Lo que los weareables pueden hacer por ti
Estos dispositivos están salvando vidas y permiten a los usuarios emprender acciones antes de que se presenten las enfermedades. Pero, mientras que los gigantes de Silicon Valley continúan innovando, ¿hay razones para preocuparse por el futuro del cuidado de la salud?

Una mañana el verano pasado, Peter Moore salió de su casa en California para recoger a su hija en el aeropuerto. De repente, se sintió mareado. A pesar de ser corredor, simplemente caminar hacia su auto lo dejó sin aire. “Como típico hombre, lo ignoré por completo”, dice. Manejó al aeropuerto y pasó por un café a Starbucks. Mientras esperaba en el estacionamiento, su Apple Watch le presentó una notificación que no había visto antes: “frecuencia cardiaca baja”. Intrigado, tomó un screenshot y se lo envió a su esposa, quien trabajaba en Fitbit. Ambos son personas del tipo “Silicon Valley”, dice. Moore trabajó en Sega, Microsoft y Electronic Arts antes de pasarse a la industria del futbol. Fue CEO de Liverpool FC de 2017 a 2020 y ahora es el dueño del equipo Santa Barbara Sky FC en Estados Unidos. Sigue siendo un apasionado de la tecnología, con cajones llenos de viejos dispositivos. Su esposa le respondió de inmediato: “No te muevas. Voy por ti”. Mientras su esposa lo llevaba al hospital, Moore veía su frecuencia cardiaca en el reloj. Era de apenas 32 latidos por minuto. El rango normal en reposo es de 60 a 100. Le explicó la situación a una enfermera. “En 90 segundos, estaba en una cama de hospital con todo un equipo médico a mi alrededor”, recuerda. Después de realizarle un electrocardiograma (ECG), los doctores le diagnosticaron un bloqueo cardiaco, un problema en las señales eléctricas que evita que el corazón lata como debe. Le pusieron un marcapasos. Tuvo que dejar de entrenar un par de semanas, pero ahora lleva una vida normal y lleva su Apple Watch en la muñeca siempre. También ha comenzado a usar un Oura ring. Con el marcapasos, su frecuencia cardiaca tiende a mantenerse alrededor de 60 cuando está en reposo y sube a 130 cuando se esfuerza, usualmente en sesiones de yoga caliente.
Moore dice que su reloj le salvó la vida. En el peor de los escenarios, habría colapsado tras el volante, lo cual habría puesto en riesgo a su hija, a otros conductores y a sí mismo. “El aparato me hizo olvidarme de esa actitud que tenemos los hombres a veces y básicamente me dijo ‘ve al hospital ahora mismo’”, relata.

Un paso hacia adelante
La tecnología wearable ha avanzado mucho desde los tiempos en que servía únicamente para contar pasos. Primero, se expandió a otras áreas del fitness y el rendimiento deportivo con métricas como distancia al nadar, pedalear o correr, duración de las sesiones en el gimnasio o calorías quemadas, entre otras. Luego, los dispositivos comenzaron a ofrecer una visión más integral del bienestar, incorporando datos relacionados con el sueño y la recuperación, por ejemplo. Paulatinamente, empezaron a incorporar sensores que permiten saber qué es lo que ocurre al interior del cuerpo, cosas como la frecuencia cardiaca y la temperatura.
En la actualidad, esto incluye cuestiones relacionadas directamente con el manejo de la salud. Todos los gigantes de Silicon Valley tienen equipos enfocados en el tema y el marketing en torno a estos aparatos se enfoca cada vez más en los beneficios de una vida saludable en general y ya no solo en monitoreo del rendimiento. En mayo, Whoop lanzó sus productos más novedosos que incluyen funciones como monitoreo de la presión sanguínea y alertas sobre latidos irregulares. “La mayoría de las personas esperan hasta que algo les indique que las cosas van mal (una visita al médico, un diagnóstico, un síntoma) para hacer cambios positivos”, escribió el fundador de Whoop, Will Ahmed, en una columna publicada previo al lanzamiento. Su enfoque es preventivo. Mediante “más de 20 métricas personalizadas de salud”, no solo buscan optimizar el estilo de vida de los usuarios, sino identificar situaciones que pudieran convertirse en problemas. Algunos dispositivos brindan alertas sobre señales potenciales de fibrilación auricular (FA), la cual causa un ritmo cardiaco irregular y puede conducir a infartos u otras complicaciones. Otros detectan caídas, alertan sobre apnea del sueño o revelan si tu cuerpo podría estar luchando contra una infección. Algunas de las funciones más novedosas incluyen monitoreo de la presión sanguínea e incluso la posibilidad de realizar un ECG tú mismo.
Está claro por qué están interesadas en esto las compañías de tecnología. Las funciones de monitoreo constante promueven el uso de los dispositivos 24/7, no solo durante el entrenamiento. Enfocarse en la salud general y el bienestar también expande su mercado más allá de los fanáticos del fitness. Jörn Watzke, director de Garmin Health, explica que su reloj original estaba enfocado en corredores, pero ahora tienen opciones para todo tipo de personas activas, además de algunos modelos enfocados específicamente en mujeres, personas que gustan de pasar tiempo en exteriores y aquellos cuyo principal interés es el diseño. “Queríamos brindar productos para más que solo el 5% de la población que son corredores”, explica.
Definitivamente, hay una demanda por este tipo de productos. “La mayoría de las personas no tenemos muchos datos sobre nuestra salud”, dice Dorothy Kilroy, chief commercial officer de Oura. En muchos países, los servicios de salud tienen pocos recursos y las personas jóvenes no están dispuestas a conformarse y aceptar el status quo en lo que se refiere a cuidado de la salud.
Por supuesto, las inversiones en el área de salud pueden traer recompensas que van más allá de lo financiero. El CEO de Apple, Tim Cook, ha dicho que la razón por la que la compañía será mejor recordada a fin de cuentas es por su impacto en la salud. En un evento que tuvo lugar en Londres en el mes de mayo, la Dra. Asha Chesnutt, especialista clínica que trabaja en Apple, dijo que lo que motiva a la compañía son lo que llaman las cartas “Dear Tim”. Estas son misivas que los consumidores mandan a Tim donde comparten historias sobre cómo los dispositivos de la marca los han alertado sobre problemas de salud y han tenido un impacto positivo en sus vidas.
Pero hay que decir que el rol de los wearables en la industria de la salud es complejo. La mayoría de los dispositivos no han sido aprobados o no son regulados como instrumentos médicos, es decir que no han tenido que superar pruebas tan rigurosas como los equipos que puedes encontrar en hospitales o consultorios. En los sitios web de las compañías y en sus materiales de marketing usualmente ves mensajes donde afirman que la información que proveen no califica como un consejo médico, a pesar de cómo se ve en ocasiones.
Por ahora, su ambición no es reemplazar a los doctores, sino ser un complemento. “Si vas a un consultorio, obtienes una sola imagen de tu salud, quizá de manera anual”, dice Kilroy. Ella epera que los wearables puedan complementar esto y permitir a los usuarios detectar problemas antes de que visiten al médico. Pero para que estos productos tengan el mayor impacto posible, es importante conectar una cosa con la otra. “No queremos asustar a la gente”, dice. “Queremos conectarlos con aquellos que les brindarán el cuidado”.






El doctor sigue siendo relevante
Afortunadamente, historias como la de Moore son poco frecuentes. La mayoría de las personas no verán una notificación que las alerte de una emergencia, y por cada persona que tiene un problema cardiaco, hay muchas otras para las cuales todo marcha bien y sus aparatos lo reflejan.
Tim Chico, profesor de medicina cardiovascular en la University of Sheffield, dice que una de las ventajas de los wearables es que brindan una perspectiva más amplia ya que permiten ver cómo cambian las variables a lo largo del tiempo. Si vas a una cita con un cardiólogo, el doctor te hará muchas preguntas sobre cómo te sientes en el día a día. Pero todos tenemos días buenos y malos, así que es difícil tener una idea clara. “La capacidad de medir cosas constantemente puede brindarnos información que ahora mismo no tenemos en el sistema de salud”, explica. El profesor Chico se volvió consciente del potencial de los wearables después de sus propias experiencias entrenando para un triatlón. Usó un monitor de frecuencia cardiaca, un smartwatch y un potenciómetro para ciclismo. “Como la mayoría de triatletas, soy un gran nerd”, dice. Le enviaba los datos a su coach. “Fue muy sorprendente descubrir que él sabía más sobre mi salud cardiaca de lo que yo sabía sobre cualquiera de mis pacientes”.
El profesor Chico intenta aplicar lo que ha aprendido durante el entrenamiento en su práctica como cardiólogo. Esto le permite diagnosticar pacientes o ayudarlos a lidiar con sus condiciones. Da como ejemplo un paciente que se sintió mal mientras corría. Al comparar los datos de su smartwatch con sus registros en Strava, el profesor pudo ver que la frecuencia cardiaca del paciente pasó de 120 a 180 justamente en el punto en que comenzó a experimentar síntomas. Esta fue suficiente evidencia para que sospechara que el sujeto tenía un problema con el ritmo cardiaco.
Pero hay ciertas limitantes importantes en cuanto a la forma en que los médicos pueden usar los datos que arrojan los wearables. Dado que no están aprobados como dispositivos médicos, los doctores deben ser muy cuidadosos al tomar decisiones con base en sus métricas. Por el momento, resultan útiles sobre todo para que los pacientes detecten anormalidades y esto los motive a acudir a una evaluación con un profesional, de acuerdo con el profesor Chico.
Parte del problema es la precisión, dice Yang Wei, profesor de Nottingham Trent University. Los productos diseñados para wellness no tienen que demostrar el mismo nivel de precisión que los dispositivos médicos. Por tanto, sus mediciones no siempre son confiables. Muchos de los números que arrojan están basados en mediciones indirectas. Los productos disponibles en el mercado utilizan el mismo tipo de sensores, tales como de temperatura, flujo sanguíneo y acelerómetros. Algunas métricas, como estrés, sueño o humor, por ejemplo, se infieren con base en estos sensores mediante algoritmos. Luego, está la cuestión de la conveniencia. Si quisieras la lectura más precisa del ritmo cardiaco, tendrías que usar una banda en el pecho, en vez de un sensor en la muñeca, pero no todo el mundo quiere eso. Y hay cuestiones que pueden afectar las lecturas, como no usar el reloj suficientemente apretado.
Al Dr. Wei le preocupa el hecho de que depender demasiado de los wearables puede causar ansiedad innecesaria, especialmente entre pacientes que le dan mucha importancia a los datos. La profesora Kamila Hawthorne, MBE, del Royal College of GP’s en Inglaterra, tiene preocupaciones similares. Los wearables pueden ser herramientas útiles para algunas personas, dice, y podrían usarse para diagnosticar ciertas condiciones. “Sin embargo, como ocurre con la mayoría de las mediciones de salud, pueden causarle estrés a los pacientes, especialmente si no se ofrece una interpretación de los datos”, explica. “Esto no solo impacta negativamente a nuestros pacientes, sino que al provocar que se preocupen por cada vez más cosas, eso significa que presionan aún más a los médicos y sus equipos”.
El profesor Chico ha visto a pacientes que se preocupan de forma exagerada. Pero no le parece problemático que se hable más al respecto y promueve que las personas busquen atención médica si no se sienten seguras sobre algo. Algo que sería útil, dice, es más educación en torno a cómo interpretar los datos. Ve a muchas personas que se preocupan si su frecuencia cardiaca es muy baja o muy alta al hacer ejercicio, pero la realidad es que esto es algo que puede variar mucho entre personas.
Algo que sí lo alarma un poco es la inequidad. Para que los wearables se vuelvan una herramienta más utilizada en el ámbito del cuidado de la salud, entonces tienen que ser más accesibles. “Si estamos creando un mundo en donde obtienes un mejor cuidado médico si puedes costear un Apple Watch, entonces eso puede ser problemático”, afirma.
La revolución de la IA
Para la mayoría de las personas, el mayor impacto de esta tecnología probablemente será en la prevención, no en el diagnóstico o tratamiento, por lo menos por ahora. “Creo que las generaciones que vienen voltearán hacia atrás y pensarán ‘no puedo creer que tenías que esperar a sentirte mal para ir al doctor’”, explica el Dr. Nikhil Ahluwalia en un evento de Apple Health.
Si hablas con ejecutivos de estas compañías de tecnología, verás que mencionan la palabra “empoderar” con frecuencia, Saber lo que ocurre con tu cuerpo puede motivarte a hacer cambios en tus hábitos que mejoren tu salud sin necesidad de una intervención externa. “La salud no empieza en el consultorio de un médico”, dice Kilroy de Oura, “la salud empieza cuando abres el refrigerador, cuando te levantas del sofá para caminar después de comer o cuando tienes una rutina saludable de descanso por las noches”.
Pero si no tienes cuidado, lo empoderador se puede volver abrumador. Muchos wearables ofrecen docenas de datos distintos, con lo cual tener demasiada información es una posibilidad. Si estás recopilando toda esta información sin hacer nada al respecto, la realidad es que es inútil. Lo mismo para los profesionales de la salud. Más información sobre sus pacientes puede ayudarlos a tomar mejores decisiones, pero solo si son capaces de convertir los datos en consejos prácticos. “No tenemos suficiente información sobre nuestros pacientes y, al mismo tiempo, tenemos demasiada”, dice el profesor Chico.
Es aquí donde entra otro gran desarrollo tecnológico: la IA generativa. Desde el lanzamiento de ChatGPT, las personas han comenzado a acudir a los modelos de lenguaje grande en busca de ayuda para prácticamente todo y la salud no es una excepción. Se rumora que Apple está trabajando en una especie de doctor de IA. Oura, por su parte, recientemente ha lanzado su Oura Advisor, al cual se le pueden hacer preguntas sobre los datos (aunque la compañía advierte que aún es propenso a cometer errores). En mayo, OpenAI, la compañía que creó ChatGPT, anuncio que está trabajando en una forma de evaluar a los sistemas de IA diseñados para aplicaciones de salud. La idea es que las herramientas de IA puedan mejorar el acceso a información de salud y ofrecer consejos personalizados.
Hay razones obvias por las que hay que tener cuidado. Es bien sabido que los chatbots de IA pueden generar respuestas falsas, promover visiones sesgadas o simplemente ofrecer consejos terribles (en cierta instancia, la función de AI overview de Google recomendó a los usuarios comer rocas). Estas cuestiones pueden tener efectos particularmente negativos en el contexto de la salud humana. Kilroy afirma que las herramientas de IA, tales como Oura Advisor, no son un reemplazo para un doctor real y no tienen una licencia para brindar consejos médicos, pero podrían ayudar como intermediarios para los pacientes que están intentando comprender su estado físico y tienen problemas para obtener información mediante el sistema de salud.
El profesor Chico es optimista respecto al efecto potencial de la IA en su profesión. De cualquier forma, el papel que desempeñan los médicos cambia constantemente, dice, así que es necesario adaptarse. No le preocupa que la IA lo haga obsoleto. De hecho, si se usa correctamente, la tecnología tiene el potencial de hacer que las interacciones entre pacientes, doctores y enfermeras sean más efectivas”, explica.
Para Peter Moore, los beneficios claramente superan los riesgos. Tras su experiencia con el Apple Watch, se ha dedicado a alentar a otros hombres de su edad a que se tomen en serio su salud. Después de que le pusieron el marcapasos, escribió en LinkedIn que aquellos que experimenten síntomas no deberían ignorarlos. “Es cierto que la tecnología debe ser controlada y monitoreada, pero en este caso, literalmente me salvó la vida”.
Los datos en tu muñeca
Las compañías de tecnología están compitiendo para incluir más y más sensores y funciones en sus productos. Aquí lo más nuevo:
ECG
Dispositivos como el Apple Watch, Google Pixel Watch y HUAWEI WATCH GT 6 Pro ahora ofrecen la función de ECG para medir la actividad eléctrica del corazón. Un ECG requiere que se forme un “circuito” en el cuerpo, de manera que necesitas usar el reloj y tocar la corona con un dedo.

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Síntomas tempranos
Funciones como Symptom Radar de Oura están diseñadas para detectar señales que pudieran indicar que el cuerpo está enfrentando alguna infección o enfermedad.

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Pérdida de pulso
El año pasado, Google anunció la función Loss of Pulse en su Pixel Watch 3. Esta detecta cuando tu corazón deja de latir y automáticamente sugiere una llamada a los servicios de emergencia (primero intenta detectar movimiento y emite un sonido).

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Presión sanguínea
Whoop ha comenzado a ofrecer estimaciones de la presión sanguínea con base en sus sensores existentes. Otros wearables, tales como el HUAWEI WATCH D2 se enfocan específicamente en esto.

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Glucosa en sangre
Los monitores de glucosa actuales, tales como el que produce Zoe, necesitan colocarse bajo la piel y no están diseñados para usarse a largo plazo. Se requiere mucha precisión, especialmente para personas con diabetes.

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