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Arnold, de fisicoculturista a influencer

Luego de dominar Hollywood y la política, Arnold Schwarzenegger busca hacer lo mismo con la influencia digital. 

1 septiembre, 2023
Portada mens health Arnold Schwarzenegger

Arnold Schwarzenegger tiene la mirada fija más allá de las máquinas de peso integrado y la malla que rodea al Gold’s Gym de Venice, California. Me está mostrando su circuito matutino de cinco ejercicios para hombros y estamos a punto de iniciar la cuarta ronda, pasando de un movimiento a otro sin descanso.

Del otro lado de la malla, dos mujeres están tomando fotos con sus iPhones y Arnold se dio cuenta. “¡Hola! ¿Cómo están?”, les dice. Ellas preguntan si pueden tomar fotos. “Claro”, les responde. “Están en un lugar público. Es una banqueta así que pueden hacer lo que quieran”.

Después de una pausa, Arnold les pregunta cómo salió en las fotos. “Genial”, dicen ellas. “Me acaban de hacer el día”, responde. Ellas sonríen y él se sienta en una máquina de press de hombro y hace 11 repeticiones.

Inmediatamente después, le pide a su amigo, el actor Douglas Farrell, que flexione sus músculos para la cámara. Cuando él aprieta los bíceps, Arnold mueve la cabeza. “¡Ahora flexiona!”. Farrell eleva el pecho y lo contrae. Arnold asiente. Cuando un powerlifter de Ohio, llamado Cory Gregory (@corygfitness con 197 mil seguidores) lo llama, Arnold estrecha su mano. Minutos después, a la mitad de su último circuito de brazos, Arnold deja de hacer fondos para pararse detrás de mí y alentarme durante una serie de curl predicador. “Piensa en los bíceps”, me dice mientras sujeta mis brazos. “Haz que esta sea la mejor serie que has hecho”.

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Schwarzenegger entrenando en la playa de Venice en los años 70. Foto: Getty

Completo 12 repeticiones y su respuesta es “Perfecto”. Me congelo por un momento. ¿Acaso acaba de decir eso sobre mí Arnold Schwarzenegger? En total, pasamos una hora entrenando y obtengo una mirada a la última evolución de un hombre que ha hecho de la reinvención su sello personal. Con 76 años de edad, ya no es esa energética montaña de músculos que saltó ágilmente del escenario del Olympia a Hollywood y luego a la política. Pero esta versión de Arnold es igual de llamativa. La prueba está en sus 25 millones de seguidores en Instagram y 5.9 millones en TikTok.

Todo esto se debe a su capacidad de adaptación. Han pasado 40 años desde su punto más álgido en el fisiculturismo y 20 desde su última escena épica en la pantalla grande (cuando aparece de la nada en el desierto en Terminator 3). Ahora, recorre Gold’s Gym como un T-800 algo oxidado con un andar pesado y una columna ligeramente encorvada. Sus enormes bíceps se han desinflado un poco y sufre de dolor en los codos. Arnold es consciente de que el cuerpo que determinó el estándar de cómo debía lucir un héroe de acción ya no existe. Cuando le pregunto si todavía practica las poses clásicas del fisiculturismo, responde que sólo lo hace en el baño. “Porque en ocasiones me hace llorar”.

Sin embargo, esta nueva versión no depende de su abdomen, pectorales o bíceps. Para lograr sus objetivos, ha adoptado el rol de influencer, utilizando las redes sociales para generar una comunidad fiel y transmitir mensajes positivos. Si entras a su cuenta de Instagram, verás videos de Whiskey y Lulu, dos de sus mascotas, un poni y un burro, respectivamente. O lo verás arreglando baches en la calle. Todo esto le ha traído nuevos proyectos: el estreno de FUBAR de Netflix, una serie de ocho episodios que se estrenó este año, así como Arnold, una docuserie de tres partes (también en Netflix). En octubre, lanzará un libro: Be Useful: Seven Tools for Life. “Ser útil es cuestión de salir y hacer algo bueno por alguien más”, explica al hablar del tema central de su primer libro de autoayuda. “Una de las reglas del éxito es retribuir a otros también”.

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Playera: Calvin Klein; reloj de Audemars Piguet. Foto: Michael Muller

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TODOS HEMOS SIDO influenciados por Arnold, lo sepamos o no. Décadas antes de que hubiera TikTok y YouTube, Schwarzenegger ya usaba otras plataformas, como libros, TV y radio, para poner los reflectores sobre el entrenamiento físico. Antes de Arnold, los superhéroes eran personas normales en mallas (piensa, por ejemplo, en la serie Adventures of Superman de los años 50). Luego, todo cambió con Conan the Barbarian en 1982. “La gente se volvió loca”, dice Arnold. “No podían creer que hubiera un tipo que en verdad se viera como los dibujos de Conan que hizo Frank Frazetta”. Películas como Commando y The Terminator dieron lugar a una década plagada de héroes de acción musculosos, y esto sentó las bases de lo que vemos hoy con Marvel.

Mientras tanto, toda una generación de entrenadores (yo incluido), nos enamoramos del fisiculturismo. “Era una influencia para mí y para todos los hombres jóvenes que querían entrenar”, dice Jeff Cavaliere, C.S.C.S. (quien tiene más de 13 millones de suscriptores en YouTube). “Arnold tenía un impacto en lo que hacían los hombres”.

Cualquiera que haya pasado algo de tiempo cerca de un rack para hacer press de banca tiene un momento favorito de Arnold. Para el entrenador de celebridades Don Saladino, es la escena en Commando en la que Schwarzenegger carga un árbol sobre el hombro. Cavaliere quería verse como Arnold en Predator. En cuanto a mí, si no fuera por Terminator 2, no estaría escribiendo esto ni le habría dicho “Hasta la vista, baby” a mis padres todos los días durante un mes.

Años después del estreno de T2, descubrí la enciclopedia de fisiculturismo de Arnold en una biblioteca. El libro, escrito por Schwarzenegger y Bill Dobbins, fue publicado en 1985 y cubre los fundamentos del entrenamiento de pesas. Es imperdible para los fanáticos del gimnasio (Cavaliere tiene dos copias). También incluye múltiples fotos y pasando las páginas fue que me convencí de que mi objetivo principal debía ser conseguir bíceps más grandes. La combinación entre un cuerpo musculoso y los papeles de héroe que interpretaba inspiró a muchos hombres para convertirse en su mejor versión.

Nada de esto significa que la influencia de Arnold haya sido perfecta. Al promover la cultura del gimnasio y admitir que consumía esteroides, le presentó estas sustancias a miles de hombres, brindándoles buenos argumentos para considerar su uso. Si lograban construir un físico poderoso y estético, quizá podrían seguir los pasos de su héroe y obtener fama y fortuna. Ese no es el legado que Arnold imaginaba. Él preferiría que se le recuerde por sus sesiones matutinas de entrenamiento en Gold’s Gym. Sus rutinas de entonces eran como las de ahora: 25 a 30 series en total, usualmente portando gafas estilo Terminator. Aunque en la actualidad su prioridad no es nada más el músculo. Hoy pasa mucho tiempo hablando y posando para fotos. Entrena “para mantenerme con vida y poder hacer películas”.

En parte, viene a Gold’s Gym por el ambiente, el cual le recuerda su juventud en Thal, un pueblo austriaco. Aún recuerda su primera vez haciendo dominadas. Tenía 15 años y se ejercitaba con sus amigos, colgando de ramas. Podía hacer dos repeticiones, pero los fisiculturistas más grandes le aseguraban que un día podría hacer 20, si es que trabajaba duro. Unos días después, le pidieron que se uniera a su club de entrenamiento: Athletik Union Graz. Desde entonces, siempre tuvo con quien entrenar.

Es el mismo enfoque que tenía en los años 70 en el Gold’s Gym original de Venice, un gimnasio diminuto en ese tiempo. En esos años, entrenaba junto con sus rivales del Olympia: Franco Columbu, Frank Zane y David Draper. Todos ellos tuvieron carreras muy exitosas en el fisiculturismo. “Había una energía muy especial en el gimnasio en ese tiempo”, explica. “Y yo quería que todo el mundo sintiera esa alegría”.

Cuando Arnold se dio cuenta de que muy pocos fisiculturistas hacían entrevistas en televisión y promocionaban el deporte, comenzó a fungir como influencer, pero al estilo de los años 70. “Nunca pensé en mí mismo con ese término porque la palabra es nueva, pero siempre intenté usar a los medios para transmitir mi mensaje”.

Si ves Pumping Iron, el documental de 1977 sobre fisiculturismo, notarás que Columbu y Zane entrenan en silencio. Lou Ferrigno, el otro protagonista de la cinta, junto a Schwarzenegger, entrena en casa y sin distracciones. Mientras tanto, Arnold bromea todo el tiempo y, por supuesto, está ese icónico monólogo en el que compara el “pump” (la inflamación temporal de los músculos tras entrenar) con un orgasmo.

“Yo era mucho más relajado y divertido”, recuerda, y remata con una frase que ha funcionado tanto en el fisiculturismo como en Hollywood y en la política: “¿Cómo haces que la gente conozca tu producto? Schwarzenegger”.

Arnold exhibe esa actitud relajada y divertida durante todo nuestro entrenamiento. En la segunda ronda de hombros, me tardo un poco y me grita que me apure. Luego, me dice que guarde el celular (estaba intentando tomar algunas fotos). Más tarde, al empezar su siguiente serie, dice en voz alta “¿Por qué mi compañero no está contando mis repeticiones como hacía Franco?”.

Su actitud me contagia de entusiasmo y además me brinda todos los consejos que podría esperar un fanático del entrenamiento. Cuento sus repeticiones y él cuenta las mías. De pronto, deja de escuchar el golpeteo de las pesas y nota que estoy recortando el rango de movimiento en unos cuantos centímetros. “¿Por qué dejarías de hacer la décima parte del ejercicio?”, me pregunta. “No hay garantía, pero esto podría ser un décimo del crecimiento que buscas”.

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Arnold se ha mantenido ocupado todo el año con proyectos como la docuserie Arnold. Aún falta un libro que se publica pronto. Nada de eso ha evitado que entrene. “Soy un adicto, no tengo alternativa”.

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SCHWARZENEGGER siempre ha sido un maestro para identificar las oportunidades que otros pasan por alto. “No planeaba ser una estrella de acción en las películas”, me dice. “Tampoco planeaba ser gobernador de California o alguien que lucharía por el medio ambiente, nada de esas cosas. Cuando veo que hay un espacio vacío, entonces entro en acción”.

Eso incluye activarse para resolver los problemas que él mismo ayudó a crear. Es por eso que ha pasado los últimos años intentando modificar la narrativa del fitness, llevándola de los músculos y la apariencia al bienestar (aunque reconoce que el “pump” siempre será importante). De hecho, este proceso comenzó hace 34 años, con el Arnold Sports Festival. Este evento anual incluye una competencia de fisiculturismo (evidentemente), pero Arnold dice que el propósito es celebrar el deporte en general y no sólo el músculo. Hay más de 50 disciplinas incluidas.

Esto le ofrece a Schwarzenegger la oportunidad de romper con uno de los mitos más grandes del fitness: que la medida más importante de tu valía es tu físico. Cuantas más películas suyas hayas visto, más fija tendrás la idea de que los bíceps lo resuelven todo. Pero esa nunca fue la creencia de Arnold. “Al principio, mi mensaje era ‘Oigan, despierten todos. Hay que moverse’”. Su festival incluye divisiones para atletas con discapacidad y se han presentado figuras como Karen Skalvoll, quien estableció un récord mundial de peso muerto portando un tanque de oxígeno en 2020.

Pero el festival de Arnold no puede resolver la cuestión de las drogas. Es bien sabido entre los fisiculturistas que no tienes posibilidades de competir si no las consumes. Hay influencers que explican sus regímenes de esteroides a detalle en YouTube y conforme la terapia de reemplazo de testosterona gana cada vez más aceptación, crece el número de atletas que promueven clínicas dedicadas a esto en las redes.

En clips de sus días de competidor, Schwarzenegger no niega haber consumido esteroides, y es completamente abierto cuando le pregunto. Me explica que tomaba testosterona y Dbol (un esteroide popular entre fisiculturistas). “100 mg por semana”, afirma. “Y tres Dbol por día, así que 15 mg diarios”.

Arnold insiste en que su uso no se compara con lo que ocurre en la actualidad. Los esteroides no eran ilegales previo a 1990, además, afirma que los tomaba bajo supervisión de un médico. Eso es muy distinto a la forma en que se consiguen hoy en día. “El fisiculturismo siempre se consideró un deporte seguro, pero ya no es el caso. Ahora la gente se muere por sobredosis de diferentes sustancias y las personas no tienen idea de lo que están haciendo. Escuchan a un montón de charlatanes. Si yo quiero información sobre cuestiones médicas, acudo a UCLA o voy a la Cleveland Clinic”. Intenta decir las cosas correctas, pero sabe que no siempre es el mejor mensajero. “No prueben con eso”, dice. “Vivimos en una época en la que constantemente buscamos la manera fácil de ganar dinero, de volvernos ricos o ser influencers, pero siempre que abusas de tu cuerpo, lo pagas. Quiero que la gente joven sepa que he visto a personas que terminan necesitando un trasplante de riñón y que sufren mucho por ello”. Él entiende que no quieras escucharlo, y se compara con un escalador que corre muchos riesgos pero le dice a otros que no lo hagan. “Reconozco la paradoja”, dice. “¿Quién soy yo para decir esto? Soy el tipo que escalaba sin cuerda”.

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Arnold se ha mantenido ocupado todo el año con proyectos como FUBAR de Netflix. Aún falta un libro que se publica pronto. Nada de eso ha evitado que entrene. “Soy un adicto, no tengo alternativa”.

EN SU ÚLTIMA EVOLUCIÓN, Schwarzenegger intenta resolver algunos de estos problemas relacionados con el fitness, y también otros que tienen que ver con las redes sociales. Todo comienza con su apertura en cuanto al consumo de sustancias. Lo que el Arnold joven hizo, no puede cambiarse, pero el de hoy tiene muy claro que lo importante es la autenticidad, y acompaña esto con una dosis de mensajes motivacionales en sus plataformas. También está Be Useful, el libro con el que espera resolver la “crisis de la utilidad”, la cual cree que está devastando a la humanidad. Pero lo que más lo emociona es Arnold, el documental. Prácticamente no está interesado en hablar de FUBAR, y lo único que dice es que el guion le recordó a True Lies. Arnold relata sus tres distintas carreras (atleta, actor y político). Es la primera vez que es entrevistado sobre su trayectoria completa. “Le dije que no a proyectos de este tipo durante años”, dice. “Pero he visto cuánta gente se siente inspirada por mi historia, así que espero que esto ayude a millones de personas a encontrar su propia visión”.

Más allá de TikTok e Instagram, Arnold está llegando directo a sus consumidores, enviándoles consejos todos los días a través de un newsletter gratuito, llamado The Pump Daily. Este comenzó en enero y ya tiene más de 400 mil suscriptores. Los newsletters son una forma cada vez más popular de conectar con seguidores sin tener que depender de algoritmos. Lo que puedes encontrar en el de Arnold son rutinas y consejos de mentalidad, así como reflexiones esporádicas sobre la sociedad. En mayo, por ejemplo, criticó a la cultura de los influencers por estar plagada de “mentirosos y charlatanes”. Muchos medios retomaron su discurso.

Arnold recuerda a Yury Vlasov, un levantador de pesas que lo inspiró en su juventud. “Debes intentar ser el Yury Vlasov de los millones de personas que se acercan a ti”, afirma. “Porque es algo que tiene un impacto en todos ellos. Luego, ellos crecerán y harán lo mismo por alguien más”.

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Playera de Rhone; pants de Polo Ralph Lauren; reloj de Audemars Piguet. Foto: Michael Muller

Ahora entiendo que su objetivo siempre ha sido algo más profundo y ambicioso que sus bíceps. Se trata de tener un impacto. Y no puedo evitar preguntarme si esa es la razón por la que me dejó acompañarlo esa mañana, me empujó en la serie de curls y me mostró su secreto para desarrollar más el deltoides posterior (su tip: aleja el pecho del soporte al hacer flyes en la máquina). Pero me explica sus razones: “Es una cuestión de equipo”, dice. “Tú me inspiras y yo te inspiro a ti”. Justo como en los viejos tiempos del Gold’s Gym, cuando la influencia de Arnold alcanzaba sólo a sus compañeros de entrenamiento.

La entrevista y sesión fotográfica se llevaron a cabo antes de la huelga del SAG.

Ebenezer Samuel, C.S.C.S. es el director de fitness de MH. La primera película que vio en el cine en su vida fue Terminator 2.

Este artículo salió publicado en la edición de septiembre 2023 de Men’s Health México y Latinoamérica.

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