. Incluso dentro de la terapia psicodinámica, la modalidad basada en las teorías de Freud, hay múltiples métodos. “Desde el tradicional, donde te recuestas en un sillón y exploras lo que brota desde el ‘subconsciente’, a la terapia psicodinámica breve, la cual está más enfocada en perrmirte acceder a tus emociones y dejar de analizar tus sentimientos desde una perspectiva intelectual, o la terapia cognitivo conductual”.
Aunque entran dentro del paraguas de la “psicoterapia”, las modalidades como IFS y EMDR no se parecen mucho a la imagen que tenemos todos de la terapia. La primera está basada en la idea de que todos tenemos múltiples “partes”, en vez de ser un ente único. Al identificar estas partes, usualmente concentrándonos en una zona del cuerpo como el corazón o el estómago, podemos conectar con ellas y ayudarles a que se sientan seguras y, por tanto, dejen de tener comportamientos que nos dañan.
La EMDR consiste en un proceso mediante el cual un terapeuta mueve un dedo por encima de los ojos del paciente mientras este piensa en algún recuerdo traumático. Esto hace que los ojos se muevan de un lado a otro. Suena extraño, pero el porcentaje de éxito de esta práctica está entre 70 y 90% y es algo que recomienda el National Institute for Health and Care Excellence del Reino Unido para el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y su primo, el TEPT complejo. De acuerdo con PTSD UK, la EMDR reduce la actividad en partes del cerebro que generan miedo. Actualmente, los expertos creen que permite liberar memorias traumáticas, con lo cual se reduce el impacto que generan en el presente.
También es popular la terapia de experiencia somática, la cual trabaja bajo el principio de que el trauma se queda atrapado en el cuerpo y, como resultado, puede liberarse mediante un proceso físico. Un terapeuta habla con el paciente sobre sus problemas, por ejemplo, el duelo, y además de hablar, el sujeto se enfoca en sus sensaciones físicas asociadas con la pérdida, quizá tensión en el pecho o una respiración acelerada. Al hacerlo, se vuelve consciente de cómo el trauma se manifiesta físicamente. El objetivo es liberar esa tensión. Fue desarrollada para ayudar a personas que sufren de traumas, pero también se usa para la ansiedad, depresión y el dolor crónico. Esta y otras terapias somáticas, como el baile, son complementos de las modalidades mencionadas antes, dice Tommaso Barba, investigador de neurociencia en el Imperial College London, quien usa la IFS en su propia vida. “Los traumas no sólo se alojan en el cerebro, sino también en el cuerpo. Esto conduce a tensión crónica, hipervigilancia o disociación. Al reconectar a alguien con sus sensaciones físicas, las terapias somáticas tienden un puente entre las respuestas cognitivas, emocionales y físicas ante el trauma. Esto le brinda seguridad y una sensación de control al paciente”. ¿Qué ofrece este enfoque que no pueda hacer la terapia tradicional? “La psicoterapia típica depende de procesamiento de arriba hacia abajo, lo cual activa la corteza prefrontal (la parte de tu cerebro responsable por la planeación y toma de decisiones) para analizar y verbalizar los traumas”, añade Barba. Sin embargo, el trauma impacta estructuras cerebrales profundas, tales como la amígdala (responsable por la respuesta de miedo) y el tronco encefálico. Estas son más difíciles de alcanzar mediante una conversación. Las terapias somáticas emplean procesamiento de abajo hacia arriba, comenzando con las sensaciones físicas, los movimientos y la respiración para regular estas regiones más profundas. Lo anterior brinda una base psicológica para que se genere una sensación de seguridad emocional y haya un procesamiento más efectivo.

Un cambio generalizado
El hecho de que las modalidades que antes estaban relegadas ganen tracción no debería sorprendernos. Siempre ha sido así. Eso es lo que explica la psicóloga clínica Emma Svanberg. “La terapia, como todas las profesiones, cambia conforme el entendimiento de las cosas crece y hay nuevos descubrimientos. Los enfoques novedosos pueden ganar popularidad debido al marketing que los rodea y los testimonios que comparten las personas en redes sociales”. Aunque los enfoques basados en el cuerpo no son nuevos, sí están experimentando un apogeo. “Si analizas la historia de la terapia, no es inusual que haya tendencias que van y vienen”. Este cambio no ocurre en un vacío y hay teorías que explican la razón por la que nos estamos distanciando de las escuelas de pensamiento tradicionales. “Recientemente, leí el libro de Naomi Klein, Doppelganger, dice la psicóloga Emma Hepburn. “Ahí, habla sobre el ascenso de las terapias new-age y el rechazo de las normas. Creo que podría estar basado en el rechazo generalizado ante las instituciones”. La IFS puede considerarse new-age dado que tiene sus raíces en California en los años 60. La EMDR es más moderna. Apareció en los años 80.
Por supuesto, la terapia no es el único terreno donde las cosas están cambiando. Para Jules Evans, filósofo y editor del newsletter Ecstatic Integration, donde ha hablado mucho sobre la IFS, la popularidad de estas prácticas está relacionada con el ascenso de los medios de comunicación no tradicionales como podcasts, creados por personas que no pertenecen a instituciones como el New York Times o The Guardian, por ejemplo. “Podría argumentarse que el ascenso de las terapias alternativas va de la mano del de los medios no tradicionales. Yo solía trabajar para la BBC. Ahí, puedes ver las ideas consideradas aceptables por la sociedad en términos generales. Por otro lado, están los podcasters como Joe Rogan, Lex Fridman y Andrew Huberman, quienes están mucho más interesados en la medicina alternativa, los psicodélicos y las ideas que se salen de lo tradicional”.
Se aconseja prudencia
De vuelta a Barba y cómo le fue al abrirse a nuevas modalidades. “Pasé por una ruptura complicada. Esto tuvo un impacto en mi estado mental”, dice. “Me motivó a comprenderme mejor a mí mismo”. En el pasado, había probado con la terapia cognitivo conductual y con los psicodélicos (parte de su trabajo consiste en investigar el MDMA como una intervención alternativa) para trabajar en asuntos que tenía pendientes mentalmente, como experiencias que se desprenden de su decisión de salir del clóset. “En ese momento, pensaba que había resuelto las cosas, pero cuando confronté mis emociones, me di cuenta de que estaba en problemas”.
Fue en este punto que las ideas detrás de la IFS comenzaron a tener sentido para él. “Me pareció que este concepto de que, en vez de tener un solo ser, estamos formados por diferentes componentes que operan por separado, tenía cierto mérito”. Cuando comenzó con la IFS, en 2024, encontró que el énfasis en conectar con las emociones y sentirlas en su cuerpo le brindó algo que no había conseguido con la terapia tradicional. “Sabía que una parte de lo que tenía apareció cuando sufrí de bullying en la escuela. Pero nunca había analizado a profundidad las emociones relacionadas con eso. Ahora lo estoy haciendo y es algo tan extraño como doloroso. Pero, con cada capa que examino, puedo comprender un aspecto distinto de estas emociones. Es decir que puedo procesarlas mejor y comienzo a sentirme más integrado”. Abundan las historias como esta, pero Evans sugiere prudencia. “Cuando las terapias tradicionales no funcionan, algunas personas prueban con cosas que están en los márgenes. Esto puede ser útil, pero hay que tener en cuenta que no todos aquellos que se ostentan como terapeutas lo son”. La palabra “terapeuta” no está asociada necesariamente con una preparación académica, de manera que cualquiera puede usarla para describirse a sí mismo. “Como consecuencia, no siempre sabes lo que recibirás”, dice Evans. “Estas personas podrían comportarse de maneras que no son éticas y no van de acuerdo con los estándares de la industria”. Y si no están registrados con una institución, no tienes con quién quejarte. Mientras investigábamos para este artículo, hablamos con alguien que había tenido una experiencia muy positiva con la terapia de resolución rápida. El creador de esa modalidad ha sido acusado de acoso sexual. Él lo niega, pero se le ha denunciado en el estado de Florida y aún no se sabe cómo terminará eso. En cuanto a la IFS específicamente, Evans ha estudiado la teoría de las “cargas despegadas”. Esto, dice, es la terminología que se emplea en la IFS para los demonios o entidades malignas que pueden sujetarse a una persona. Esto no es una metáfora. Un libro escrito por una figura relevante de la IFS, Robert Falconer, habla al respecto e incluye un prólogo del creador de la terapia, Richard Schwartz. Evans ha expresado su preocupación y desacuerdo ante la idea de decirle a los pacientes que tienen una fuerza maligna en su interior.
Conexiones fuertes
Cuando se trata de hallar un terapeuta, en cualquier modalidad, Evans recomienda revisar que la persona en cuestión cuente con una licencia. Algunos términos, como “teraputa integrativo” o “medicina funcional”, son indicativos de que la persona tiene una perspectiva alejada de lo tradicional, lo cual podría o no ser lo que estás buscando. También es útil que busques el nombre de la persona junto con términos como “acusación” o “demanda” para ver si aparece alguna llamada de alerta. También es importante tener en mente que algunas personas sí encuentran utilidad en la psicoterapia tradicional.
Vivimos en tiempos extraños y con tasas tan elevadas de enfermedad mental, es natural que resulten atractivas las nuevas terapias. No olvides que la clave de una relación productiva con un terapeuta es que haya una afinidad. “Las investigaciones muestran que el factor principal detrás de un resultado positivo es la relación entre el terapeuta y el cliente”, dice la Dra. Svanberg. “De manera que distintas terapias pueden aplicar para diferentes personas a lo largo del tiempo”. Para Barba, hay algo especial en las modalidades que trabajan el cuerpo y la mente de formas distintas. “Entrar en contacto con mis sensaciones, en vez de simplemente pensar en mis recuerdos desde una perspectiva intelectual, me ha permitido comprenderme a mí mismo de una manera más profunda. A pesar de lo difícil que ha sido la situación, ahora agradezco haber pasado por la ruptura. Me dio la oportunidad de trabajar en mí mismo de manera significativa y no lo habría hecho de otra forma”.

Una guía basada en ciencia para las terapias alternativas
Las evidencias anecdóticas abundan, pero ¿qué es lo que dicen las investigaciones?
Tipo: Sistemas familiares internos (IFS)
Evidencia: Estudios pequeños muestran que la IFS podría ser potencialmente útil para personas que están lidiando con TEPT, depresión y dolor relacionado con la artritis reumatoide, aunque estas investigaciones se han realizado en menos de un centenar de personas.
Veredicto: Las evidencias son limitadas y no respaldan el entusiasmo generalizado por esta práctica, de acuerdo con el Journal Of Psychedelic Studies y la Society for the Advancement of Psychotherapy.
Tipo: Desensibilización y reprocesamiento con movimientos oculares (EMDR)
Evidencia: La EMDR es una intervención de primera línea para el TEPT y tiene como respaldo 30 estudios controlados aleatorizados que muestran su efectividad tanto en niños como adultos. Un metaanálisis de 2024 también reporta que es efectiva para tratar la depresión, aunque aún se precisan más investigaciones.
Veredicto: Podrían realizarse más estudios para identificar la mejor manera de aplicar la EMDR, pero es una terapia segura que cuenta con cierto respaldo si es que quieres una forma alternativa de reprogramar tus recuerdos y traumas.
Tipo: Terapia de experiencia somática (SE)
Evidencia: Una reseña publicada en el European Journal of Psychotraumatology en 2021 encontró evidencias preliminares que son prometedoras de su efectividad para tratar el trauma y síntomas relacionados, tales como depresión y dolor. Pero “las evidencias actuales son débiles y aún no cumplen con los estándares elevados de efectividad que se requieren para la aplicación clínica”, afirman los autores.
Veredicto: Hasta que se realicen más investigaciones, si optas por la terapia de experiencia somática será mejor acompañarla con otro procedimiento terapéutico que sí esté respaldado, según los científicos.
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