Tu guía completa de las zonas erógenas, según los expertos
Desde los pezones hasta la nuca: los expertos explican cómo estimular las zonas erógenas para aumentar el placer.

Si lo que buscas es mejorar tu desempeño en la habitación, no necesitas ir más lejos que el cuerpo que ya tienes frente a ti. Aunque solemos pensar de inmediato en los pechos, el pene, la vulva o la vagina cuando hablamos de sexo, hay mucho más por explorar.
Bienvenido al mundo de las zonas erógenas. (Y van mucho más allá de los genitales).
“Las zonas erógenas son partes del cuerpo con una mayor sensibilidad, capaces de provocar excitación sexual cuando se estimulan. Esto se debe a la concentración de terminaciones nerviosas, la delgadez de la piel o su cercanía con el área genital”, explica Lucy Rowett, coach sexual certificada y sexóloga clínica, a Men’s Health.
Estas zonas son importantes porque amplían la experiencia sexual y pueden hacer que el sexo sea infinitamente más placentero. Al incluirlas en nuestras rutinas íntimas, descubrimos más sobre nosotros mismos y sobre lo que realmente nos gusta. Además, no son difíciles de identificar: puedes estimularlas con lengua, manos, juguetes y más. Estas áreas son verdaderos atajos hacia un sexo más intenso y satisfactorio.
Ahora bien, podrías estar pensando: “OK, ¿dónde encuentro esas zonas de placer porque necesito saberlo?” No te preocupes. Aquí tenemos todas las respuestas, con información de algunos de los principales expertos en bienestar sexual del mundo. Desde los pezones y los lóbulos de las orejas hasta la parte posterior de las rodillas, esta es toda la guía que necesitas sobre las zonas erógenas, cómo estimularlas y cómo potenciar el placer que generan.
Zonas erógenas 101
Cuando hablamos de zonas erógenas, nos referimos a cualquier parte del cuerpo que pueda producir placer sexual. Piensa en los pezones, las orejas, la parte interna de los brazos y muchas más.
Aunque los genitales se consideran las zonas erógenas primarias, hay muchas otras que pueden despertar sensaciones intensas.
Puedes verlas como “complementos sensuales” durante el contacto físico, ya que estimularlas aumenta la excitación durante los juegos previos y el sexo. “Cuando se estimulan, producen sensaciones placenteras y pueden intensificar la respuesta física”, señala Rowett. Algunas personas incluso pueden alcanzar el orgasmo solo con estas zonas.
Por ejemplo, hay quienes pueden llegar al clímax únicamente a través de la estimulación de los pezones. De hecho, estudios han demostrado que este tipo de estímulo activa la misma zona del cerebro que se enciende con el contacto genital: la corteza sensorial genital.
Eso significa que el cerebro interpreta la estimulación del pezón como si fuera genital, y si se realiza de forma constante, puede conducir al orgasmo.
De hecho, es posible alcanzar el clímax a través de cualquier parte del cuerpo, siempre que la conexión entre las señales de placer del cerebro y el cuerpo sea lo suficientemente fuerte.
Por supuesto, no todas las personas disfrutan la estimulación en las mismas zonas, pero explorar juntos puede ser una gran oportunidad para descubrir nuevas formas de placer.

La ciencia detrás del placer
La razón por la que estas áreas se sienten tan bien se encuentra en las capas profundas de la piel.
Según Nia Jane Butler, psicoterapeuta acreditada en sexualidad y relaciones (COSRT) y enfermera registrada en el Reino Unido, las diferentes capas de la piel y las terminaciones nerviosas reaccionan a distintos tipos de estímulos.
De acuerdo con Butler, las distintas zonas erógenas pueden responder a:
- Vibraciones rápidas
- Toques o pulsaciones rítmicas
- Presión sostenida y fricción
- Contacto con textura o presión fina
- Apretamientos o masajes profundos
La estimulación de estas zonas activa una mezcla química intensa, explica Butler. “La dopamina y las endorfinas impulsan la sensación de placer y recompensa, mientras que la oxitocina fomenta la confianza, la cercanía y el vínculo.”
Este proceso crea un bucle cuerpo-cerebro, en el que el toque físico se vuelve emocionalmente significativo… y profundamente placentero.
En resumen, descubrir y estimular las zonas erógenas es una forma de mejorar la intimidad y reconectar con tu cuerpo y tu pareja.
Zonas erógenas más conocidas (y algunas inesperadas)
Primero, destaquemos las principales zonas erógenas que vale la pena explorar. Estas áreas aplican tanto para cuerpos masculinos como femeninos. Sea cual sea la zona que elijas, recuerda que cada persona disfruta de maneras distintas.
Como explica Lucy Rowett, “cada zona erógena responde de manera diferente según el tipo de contacto y estimulación. Piensa en caricias, lamidas o succiones como punto de partida, y comienza más suave de lo que crees necesario.”
Genitales
Los genitales son la zona más conocida y sensible para el placer sexual. La terapeuta Nia Jane Butler sugiere experimentar con diferentes tipos de toque y mantener una buena comunicación. “Prueba caricias suaves, vibraciones, presión o frotamiento, y observa cómo responde tu cuerpo”, indica.
El glande del pene y el clítoris son las áreas con mayor concentración de terminaciones nerviosas, por lo que son zonas ideales para concentrar la estimulación.
El glans clitoris —la pequeña estructura en forma de botón en la parte superior de la vulva— contiene 8,000 de las 15,000 terminaciones nerviosas del clítoris, lo que la convierte en la zona más sensible del cuerpo femenino.
Otras zonas recomendadas para personas con vulva:
- Monte de Venus
- Entrada vaginal
- Punto G
Y para personas con pene:
- Frenillo
- Escroto y testículos
- Cuerpo del pene
Pezones
Los pezones son una fuente subestimada de placer, a pesar de su enorme potencial. Como ya mencionamos, algunas personas pueden alcanzar el orgasmo solo con su estimulación. Butler recomienda caricias suaves, succiones, lamidas y ligeros pellizcos o presión, siempre adaptando la intensidad según la respuesta.
Labios y boca
Los labios y la boca son elementos esenciales en la excitación sexual, especialmente si disfrutas del contacto físico y los besos. Según Butler, lamer, succionar, morder o jugar con la lengua puede activar sensaciones intensas en esta zona, generando una respuesta inmediata de deseo.
Ano
El ano es un área excelente para explorar, porque todos lo tenemos y cualquiera puede disfrutarlo. La abertura anal está repleta de terminaciones nerviosas, por lo que muchas personas encuentran placer en la estimulación anal, ya sea mediante lamidas (rimming), penetración (con dedos, juguetes o pene) o simples caricias externas. anales.
Perineo
Es la zona entre los genitales y el ano, y está llena de terminaciones nerviosas. Su estimulación puede aumentar significativamente la excitación. En las personas con pene, estimular el perineo también puede activar la próstata externamente, lo que genera sensaciones intensas. No en vano se le conoce como “el punto G masculino” o “P-spot”.
Zonas erógenas inesperadas
Puede que ya conozcas las más populares, pero no ignores las zonas menos exploradas, que también pueden ser igual de estimulantes. Además, el factor sorpresa puede aumentar aún más el placer. A continuación, algunas de las más interesantes y cómo activarlas.
Lóbulos de las orejas
Por qué funciona: la piel es más delgada, lo que la hace más sensible al tacto.
Cómo probarlo: pídele a tu pareja que te dé una pequeña mordida o beso en el lóbulo, y luego haz lo mismo. Algunos disfrutan mordidas más firmes, otros prefieren contacto suave o caricias. Empieza despacio y aumenta la intensidad gradualmente.
Parte interna del brazo y detrás de las rodillas
Por qué funciona: la piel en estas zonas es muy fina y está repleta de terminaciones nerviosas, por lo que responde bien a estímulos ligeros.
Cómo probarlo: recorre suavemente con los dedos desde la muñeca hasta el codo, o masajea la zona con suavidad. Si las cosquillas son demasiadas, prueba con presión más firme.
Nuca y parte posterior del cuello
Por qué funciona: esta área tiene una alta concentración de nervios, lo que la hace muy receptiva a besos, lamidas o mordidas.
Cómo probarlo: recuéstate boca abajo, recoge el cabello y deja que tu pareja bese o muerda suavemente la línea del cuello. También puedes pedirle que presione o acaricie desde la base del cuello hacia arriba.
Parte inferior de los glúteos
Por qué funciona: justo debajo de los glúteos hay una zona altamente sensible al tacto, que rara vez se explora.
Cómo probarlo: Butler sugiere realizar movimientos circulares con presión suave sobre los glúteos. En la zona del lomo y la columna baja, prueba con masajes o rasguños ligeros para aumentar la respuesta sensorial.

Cómo explorar las zonas erógenas de tu pareja
1. Explora tu propio cuerpo
Tómate un tiempo para descubrir dónde te gusta ser tocado, más allá de los genitales. “Descubrir tus zonas erógenas es empoderador”, dice Butler. “Aprender cómo responde tu cuerpo aumenta la confianza sexual y te permite expresar mejor lo que deseas.”
2. La comunicación es clave
Como en toda exploración sexual, la comunicación constante es esencial. “La mejor regla es preguntar a tu pareja qué le gusta, dónde y cómo”, afirma Rowett. “Y si aún no lo saben, es el momento perfecto para descubrirlo juntos.”
3. Tómate tu tiempo
Desacelera el ritmo. No pienses en esto como un simple “preliminar”, sino como “más juego” (o MOREplay, como dicen los expertos). Para que el sexo sea realmente inolvidable, hay que tomárselo con calma y dejar que la tensión crezca.
Esto es especialmente importante para las personas AFAB (asignadas femeninas al nacer). “La mayoría de las mujeres y personas con vulva necesitan más tiempo para excitarse por completo, y a menudo describen la experiencia como algo que involucra todo el cuerpo”, explica Lucy Rowett. Traducción simple: no te apresures.
4. Intercambia turnos con tu pareja
Convierte la exploración en un juego. Tomen turnos para descubrir las zonas erógenas del otro, experimentando qué se siente bien y qué no. “Esto fomenta la curiosidad, la comunicación y la respuesta mutua, alejando el foco del rendimiento, la penetración o el orgasmo como meta única”, señala Nia Jane Butler. La idea es explorar el cuerpo de tu pareja, hacer pausas para preguntar y luego cambiar roles.
Por qué las zonas erógenas importan para tener mejor sexo
Explorar las zonas erógenas amplía nuestra comprensión del placer, del cuerpo y de la conexión con la pareja. “El sexo se convierte en una experiencia más amplia y lúdica del tacto, lo que a menudo profundiza la intimidad y la satisfacción para ambos”, explica Butler.
Además, esta exploración consciente puede llevar a orgasmos más intensos, porque, como dice Rowett, le damos al cuerpo el espacio y el tiempo para activarse plenamente. “Cuando estimulas las zonas erógenas del otro —ya sea con besos, lamidas, caricias, mordidas o juguetes—, creas un nivel máximo de excitación física que también refuerza la conexión emocional”, señala. “Es una situación en la que todos ganan.”
Por último, recuerda: casi cualquier parte del cuerpo puede ser una zona erógena. Cada persona vive el placer de forma distinta, así que mantén la mente abierta, sigue explorando y, sobre todo, diviértete.
Via Men’s Health
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