¿Sirven los monitores de glucosa si no tienes diabetes?
Los sensores de glucosa ya no son solo para diabéticos. Descubre si realmente mejoran tu salud o son una moda tecnológica.

Seguramente has visto el parche en el brazo de corredores profesionales o has escuchado sobre esos sensores diminutos que envían datos constantes de glucosa al teléfono. Los Monitores Continuos de Glucosa (CGM, por sus siglas en inglés) son la nueva obsesión de la industria farmacéutica, los atletas y cualquier persona interesada en llevar un seguimiento extremo de su salud.
Diseñados originalmente para personas con diabetes tipo 1 —como sustituto de los pinchazos en los dedos y para ayudar a manejar la insulina—, los CGM ahora están disponibles sin receta médica para cualquiera que tenga curiosidad sobre su nivel de azúcar en la sangre.
Pero, ¿existe realmente un beneficio en observar cómo fluctúan tus niveles de glucosa a lo largo del día si eres una persona sana? Consultamos a investigadores y médicos líderes para entender qué dicen los datos y qué deberías saber si estás pensando en probar uno.
Uso del CGM en hombres sanos: lo que dice la evidencia
Primero lo primero: existen datos claros y sólidos que respaldan el uso de CGM en personas con diabetes, pero si no la tienes, “los datos son nulos”, afirma David Nathan, M.D., director del Centro de Diabetes del Hospital General de Massachusetts. Hasta la fecha, ningún metaanálisis ha analizado el impacto del uso de CGM en hombres saludables.
Eso no significa que no haya evidencia futura. Christopher Kelly, M.D., cardiólogo y asesor de Men’s Health, señala: “No puedo afirmar con certeza que el uso de CGM en hombres sanos no sea útil, porque tampoco se ha realizado un estudio grande que lo descarte. Simplemente, no lo sabemos.”
Por ahora, la información disponible no resulta muy convincente. Los CGM miden las fluctuaciones del azúcar en la sangre, y las fluctuaciones normales son eso: normales. Los picos y caídas ocurren porque comemos a intervalos, y la absorción de nutrientes se refleja en esos cambios. Para la mayoría de los hombres sanos, los niveles de glucosa permanecen entre 70 y 140 mg/dL casi todo el tiempo, incluso después del postre, explica Adedapo Iluyomade, M.D., cardiólogo radicado en Miami.
Décadas de investigación demuestran que las complicaciones de la diabetes —enfermedades renales, cardíacas oculares— están relacionadas con promedios de glucosa a largo plazo, no con picos momentáneos. Por eso el estándar de oro para medir la glucosa es la hemoglobina A1C, no la variabilidad inmediata.
En personas con diabetes tipo 2, los valores del CGM se alinean con el A1C, según un estudio reciente de la Harvard Medical School que analizó ocho métricas distintas del monitor. Pero en personas con prediabetes o niveles normales de glucosa, estas métricas mostraron muy poca relación con los niveles de A1C.
El Dr. Nathan añade que aún no hay evidencia que indique que las fluctuaciones en tiempo real del azúcar en sangre influyan en la salud de alguien sin diabetes, aunque reconoce que “es una hipótesis comprobable; simplemente, nadie la ha estudiado todavía.”
El argumento de la optimización
Los defensores del CGM aseguran que comprender las fluctuaciones de glucosa —incluso dentro de un rango saludable— podría ayudarte a optimizar tu salud y rendimiento físico. Si sabes, por ejemplo, qué alimentos elevan demasiado tu glucosa, podrías evitarlos y mejorar tu control de peso o tus niveles de energía.
Más allá de prevenir enfermedades, algunos argumentan que los CGM pueden ayudarte a funcionar en tu máximo nivel. “Los datos apuntan a que, si tenemos menos variabilidad y menos subidas y bajadas, nos sentimos más equilibrados y optimizados”, explica Pam Nisevich Bede, R.D., dietista registrada en Abbott, empresa creadora del CGM Lingo.
Ciertas investigaciones han vinculado los cambios en el horario de las comidas, el tiempo sedentario y el sueño con variaciones en la glucosa, incluso entre adultos sanos y no diabéticos.
Un CGM permite observar esas fluctuaciones: cómo comer tarde, moverte menos o dormir poco afecta tus niveles de glucosa al día siguiente. Y ese, dice Bede, es uno de los principales beneficios del uso de CGM en personas sanas: la personalización. “Empiezas a notar patrones y a jugar al detective de lo que ocurre detrás de escena.”
Suena prometedor, y los datos pueden resultar convincentes. Si ves en tu teléfono que un alimento específico dispara tu azúcar en sangre, puedes —y deberías— cambiar tus hábitos, ¿cierto?

Lo que opinan los médicos sobre los monitores continuos de glucosa (CGM)
Bueno, es complicado. Si bien los aumentos repentinos de glucosa fuera del rango normal se asocian con aumento de peso y podrían llevar a desarrollar diabetes en el futuro, los alimentos que provocan eso son los que probablemente ya sospechas: carbohidratos refinados, pan blanco, azúcar añadido, papas fritas y similares. No necesitas un CGM para saberlo.
Más allá de eso, si eres una persona sana, es posible que los picos no sean tan importantes. “En la diabetes, sabemos que los picos de glucosa después de comer se relacionan con resultados cardiovasculares negativos, pero en la población general, esas variaciones dentro de un rango normal no se asocian con ningún efecto adverso”, explica el Dr. Adedapo Iluyomade. (Eso no significa que “no importa lo que comas”: una dieta constante de carbohidratos refinados y azúcares añadidos no es buena por muchas otras razones).
El Dr. Christopher Kelly añade que quienes probablemente más se interesen en usar CGM para “optimizar” su salud —como atletas o entusiastas de la nutrición— son, paradójicamente, los que menos beneficios podrían obtener, ya que por lo general ya están en sintonía con su cuerpo y gozan de buena salud.
Y aunque conozcas cómo responde tu cuerpo, “poner los datos frente a las personas no significa que cambiarán su comportamiento”, dice Kelly. Basta recordar el esfuerzo que tomó incluir las calorías en las etiquetas y menús: no hay evidencia sólida de que eso haya cambiado los hábitos de consumo.
Por ello, Kelly señala que como médico es difícil ofrecer orientación clara sobre el uso de CGM en hombres sanos, debido a la falta de estudios clínicos. Explica que incluso le cuesta asesorar a sus pacientes que usan esta tecnología, pues no existen guías oficiales sobre cómo interpretar o actuar ante los datos recolectados en personas sin diabetes. Y eso, dice, es una gran desventaja.
Los problemas con los CGM
Tener mucha información sin las herramientas adecuadas para interpretarla puede generar ansiedad. En su práctica, el Dr. Iluyomade ha visto pacientes que se vuelven obsesivos con mantener una gráfica “plana” durante todo el día, ajustando su dieta de forma extrema, lo que puede derivar en hábitos alimenticios poco saludables.
Además, hay otras desventajas. Una de ellas es el costo, ya que los CGM pueden costar alrededor de 100 dólares por un mes de uso.
Otro punto importante: los CGM miden el líquido intersticial (el que se encuentra entre las células), por lo que sus lecturas tienen un retraso de 20 a 30 minutos respecto al nivel real de azúcar en sangre. Cuando comes, los nutrientes primero ingresan al torrente sanguíneo, circulan por el cuerpo y después llegan al líquido intersticial. “Las personas podrían confundir cómo se sienten ahora con su nivel actual de glucosa, cuando en realidad están viendo el valor de hace 20 minutos”, explica el Dr. Nathan.
También, los CGM de venta libre pueden tener un margen de error del 10 al 20%, señala Nathan. Esto significa que una persona sana podría ver lecturas “altas” o “bajas” que en realidad son normales, lo que podría causar preocupaciones innecesarias.

La conclusión
En resumen, los monitores continuos de glucosa son herramientas transformadoras y potencialmente salvavidas para personas con diabetes, especialmente tipo 1 o quienes usan insulina. Fuera de esos casos, probablemente no te revelen mucha información útil.
El Dr. Iluyomade recomienda que, si decides probar un CGM, lo uses por unas semanas como herramienta de aprendizaje y observes tres indicadores clave. Si tu regulación de glucosa no es tan buena como crees, estos datos podrían servirte de alerta para realizar una prueba de laboratorio y descartar prediabetes o diabetes.
- Glucosa promedio: si eres una persona sana, debería rondar los 98 o 99 mg/dL.
- Tiempo en rango: deberías pasar casi todo el tiempo entre 70 y 140 mg/dL. (Si notas que el porcentaje de tiempo en ese rango disminuye con el tiempo, podrías estar desarrollando resistencia a la insulina o prediabetes.)
- Niveles fuera del rango: si ves con frecuencia valores por encima o por debajo de 70–140 mg/dL, eso puede indicar problemas en la regulación de la glucosa y la necesidad de ajustar tu dieta o estilo de vida.
Y si lo que buscas es salud y rendimiento, invierte en lo básico: una buena alimentación, ejercicio constante, descanso de calidad y control del estrés. Esas son las estrategias comprobadas para mejorar tu bienestar y desempeño.
Vía Men’s Health
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