¿Es buena idea entrenar crudo?
Aquí te decimos qué tan bueno es llevarte al límite en el gym, un día después de tomar un poco más de la cuenta.
Después de dejar que el alcohol fluya libremente por la noche y despertarte a la mañana siguiente con resaca, decides, con la cabeza nublada, darle una paliza a tu cuerpo después de tu hígado. Con la esperanza de disminuir tu resaca y ‘sudar’ el alcohol, entras al gimnasio lleno de determinación. ¿Entrenar crudo es realmente bueno para ti? ¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando lo haces?
Descomposición del alcohol
En primer lugar, el mito de ‘sudar alcohol’ debe ser desacreditado. El ejercicio puede hacerte sentir mejor, pero es imposible sudar alcohol de tu cuerpo. Es probable que sudes mucho, pero eso se debe a que el alcohol ha perturbado tu sistema nervioso y, por lo tanto, el termómetro natural de tu cuerpo. No sudas el alcohol; simplemente es descompuesto por tu hígado. Tu cuerpo suele tardar aproximadamente una hora y media en descomponer una bebida estándar de alcohol.
Entrenar crudo
Aparte del dolor de cabeza, es probable que estés más irritable y menos enérgico que tu yo más en forma. El alcohol tiene un impacto negativo en tu sueño. Por lo tanto, se necesitará más esfuerzo para alcanzar tu nivel normal en el gimnasio. Aparte del hecho de que tienes que trabajar más duro, entrenar crudo también puede plantear riesgos.
Tu coordinación no es la misma que cuando estás sobrio. Esto se debe a que beber en exceso ha afectado negativamente tu cerebro. Esa también es la razón por la que tambaleabas de un bar a otro por la noche. En ejercicios como desplantes, donde es importante tener un buen equilibrio, un paso en falso puede ocurrir fácilmente. Otro problema es la sobreestimación. Es posible que no sientas tus límites tan claros y que sobrecargues demasiado tu cuerpo. Todo esto aumenta el riesgo de lesiones o de sobreentrenamiento.
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Efectos en la salud
Mark Leyshon, investigador de Alcohol Concern, y la Dra. Sarah Jarvis, asesora médica de Drinkaware, señalan que además de los efectos adversos mencionados anteriormente, la combinación de alcohol y ejercicio puede traer diversos efectos adversos para la salud:
El alcohol hace que tus riñones produzcan más orina, lo que puede causar deshidratación y provocar la pérdida de minerales importantes como el magnesio. Esto resulta en un rendimiento deficiente en el gimnasio y solo se ve exacerbado por el ejercicio, donde naturalmente sudas mucho.
El alcohol altera la forma en que el hígado libera glucosa en el torrente sanguíneo, lo que significa que tienes bajos niveles de azúcar en la sangre. Esto hace que tu cuerpo sea más susceptible a la fatiga. La actividad física requiere mucha glucosa para darte la energía que necesitas, así que si tu hígado no produce suficiente glucosa, tu rendimiento disminuirá.
El efecto más preocupante del alcohol es que puede aumentar el riesgo de arritmias. El riesgo es significativamente mayor durante los entrenamientos hasta dos días después de un consumo excesivo de alcohol. Esto se debe a que la actividad aumenta tu frecuencia cardíaca y estresa aún más el órgano con mucho alcohol en tu sistema.
¿Quieres entrenar crudo?
¿Quieres entrenar sí o sí, independientemente de la gravedad de tu resaca? Entonces, es buena idea beber mucha agua —posiblemente con electrolitos para reponer tus sales— para reducir la fatiga y los calambres musculares. Además, es prudente planificar un entrenamiento con baja intensidad que no requiera un nivel demasiado alto de coordinación. Algo es mejor que nada en un día así, así que te estás haciendo un favor a ti mismo y a tu cuerpo.
Vía Men’s Health NL
