La fábrica de músculos de Ohio State
Es aquí donde los campeones del futbol americano colegial en los Estados Unidos se reúnen para fortalecer cuerpo y mente.
Ya sea que hagan sprints o sentadillas, los jugadores de Ohio State se empujan unos a otros de diversas formas. Durante el entrenamiento de verano, los Buckeyes dependen de sus colegas para obtener motivación en la sala de pesas o en sus carreras grupales. La confianza mutua es esencial para superar ejercicios brutales de acondicionamiento.
Estamos en la sala de pesas de Ohio State y se escucha como si se estuviera llevando a cabo un rito de iniciación. Hay gritos, golpes de discos con barras y el sonido de cadenas siendo arrastradas por el suelo. Son las 10:00 am en un jueves de junio y la mitad del equipo se está sometiendo a una prueba de máximo de sentadilla trasera. Hay 28 racks y todos están rodeados de jugadores. A algunos seguramente los conoces. Caleb Downs, el mejor jugador defensivo del año, está en una plataforma. El receptor y ganador del Heisman Trophy, Jeremiah Smith, está en otra. En el resto hay jóvenes de 18 años emocionados por la idea de cargar grandes pesos frente a sus colegas.

Se colocan las barras sobre los hombros y espalda y luego hacen repeticiones mientras los demás gritan y aplauden. Es un caos controlado. Cada jugador que consigue un nuevo récord personal hace sonar una bocina de aire para celebrar. La bocina suena tanto que se queda sin aire el tanque, pero lo que no se detiene son los high fives, los gritos y las palmadas en la espalda.
Mick Marotti, el conductor responsable de esta orquesta, camina entre racks, corrigiendo la técnica de los jugadores y gritando instrucciones: “¡Apóyense unos a otros!”. Marotti es director asociado del área deportiva y ha entrenado a los Buckeyes desde la temporada 2012. Su registro desde entonces es de 153-19 y ha ganado dos campeonatos (2014 y 2024), además de que 28 de sus jugadores han sido elegidos en la primera ronda del draft de la NFL. Detrás de su método hay un enfoque en los datos. “Actitud, esfuerzo, resiliencia y disciplina. Esos puntos no son negociables”, dice. “Ese es el cómo. Lo que hagamos exactamente sí cambia con el tiempo”. Mientras Marotti empuja a sus jugadores para que se vuelvan más rudos, sus coaches, tanto especialistas en fuerza como en ciencias del deporte, obtienen datos de todo lo que ocurre. Cada rack está equipado con un sistema de cámaras EliteForm, el cual registra cada repetición y calcula las estadísticas instantáneamente. El científico del equipo, Dan Cencer, CSCS, le realiza pruebas a los jugadores usando el ForceFrame, un equipo usado para medir la fuerza isométrica del tren inferior. Más temprano ese mismo día, los jugadores empujaron trineos y pusieron a prueba su velocidad con sprints de 20 yardas.
Los datos son importantes, pero el enfoque de Marotti en la resiliencia es lo que distingue a Ohio State. El equipo ha estado leyendo Chop Wood, Carry Water: How to Fall in Love with the Process of Becoming Great. Discuten algunos pasajes entre sus sesiones. Es como el club de lectura más en forma del mundo. Luego, terminan sus sesiones con competencias como sprints en la air bike, lo cual deja incluso a los más fuertes sin aire en el suelo. Los une el esfuerzo.
Conoce a los Buckeyes
Sonny Styles, linebacker

“Tener a tus colegas a un lado se siente muy bien. Hace que aprietes más. Quieres demostrar que tienen razón porque todos ellos creen en ti. Eso es algo que el coach Mick intenta enseñarnos: si estás en la sala de pesas tienes que motivar e inspirar a los otros que están ahí. Y si no conseguiste eso, el día no fue un éxito, aunque hayas cargado mucho peso. Un buen día depende de que motives e inspires a alguien más”.
Dan Cencer, CSCS, CPSS, científico del deporte

“Lo más importante aquí es la cultura. Hacemos las cosas juntos y nos esforzamos mucho. En todas las pruebas tienes que dar el máximo. Si no consigo que hagan eso, entonces la prueba no es correcta. Esa es una de las cosas más importantes: debes impulsarlos para que hagan las cosas bien”.
Kenyatta Jackson, JR., ala defensiva

“Los coaches nos dicen que Ohio State no es para todo el mundo y eso es real. Aquí te empujan al límite y una cosa sucederá: te romperás o te convertirás en un hombre. Te desarrollarás como jugador de futbol americano y como persona. Porque, más allá del campo, ¿quién eres? Tenemos un letrero que dice: NUESTRA CULTURA ES LA PELEA. Es pelear todos los días para ser la mejor persona que puedes ser”.
Caleb Downs, safety

“El entrenamiento enfocado en resiliencia añade algo que no obtienes con la preparación enfocada solo en rendimiento: la certeza de que eres capaz de hacer cosas duras. Eso es algo muy importante, especialmente para un hombre joven que está intentando mejorar. Sentí el cambio porque jugué primero en Alabama y el enfoque no era el mismo. Se trataba de ser fuerte y rápido, pero el coach Mick se concentra en ambas cosas. Hablan mucho sobre generar callos aquí, hacer que el cuerpo se adapte. Y también hay un elemento de competencia en todo. Cuando estás compitiendo con alguien más, empujas más allá de tus límites. De esa forma, cuando arranca la temporada, nuestros cuerpos ya han alcanzado nuevos niveles”.
Austin Sireveld, liniero ofensivo

“Cuando eres de primer año ves lo que levantan los veteranos, así que cada año te enfocas en ir construyendo, entrenando, comiendo bien y recuperándote de forma adecuada. Puedes ver el progreso a lo largo del tiempo. En la actualidad soy uno de los mejores levantadores y eso se siente muy bien. Este programa me ayuda a empujar más que nunca”.
Mick Marotti, director asociado del área deportiva

“Tenemos ciertos parámetros que debemos alcanzar. Todos los días, los jugadores reciben una flecha arriba o abajo, dependiendo de su esfuerzo y sus resultados. Si las flechas apuntan hacia arriba, en 30 días, habrás avanzado mucho. Si no, tenemos problemas. En ese caso intentamos resolver lo que está ocurriendo, ya sea mental o emocionalmente. Es muy competitivo. Trabajamos muy duro por cada avance. Ese es el estándar”.
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