¿Vale la pena probar la terapia de testosterona?
Desde políticos hasta actores y neurocientíficos, tal parece que en la actualidad todo el mundo recorre a la terapia de reemplazo de testosterona. Pero, ¿en verdad es el mejor aliado de tu humor y masa muscular, o en realidad se exageran los beneficios y esconde el lado negativo?

Hace un par de años sucedió algo surrealista. Durante el verano, los ojos del mundo estaban fijos en el abdomen de un político de 69 años: Robert Francis Kennedy Jr. Videos de RFK Jr. con el torso desnudo haciendo press de banca se viralizaron. “Make muscles great again”, comentó alguien, haciendo alusión al eslógan de Trump. Tiempo después, se reveló que el entonces candidato independiente a la presidencia de Estados Unidos, y más tarde elegido como secretario de salud por el magnate y presidente de nueva cuenta, estaba siguiendo un régimen de terapia de remplazo de testosterona (TRT).
No era el único. También actores de Hollywood e influencers de fitness revelaron que consumían testosterona. Un ejemplo es Joe Rogan, quien, dice, usa la terapia de reemplazo hormonal desde los 40. Andrew Huberman es otro ejemplo. Decidió probarla como parte de su investigación para un libro sobre optimización hormonal. El año pasado, el actor que da vida a Jack Reacher, Alan Ritchson, le explicó a Men’s Health que su doctor le recomendó la TRT para ayudar con una lesión en el hombro y una agenda de filmaciones muy apretada. No todos están enfocados en restablecer sus niveles subóptimos, sino que buscan maximizar su potencial para combatir los efectos del envejecimiento. No están de acuerdo con que la testosterona deba reducirse conforme pasa el tiempo.
El revuelo en torno a la TRT es nuevo, pero la terapia con andrógenos no lo es. Sus orígenes pueden rastrearse a los años 30, cuando un equipo de investigadores holandeses, liderado por Karoly David y Ernst Laqueur aislaron testosterona a partir de testículos de toro en Amsterdam. Poco tiempo después, una variante sintética de testosterona comenzó a usarse para tratar el hipogonadismo masculino, una condición que provoca que el cuerpo no produzca suficiente de esta hormona.
Algunos síntomas comunes de esta condición incluyen fatiga, disfunción sexual, depresión, poca concentración y sofocos. Si no reciben tratamiento, los pacientes pueden desarrollar anemia, osteoporosis y un incremento en el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Una vez que la industria del fitness notó los beneficios potenciales de la testosterona para la ganancia muscular, rápidamente se convirtió en la sustancia favorita para los fisiculturistas alrededor del mundo. Algo que el mismo Arnold Schwarzenegger ha reconocido que consumió. Hay que mencionar que la TRT es legal si cuentas con una receta médica y si bien el objetivo de los esteroides anabólicos es incrementar los niveles de la misma rápidamente, la TRT tiene por objetivo recuperar la homeostasis.
Se sabe desde hace mucho que los niveles de testosterona caen con la edad, a un ritmo de 1% a partir de los 30 o 40. Pero el miedo de que esté habiendo una reducción mayor de lo esperado de forma generalizada ha incrementado la demanda. El Dr. Robert Stevens, fundador de The Men’s Health Clinic, la cual se especializa en TRT, dice que los influencers son responsables en parte por esto. “Escuchas muchas falsedades en línea sobre cómo en los años 60, los hombres tenían una testosterona de más de 50”, afirma. Los niveles óptimos para los hombres van de 10 a 30 nanomoles por litro (nmol/L). “Eso es simplemente absurdo”, continúa el Dr. Stevens. “Los niveles totales de testosterona y los de testosterona libre en los hombres saludables no han cambiado”. Lo que ha cambiado son los límites de referencia establecidos por las autoridades sanitarias. “Como resultado, ahora estamos basando lo ‘normal’ en una población enferma”, explica. “Estamos más enfermos debido al estrés, descanso pobre, mala dieta, químicos en los mantos acuíferos, la epidemia de la obesidad… Hay un millón de razones”.
Además, tener un rango que no haga distinciones con base en la edad es otro problema. Lo que es óptimo para un adolescente no es lo mismo para un hombre retirado.

Oferta y demanda
Aunque el septuagenario Kennedy usa la TRT como parte de su régimen antiedad, Rogan de 57 la emplea para obtener más energía y Huberman con 49 lo hace por curiosidad, cada vez más influencers en sus veintes o treintas están acudiendo a esta terapia.
Al comienzo de este año, el entrenador convertido en figura de las redes, James Smith, publicó un video en Facebook donde revela que usa TRT. Admitió que sus niveles de testosterona libre (esta es la hormona “activa”, que no está unida a proteínas) eran de 340.1 pmol/L o 0.3401 nmol/L. “Estaba muy abajo. Tengo 35 años y cuando era más joven usé esteroides y estoy cronicamente sobreentrenado. Tengo un hijo pequeño y siempre estoy estresado”, le dijo a su millón de seguidores. “Tenía dos opciones: meditar, trabajar menos y entrenar menos o tomar testosterona. Para mí fue obvio”.
Acudió con un médico que le recetó TRT y cada mes se hace pruebas de sangre. “Me siento un poco más fuerte, pero no es nada excepcional”, explica, y añade que su colesterol y su riesgo cardiovascular han mejorado. “Pero sobre todas las cosas, mi humor es infinitamente mejor. Me despierto con ganas de hacer las cosas. Para mí lo mejor no fue algún cambio en términos de composición corporal, sino el hecho de que recuperé mi libido. Mi vida es mejor ahora. Sí, me estoy quedando calvo, pero eso ya estaba ocurriendo de cualquier forma”. Ben Coomber, un empresario, autor y padre de dos hijos también ha sido transparente en cuanto a su relación con la TRT. Todo comenzó porque sufrió de covid prolongado. Sus niveles se redujeron de 20.5 nmol/L a 13.5 nmol/L en apenas dos años. “Es una gran caída en un lapso breve”, nos dice. En su podcast, ha contado también que se sentía muy mal. “Era como si estuviera muerto por dentro. Me sentía deprimido la mayor parte del tiempo. Eso significaba que trabajaba más de lo que debía para no tener que pensar tanto. Era muy difícil lidiar conmigo”.
Sus resultados lo alentaron a mejorar su descanso por la noche, nutrición, ejercicio y manejo del estrés, pero nada parecía funcionar. Luego, fue a visitar al Dr. Robert Stevens. “Me dijo ‘para tu edad, tus niveles son muy bajos. Tienes todos los síntomas y te ves terrible’”. Esto lo hizo sentir muy vulnerable. “Me asustó porque sabía que tendría que someterme a la terapia el resto de mi vida. Eso no era algo que hubiera imaginado antes. Sé cómo funciona el cuerpo y que la testosterona tiende a reducirse con el tiempo, pero no pensé que sucedería tan pronto”. Su terapia consistía en microdosis de testosterona administradas por él mismo con una inyección. “Las primeras seis semanas te sientes muy bien”, dice. “En verdad notas la diferencia en tu sistema. Luego, de la semana seis a los 10 meses, pasas por un periodo complicado mientras intentas optimizar los niveles”.
A lo largo del proceso, Coomber se realizó pruebas de sangre periódicas, de manera que el Dr. Stevens pudiera monitorear la dosis. “Diría que tomó alrededor de un año que mis niveles estuvieran donde los queríamos”, explica. Desde entonces, su testosterona ha pasado de 13.5 a 30, más del doble. “Ahora me siento muy bien”.
Pero más allá de los beneficios físicos, dice que los efectos más grandes de la TRT los ha notado en su estado mental. “Sentirme bien conmigo y poder experimentar alegría. Muchas personas se enfocan en lo físico y si bien es cierto que hay beneficios ahí, primordialmente es una cuestión mental y emocional”.
Debajo del estándar
Los síntomas de la testosterona baja también pueden incluir fatiga, falta de concentración y dificultad para ganar masa muscular, según me cuenta Coomber. Me siento identificado con lo que me dice, así que decido revisar mis niveles en la clínica del Dr. Stevens. Los resultados generan más preguntas de las que responden. Una prueba de sangre revela que gozo de buena salud y mi resultado es de 15.1 nmol/L para testosterona (entre 8.7 y 29.0 es considerado un rango saludable por múltiples fuentes) y 0.269 nmol/L para testosterona libre (el rango óptimo va de 0.162 a 0.628).
Mis niveles son poco más elevados que los de Coomber y más bajos que los de Smith. “Con 15.1, tu testosterona está en el límite inferior. No es clínicamente baja, de acuerdo con las estadísticas de la British Society for Sexual Medicine, que colocan la línea en 12, pero es baja para alguien de 37 años”, me dice el Dr. Stevens.
¿Eso significa que necesito TRT? “Espera”, me dice. “La testosterona total es sólo una pequeña parte del todo. Siempre buscamos causas. Todas las hormonas son interdependientes, así que vemos el panorama completo, no una de forma aislada”.
A continuación, analiza mis niveles de testosterona libre. “Esa es la cantidad de testosterona que tienes disponible”. De nuevo, es bastante baja. Aquí es donde se complica todo. Mi testosterona libre es baja, dice, porque tengo un nivel saludable de SHBG (globulina fijadora de hormonas sexuales). “Ahí está la paradoja”. El resto de mis hormonas parecen estar haciendo bien su trabajo, pero identifica niveles reducidos de vitamina D, B12, zinc y folatos: micronutrientes que ayudan a generar testosterona. “Si hay una lección que todo el mundo debería llevarse es que deberían consumir 400 IU de vitamina D3 por la mañana durante todo el año”, me dice. También recomienda un suplemento de vitamina B. “No queremos que empieces con la TRT a menos que realmente la necesites”.
En vez de eso, si fuera un cliente regular, su consejo sería que me enfoque en factores de estilo de vida, incluyendo estrés, descanso, nutrición, ejercicio y mentalidad, y hacer una nueva evaluación seis a ocho semanas después.
“Mi objetivo es no tener que recetar TRT, lo cual suena tonto porque somos una clínica privada y ganamos dinero con eso”, dice. “Pero no lo apreciarás realmente a menos que lo necesites. Es costoso en términos de tiempo, esfuerzo y dinero. No es algo sencillo”.
Cuando tengo tiempo para reflexionar sobre lo que conversamos, me doy cuenta de que estoy más confundido que cuando empecé. “Si hubieras exhibido síntomas negativos como mal humor, fatiga sin explicación, confusión y baja libido, habría sugerido que te hicieras una prueba de sangre antes, en cuatro semanas, dependiendo de cómo te sintieras después de hacer modificaciones a tu estilo de vida. Así podríamos haber tenido una discusión más informada”, me escribe vía email más tarde esa semana.
Mientras tanto, los resultados son una llamada de atención para que haga del sueño una prioridad, deje de comer basura y me estrese menos, factores que podrían haber impactado a mi testosterona durante la última década. La consulta me deja con una pregunta: ¿un mayor acceso a esta terapia sería algo positivo o negativo?
Puedes tener demasiado de algo bueno
Con niveles de T como los míos, probablemente la mayoría de los médicos no recomendarían la TRT, es decir que alguien en mi situación podría verse tentado a acudir al mercado negro. El Dr. Michael Sagner afirma que ha visto un incremento en el número de clínicas, tanto legítimas como no reguladas, que promueven la TRT. Hay tres categorías principales de usuarios. Primero, las personas que tienen señales de baja testosterona. En segundo lugar, los fanáticos del gimnasio que quieren obtener más ganancias con su entrenamiento. “Ese ha sido el caso desde los años 40 y 50”, dice. Ahora tenemos una tercera categoría: aquellos que buscan llevar sus niveles más allá de las recomendaciones. “Hemos visto a personas que desean niveles superfisiológicos de testosterona, mucho más allá de lo que tendría una persona naturalmente dotada”.
El Dr. Sagner dice que con la testosterona puedes ver “un incremento casi lineal en muchas funciones fisiológicas hasta cierto punto”. Queda claro por qué RFK Jr. es un fanático de esto. Pero insiste en que la testosterona no es un atajo. “Cuando se cuenta con supervisión médica, la TRT es extremadamente benigna, pero como industria debemos tener cuidado. El riesgo es que muchas personas a las que les dicen que no lo necesitan porque sus niveles están bien, podrían acudir al mercado negro e inyectarse ellos mismos”. Cuando las personas usan productos que no son de grado farmacéutico; cuando no se hacen pruebas de sangre o no son conscientes de sus predisposiciones genéticas, es entonces que se pone peligroso, según explica. Tener niveles excesivos de testosterona también puede generar efectos secundarios no deseables. “A la testosterona elevada se le ha asociado con disfunción eréctil, enfermedad hepática, acné, presión sanguínea elevada, colesterol excesivo y problemas en el crecimiento (en adolescentes), así como irritabilidad e incapacidad de regular las emociones”, dice la Dra. Bhavini Shah. “La testosterona también puede espesar la sangre, incrementando el riesgo de sufrir ataque cardiaco y desarrollar trombos”, añade. “Puede provocar agrandamiento de la próstata y afectar la producción de esperma”.

La verdad y las mentiras
Las cifras varían según la definición que se elija, pero se estima que entre el 2% y el 40% de los hombres tienen baja testosterona, de manera que la TRT sí puede resultar útil. El otro lado de la moneda es que en ciertos círculos, tal parece que todo el mundo la está consumiendo. Se ha convertido en el secreto a voces de la industria del fitness. “Todos esos influencers que dicen ‘son los productos que vendo lo que me puso así’ están mintiendo”, dice el Dr. Stevens y señala que las estadísticas de fisiculturistas que se han quitado la vida son espantosas. “Algunas personas podrían minimizarlo diciendo que es testosterona pero sintética. Es muy similar”, dice Stevens. La TRT imita a la sustancia real o corrige una enfermedad, con lo cual permite que esta funcione de forma normal. “Tenemos que apartarnos de la noción de que más es mejor”, dice el Dr. Sagner. “La TRT no te hará sentir como He-Man ni garantizará que vivas mucho más”. Y es algo que debe estudiarse caso por caso. “He visto a atletas de muy alto nivel que están rindiendo bien con baja testosterona. También he visto personas con testosterona elevada que tienen sobrepeso y no están en forma”, afirma. “Todo el mundo la absorbe de una manera distinta. También hay que considerar la DHEA, la hormona antiestrés, así como otros compuestos. Nunca es una cuestión solo de testosterona. Si no la necesitas, no la consumas”.
Una base sobre la cual construir
Es importante recordar que hay formas de darle un impulso a la T naturalmente. Un estudio de 2022, publicado en Biology, que analizó a jugadores de futbol encontró que un programa de entrenamiento de alta intensidad de ocho semanas puede reducir significativamente los niveles de cortisol, al tiempo que eleva los de hormonas del crecimiento y testosterona.
De acuerdo con Steven Dick, cofundador de The Fitness Group, el entrenamiento de fuerza con cargas elevadas y cinco o menos repeticiones por serie puede promover un nivel óptimo de testosterona. Lo mismo con el entrenamiento explosivo con movimientos como box jumps, swings y sprints.
Por otro lado, el cardio excesivo puede elevar el cortisol, la hormona del estrés que reduce la testosterona. El sobreentrenamiento crónico puede provocar también desequilibrios hormonales. “La mayoría de los hombres asumen que entrenar más duro trae mejores resultados, pero el tipo de entrenamiento que hagas también importa”, dice Dick. “Prioriza la fuerza y la potencia, así como la recuperación”. Consumir suficiente proteína, grasas saludables y micronutrientes como zinc y magnesio puede optimizar la producción de testosterona de forma natural. Dicho eso, si tus niveles son crónicamente bajos y si estás lidiando con problemas como baja libido y depresión, como Coomber y Smith; si ya intentaste comer bien, beber menos y descansar, entonces la TRT podría ser la solución.
“Primero, honra lo que tu cuerpo necesita”, dice Coomber. Si sospechas que de cualquier forma tienes baja la testosterona, ve con un médico y hazte una prueba. “Pero date de seis a 12 meses para tratar la cuestión de forma natural antes de tomar una decisión”. Esto por los costos de la TRT y porque puede ser algo de por vida. “En el mejor de los casos, puede ayudar mucho. Muchos de mis pacientes quieren poder seguir levantando pesas y subiendo montañas en sus sesentas. La TRT les brinda una base a partir de la cual trabajar para que esto ocurra”. Pero, advierte, sólo deberías usarla si la necesitas clínicamente. Es una decisión que no puedes tomar por tu cuenta.
Cómo explotó la TRT
Pasó de ser un truco del fitness a una aliada de los hombres de mediana edad.
1935
Un grupo de científicos holandeses, liderado por Karoly David y Ernst Laqueur, aisló la testosterona a partir de testículos de toro.
1935
Leopold Ružička y Adolf Butenandt descubrieron cómo sintetizarla, dando origen a la TRT.
Década de 1950
El enantato de testosterona inyectable se volvió la forma preferida de utilizarla como tratamiento.
Década de 1970
En 2003, Arnold Schwarzenegger admitió haber usado testosterona y Dbol durante sus años competitivos.
1990
El Congreso de Estados Unidos aprobó la Anabolic Steroids Control Act, haciendo ilegales a los esteroides y la testosterona.
1999
A partir de su creación, la World Anti-Doping Agency prohibió el uso de TRT en el deporte.
2014
El UFC prohibió a la TRT para sus atletas, incluidos casos de uso terapéutico.
2018
Joe Rogan reveló que ha usado TRT desde que tenía 40 años. Esto porque notó una caída en sus niveles de energía desde los treinta.
2023
Según datos de la NHS, las prescripciones de TRT incrementaron casi 25% ese año.
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