La cama de bronceado está de vuelta: ¿moda o riesgo?
El resurgimiento de las camas de bronceado se disfraza de wellness, pero los expertos advierten que los riesgos siguen siendo los mismos.
A pesar de que fueron duramente criticadas por años, las camas de bronceado están adquiriendo popularidad una vez más. Desde el “bronceado responsable” hasta las camas que dicen “incrementar el colágeno”, hay un esfuerzo por deshacerse del estigma y promocionarlas de una manera distinta. En MH lo analizamos.
Ya sea el resurgimiento de los pantalones acampanados o del mullet, cada generación reinventa lo que hubo antes y lo adapta al presente. En la mayoría de los casos, esto resulta inocuo. Pero esta podría ser una excepción. La cama de bronceado, un aparato muy popular en los años 80 y 90, está de regreso. Esta utiliza luz ultravioleta (UV) para oscurecer la piel.
Dado que se les ha caracterizado como carcinógenos, un estatus que reafirmó la Organización Mundial de la Salud en 2009, estos aparatos están encendiendo las alarmas de las personas que luchan contra el cáncer de piel, un padecimiento que va al alza. Esto no solo por sus efectos, sino por la forma en que se les promueve ahora.
Algunas compañías de tecnología prometen que sus camas incrementan los niveles de colágeno y hay sitios donde se ofrecen tratamientos junto con sesiones de crioterapia. La industria del bronceado, por tanto, ha conseguido situarse dentro del paraguas del wellness. En cuanto a los riesgos a la salud, hay muchas personas que no están informadas. Una encuesta realizada el año pasado encontró que 40% de los sujetos que no sabían que la OMS considera a las camas de bronceado como algo tan peligroso como fumar, dejarían de usarlas. Pero los nexos con el concepto de bienestar, aunque tenues, no son nuevos. El médico Niels Finsen recibió el premio Nobel de Medicina en 1903 tras descubrir que la radiación de luz concentrada podría tratar la infección lupus vulgaris. En los años 30, organizaciones como la Sunlight League buscaban posicionar al bronceado como una herramienta de medicina preventiva. Pero lo que realmente cambió las cosas fue la invención de la primera cama de bronceado comercial. El primer salón con esta tecnología abrió en 1977 en Berlín. Para los años 90, la preocupación sobre el adelgazamiento de la capa de ozono y el potencial incremento en la radiación UV dio lugar a una gran cantidad de investigaciones enfocadas en el riesgo de cáncer. “Cuando la piel se expone a la radiación UV de las camas de bronceado, experimenta mucho estrés celular”, explica la dermatóloga Anjali Mahto. “La radiación UV daña el ADN dentro de las células de la piel. Cuando esto ocurre, los mecanismos de reparación del cuerpo intentan resolverlo, pero no siempre pueden hacerlo. A lo largo del tiempo, se acumulan los errores y esto puede conducir a un crecimiento celular descontrolado y es así como se desarrolla el cáncer de piel”.
Irán fue el primer país en prohibir las camas de bronceado con propósitos estéticos, seguido de Brasil. En 2019, una reseña publicada en el British Journal Of Dermatology encontró que las admisiones hospitalarias por daños relacionados con estos aparatos se habían reducido. Pero esto no duró mucho.
Gilly Perkins es gerente general de The Sunbed Association, la cual se creó en 1995 para promover las mejores prácticas en la industria. Ella relaciona el ascenso en la popuridad de las camas de bronceado con las redes sociales. “Muchos adultos dicen que se ven y sienten mejor cuando están bronceados”, dice. Y los algoritmos pueden generar un efecto dominó, promoviendo las rutinas de bronceado.
Para la doctora Mahto, este pico de popularidad puede explicarse por el marketing. “Las compañías fabricantes han promovido estos productos como una alternativa ‘controlada’ y ‘segura’ a la luz solar, con lo cual hacen creer a las personas que pueden broncearse sin consecuencias”.
Los salones hoy se parecen más a spas y algunos gimnasios cuentan con este servicio. Un ejemplo es CollaTan, una de las marcas que crean aparatos que combinan rayos UVA, UVB y luz roja. Esta última, dicen, rejuvenece la piel al incrementar la producción de colágeno y vitamina D mientras que los rayos UV broncean tu piel.

Afirmaciones engañosas
Cuando le presento estas afirmaciones a la Dra. Mahto, ella responde que este tipo de marketing es engañoso. “Aunque la terapia de luz roja, usada normalmente en un contexto médico, puede estimular la producción de colágeno hasta cierto punto, al combinarla con rayos UV se cancela el beneficio. El colágeno es descompuesto por los rayos UVA, así que cuando afirman que ‘incrementa el colágeno’, están mintiendo”. Los niveles de radiación UVB, el tipo que se necesita para la síntesis de proteína D, están limitados en la mayoría de los dispositivos. Es por eso que esta afirmación tampoco convence a la Dra. Mahto.
Eso no significa que no exista una base detrás de estos potenciales beneficios. El año pasado, la University of Edinburgh publicó los resultados de un estudio que analizó el uso de camas de bronceado por parte de 395 mil participantes de entre 37 y 73 años durante 12.7 años en promedio. Aquellos que las usaron y vivían en países con niveles bajos de luz solar, como el Reino Unido, tuvieron un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y, de forma contraintuitiva, un menor riesgo de cáncer de piel.
La Sunbed Association insiste en que se pueden usar de forma segura. “Refutamos la idea de que broncearse de forma responsable incremente el riesgo de desarrollar melanoma”, dice Perkins. “Todas las camas creadas a partir del 2009 cumplen con las normativas en cuanto a rayos UV. Eso significa que son equivalentes al sol en el Mediterráneo a mediodía. Y la sesión promedio tiene una duración de 12 minutos”.
Sin embargo, todos los dermatólogos con los que hablé estuvieron en desacuerdo con la afirmación de que las camas de bronceado no incrementan el riesgo de melanoma. “Esta idea contradice a las evidencias científicas”, dice Tracy Paine, CEO de Melanoma UK, quien cita a la OMS, Cancer Research UK y la British Association of Dermatologists entre aquellas instituciones que afirman que sí incrementan el riesgo significativamente”. Las camas modernas podrán cumplir con las regulaciones, pero aún así exponen a los usuarios a radiación UV intensa y concentrada”.
Por el momento, depende de los usuarios determinar si valen la pena los riesgos de esta práctica. Nosotros te recomendamos que tomes en cuenta los puntos que planteamos arriba.

Revisa el índice UV
Puedes encontrarlo en la app del clima. Va de 0 a 11 y más. Un valor de tres o superior indica el riesgo de sufrir daños si te expones sin protección. La recomendación es que permanezcas en la sombra entre las 11:00 am y 3:00 pm.
Aplica SPF
Sin importar tu tipo de piel o el tono, la mejor forma de protegerla es mediante un bloqueador. Aplica uno que tenga un SPF de 30 por lo menos. Hazlo entre 15 y 30 minutos antes de la exposición.
Revisa tus lunares
Acude a una clínica dermatológica para que te ayuden a identificar aquellos que pudieran ser potencialmente dañinos. Un examen de cuerpo entero puede reducir el riesgo de desarrollar melanoma en más de 40% de acuerdo con los estudios.
Busca una alternativa
Hay muchos salones que ofrecen bronceado en spray, el cual asemeja el aspecto que te dejaría un bronceado natural. También hay opciones para hacerlo tú mismo en casa. Solo ten cuidado con el tono, amigo.
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