¿Las personas jóvenes están envejeciendo más rápido?
¿Y por qué el cáncer se detecta cada vez más temprano en la vida?
Cuando Andrew Chan, M.D., se convirtió en gastroenterólogo, hace dos décadas, tuvo que acostumbrarse a la dura realidad de ver a personas jóvenes y en apariencia saludables presentarse en su consultorio con cáncer colorrectal. Pero lo que no esperaba, como especialista en genes que producen alto riesgo de desarrollar la enfermedad, es que muchos de ellos no la tuvieran en su historial familiar. Algunos de estos individuos eran maratonistas. Otros eran veganos y algunos no consumían alcohol.
En ese tiempo, los casos de detección temprana eran menos del 10% del total. Luego, hace una década, el porcentaje empezó a crecer. El día de hoy es de casi el 20%, una tendencia que él considera “impactante” porque son personas de su edad o hasta 20 años más jóvenes. Él acaba de cumplir 50.
Así que decidió ayudar a resolver uno de los misterios más preocupantes de la medicina: ¿Por qué cada vez más adultos jóvenes están siendo diagnosticados con tipos de cáncer que solían asociarse con personas de la tercera edad?
Investigaciones recientes de la American Cancer Society subrayan la importancia de su misión: de 34 tipos de cáncer, 17 van al alza entre personas jóvenes, incluidos nueve que van a la baja entre personas de mayor edad.
¿Qué está pasando?
Hay muchas pistas que investigar: ¿Comimos demasiados alimentos procesados cuando éramos niños y arruinamos nuestro microbioma? ¿Ingerimos una cantidad excesiva de microplásticos? ¿Es el resultado del abuso del alcohol? ¿Se debe a la creciente tasa de obesidad?
Estas preguntas son lo que llevó al Dr. Chan a liderar Team Prospect, un proyecto financiado por el National Cancer Institute de Estados Unidos junto con equipos de investigadores del Reino Unido, Francia, Italia e India. Se sumaron epidemiólogos, químicos, científicos de datos y expertos en el microbioma para investigar estas posibilidades.
La colíder de este proyecto, Yin Cao, Sc.D. halló, junto con su equipo de investigadores de la Washington University School of Medicine, evidencias de que las personas jóvenes están envejeciendo más rápido que otros grupos de edad.
La idea de que tu cuerpo puede ser más viejo que tu edad cronológica no es nueva. Pero lo que encontró el equipo de la Dra. Cao es sorprendente. Calcularon la edad biológica de casi 150 mil personas a partir de muestras de sangre. Al analizar nueve biomarcadores, incluida la creatinina, proteína C reactiva, glucosa y el conteo de glóbulos blancos, calcularon que aquellos que nacieron en 1965 o después tienen una probabilidad 17% mayor de padecer un envejecimiento acelerado que quienes nacieron entre 1950 y 1954.
Aún más preocupante: demostraron que hay un incremento dramático en el riesgo de cáncer de aparición temprana: 42% para el de pulmón y 22% para el gastrointestinal.
La Dra. Cao le dijo a Men’s Health que no discutirá los resultados de esta investigación hasta que aparezcan en una publicación médica arbitrada. Pero mientras esperamos que eso ocurra, su equipo ha planteado una pregunta interesante: si pudiéramos detener el envejecimiento celular anormal, ¿podríamos detener el desarrollo del cáncer también?
Tradicionalmente, al cáncer se le ha visto como una enfermedad del envejecimiento. Esto porque conforme pasan los años, nuestros cuerpos enfrentan más estrés oxidativo y daños en el ADN, lo cual puede alterar a las células y conducir al crecimiento de tumores. Además, con la edad el cuerpo se vuelve menos eficiente para desechar a las células “senescentes”, las cuales pueden provocar inflamación y dar lugar a tumores. A fin de cuentas, el sistema inmune se va debilitando.
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¿Monitorear el envejecimiento puede ayudarnos?
Esta noticia, del cáncer en personas más jóvenes, llega justamente en un momento donde la ciencia de la longevidad está creciendo más que nunca y prácticamente se está convirtiendo en una obsesión. Investigaciones de Vadim Gladyshev, Ph.D., un profesor de medicina en Harvard Medical School que estudia el tema, sugieren que, después de nuestra tercera semana en el útero, cada persona envejece a diferentes ritmos a lo largo de la vida. Aunque aún no comprendemos del todo por qué esto ocurre, hay formas de saber en qué estado se encuentra tu cuerpo.
En 2013, el genetista Steve Horvath, Ph.D., hizo el descubrimiento que hace que esta conversación sea posible: el reloj epigenético. Mientras estaba en UCLA, publicó un estudio en el que explica cómo mediante “el reloj Horvath” podría estimarse la edad biológica de alguien, analizando los cambios químicos que ocurren en el ADN (metilación). Hay 28 millones de ubicaciones en el cuerpo humano donde estos cambios pueden ocurrir, debido a los genes, el estilo de vida, el ambiente y la edad. El reloj analiza un centenar de ellos para estimar la edad biológica.
En un método nuevo, los científicos miden la edad biológica analizando 10 mil proteínas plasmáticas en una gota de sangre. Luigi Ferrucci, M.D., Ph.D., director de ciencia en el National Institute on Aging, imagina un futuro en el que nuestra edad biológica será medida de forma rutinaria, quizá como parte de una revisión anual, de manera que los doctores puedan identificar a las personas que están envejeciendo a un ritmo acelerado décadas antes de que desarrollen enfermedades.
Sin embargo, mientras que la ciencia es cada vez más precisa en términos de medición de esta variable, hay una cuestión adicional que debemos tomar en cuenta. Todos estos relojes biológicos podrían no contar la historia completa de cómo el cuerpo lidia con el envejecimiento y cómo van cambiando los porcentajes de riesgo de desarrollar enfermedades.
“Hay una nueva comprensión sobre cómo la edad biológica puede fluctuar”, dice Gladyshev. Su equipo publicó un estudio el año pasado en el que muestran cómo la edad biológica incrementa durante etapas de mucho estrés, como cirugías, covid o embarazo, pero se reduce de nuevo tras la recuperación.
Qué tanto podemos incidir en el envejecimiento para prevenir enfermedades también es algo debatible. Hay cada vez más evidencias de que el impacto que podríamos tener es mínimo. Los científicos saben que los fumadores y las personas con obesidad envejecen más rápido, pero todos esos cambios en el estilo de vida en los que hemos confiado para ganar más tiempo, podrían brindar resultados sólo hasta cierto punto. “Hay cosas que puedes hacer, pero reducen tu edad epigenética en sólo un par de años. La reducción no será de 40 años”, dice Horvath, ahora investigador principal en Altos Labs, una compañía de biotecnología enfocada en terapias de rejuvenecimiento celular.
De hecho, el equipo de Horvath ha desarrollado lo que llaman el “GrimAge clock”, el cual se enfoca en 1,030 ubicaciones epigenéticas. La edad cronológica de Horvath es de 56, pero a pesar de autodescribirse como “un apasionado de este tema”, lo más bajo que ha llegado su edad biológica recientemente es 52.
Durante un año, cuando su “GrimAge” era tres años mayor que lo usual, se puso las pilas y realizó todos los cambios que pudo. Eliminó el azúcar de su dieta y le bajó a los carbs. Consumió una estatina y añadió aún más vegetales a su dieta. Después de un año de sacrificios, redujo el número en un par de años. A pesar de esto, subraya que esos cambios en el estilo de vida son una inversión que vale la pena porque podrían mejorar no sólo la longevidad, sino la calidad de vida, es decir los años en los que no te sientes enfermo y frágil.
Otras alternativas
Incluso si modificar nuestra edad biológica no es tan sencillo como quisiéramos, esto no ha detenido a la ciencia en su búsqueda de formas de reducir los efectos del envejecimiento. “Estamos trabajando muy duro para encontrar una intervención”, dice el Dr. Ferrucci. Se calcula que el sector de las investigaciones sobre longevidad podría valer alrededor de 600 mil millones de dólares el próximo año.
Estas intervenciones incluyen medicamentos que podrían desechar a las células senescentes que provocan daños. Hay varios que están en pruebas de fase 2. Otras investigaciones buscan adaptar tratamientos para enfermedades como la fibrosis pulmonar idiopática y la diabetes para que ayuden a combatir el envejecimiento. El compuesto urolitina A, derivado de la microbiota intestinal, se está estudiando por su capacidad de combatir a las enfermedades, ya que le brinda un impulso a las mitocondrias y ayuda a que los músculos se mantengan jóvenes. Finalmente, la molécula nicotinamida adenina dinucleótido (NAD+) se está investigando por su potencial para combatir los desórdenes vasculares relacionados con la edad.
Todo esto es esperanzador y si los efectos del envejecimiento pueden detenerse, quizá también podamos hacer eso con las enfermedades.
Y, aunque el cáncer está atacando más temprano, los métodos de detección como pruebas sanguíneas se utilizan cada vez más para detectar señales tempranas de cáncer. Algunas personas incluso se están sometiendo a resonancias magnéticas de cuerpo completo con el mismo objetivo en mente.
El incremento en el riesgo del desarrollo de cáncer a edad temprana es una buena razón para hacerse estudios. Recuerda que esto es aún más importante si tienes factores de riesgo como un historial familiar. Lo mismo si tienes algún tipo de síntoma. Para el cáncer de cólon, por ejemplo, los síntomas que deberían ponerte en alerta antes de los 45 años son cambios en los hábitos para ir al baño, dolor abdominal, sangre en las deposiciones y pérdida de peso inexplicable. “Sería ideal poder tratar a las personas en las fases tempranas de la enfermedad”, dice el Dr. Ferrucci, “cuando aún tienen un cuerpo saludable”.
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