Explorando el poder transformador de la meditación avanzada
La inestabilidad política y económica de nuestros tiempos, sumada al aumento en las enfermedades de salud mental, ha conducido a lo que los científicos llaman “la tercera ola” en investigaciones en torno a la meditación. Los beneficios no son nada despreciables. Quizá sea hora de que le des una oportunidad a esta práctica.
A principios de este año, acudí a un retiro de meditación en Mazunte. Ahí, experimenté una euforia equiparable únicamente a la que brinda la MDMA (conocida comúnmente como “Molly” o “Éxtasis”). Me inundó una sensación de amor profundo y la cadena de pensamientos que usualmente me generan estrés se disolvió de pronto. No sabía que estaba llorando. Lo noté hasta que puse las manos sobre mis mejillas. Es justamente el tipo de experiencia que estaba buscando cuando llegué a ese lugar.
El invierno pasado, sentí algo similar mientras experimentaba con videos de meditación en YouTube y eso despertó mi curiosidad. Llegué al retiro como recomendación de un amigo que está muy metido en este tipo de cosas. Funcionó. Alcancé este estado después de pasar dos días realizando distintos tipos de meditación. Lo que me permitió llegar ahí fue una práctica específica en la que te concentras intensamente en el centro de tu pecho. De ahí brotó la euforia.
Como la mayoría de experiencias de esta naturaleza, esta no eliminó permanentemente los pensamientos negativos que aparecen en mi cabeza, pero sí dejó una profunda impresión en mí. Si pude llegar a ese estado una vez, seguramente podría repetirlo, pensaba. ¿Y dónde estaban todas las otras personas que habían vivido esto? Encontré la respuesta unos días después en X, leyendo a personas hablar sobre los jhanas.
Concentración absoluta
Los jhanas son una serie de estados de concentración profunda. Hay ocho (o nueve, dependiendo de a quién le preguntes) y cada uno requiere un enfoque cada vez más profundo. Algunas personas entran a un jhana y se salen de inmediato. Los practicantes más avanzados pueden mantenerse ahí por más tiempo. El día de hoy se suelen asociar con el budismo, aunque algunos expertos apuntan a evidencias de que estos estados de conciencia se mencionan en textos que anteceden a la religión. “Algunas escuelas (de pensamiento) enseñan una versión más ligera, la cual resulta más accesible”, explica Michael Lifshitz, un profesor de psiquiatría en McGill University quien ha realizado estudios en practicantes muy avanzados. “Otros describen un jhana como pasar muchos minutos o incluso horas sin pensar en nada, con la atención puesta fijamente en el objeto de la meditación”.
Los maestros a los que consulté para este artículo me dijeron que lo que yo había experimentado no sonaba como un jhana, sino como una experiencia de “apertura del corazón”. Sin embargo, ambas cosas están dentro del paraguas de la meditación avanzada y están siendo estudiadas con cada vez más interés por la ciencia. En Harvard, el Meditation Research Program está trabajando para desmitificar lo que ocurre con la actividad cerebral durante la meditación avanzada. Esto con el objetivo de hacer más accesibles esos beneficios para todo tipo de personas. “Hemos escuchado historias de practicantes avanzados que dicen haber superado gran dolor y sufrimiento gracias a esto”, dice Matthew Sacchet, neurocientífico y director del programa. “Creo que si alguien afirma haber trascendido el sufrimiento mediante estas prácticas, debemos esforzarnos para entenderlo”.
No es el único que piensa así. En la University of California, Berkeley, la neurocientífica Kathryn Devaney está intentando identificar cómo se ven estos estados en el cerebro. El año pasado, gracias al trabajo en conjunto entre el laboratorio del profesor Sacchet y otras instituciones, se publicó un estudio sobre nirodha samāpatti, un estado en el que un practicante afirma poder “apagar” su experiencia consciente y luego encenderla de nuevo. Esto es distinto de lo que ocurre con tu app de meditación. “Los programas usuales de mindfulness se enfocan en la reducción del estrés, mientras que la meditación avanzada incluye lo que llamamos ‘transformación’. Esto son cambios duraderos en la forma en que entendemos el mundo”, afirma el profesor Sacchet.
La siguiente generación
Por supuesto, el estudio de la meditación no es algo nuevo. Desde la década de los 90, Sara Lazar, profesora de psicología de Harvard, ha utilizado diferentes técnicas de neuroimagen para examinar el impacto que esta práctica tiene en la estructura del cerebro. Por otro lado, Judson Brewer, neurocientífico de Brown University, comenzó a investigar los mecanismos cerebrales detrás del mindfulness hace una década. Pero actualmente estamos frente a una nueva generación de investigaciones sobre este tema. “Los investigadores ahora se sienten más cómodos hablando sobre meditación profunda y preguntando cómo es que funcionan estos estados contemplativos. ¿Podemos medir estas cosas? Y al hacerlo, ¿podrán volverse más accesibles?”, se pregunta el Dr. Lifshitz.
“Con la pandemia, la enorme carga en la salud mental, la inestabilidad política y económica, el cambio climático y la popularización de los psicodélicos, estamos entrando en una nueva era de apertura hacia este tipo de experiencias”, explica el profesor Sacchet.
Fue precisamente su apertura lo que llevó a la Dra. Devaney a estudiar este tema. Además de su trabajo en la ciencia, pasó 15 años enfocada en la meditación vipassana (esto se traduce como “visión profunda” ya que busca cultivar la atención y la consciencia). En años recientes, comenzó a trabajar con el maestro Michael Taft y una comunidad de practicantes. En espacio de seis meses, experimentó grandes cambios internos. “Mi experiencia de ser una persona en el mundo se volvió muy distinta de lo que era en el comienzo. Estaba menos estresada y más feliz de estar viva”, asegura. El número de horas de práctica que se requieren para experimentar ese tipo de cambios depende mucho de cada individuo y el estilo de práctica, explica ella.
Roger Thisdell, de 29 años, es un maestro de meditación que vive en Londres. Creó su propio estilo de meditación mediante el análisis de libros y videos. Comenzó con una rutina simple: 10 o 15 minutos por día. Esto después de leer a Eckhart Tolle. Todo cambió cuando tuvo una experiencia con hongos. “Me di cuenta de que mi mente es más grande de lo que podría haber imaginado”, recuerda. Ilusionado con la idea de conocer mejor los rincones de su mente, comenzó a meditar durante una hora por día, experimentando con nuevas técnicas y analizando lo que le funcionaba mejor. Después de meses, comenzó a ver beneficios. Sentía como que había más espacio en su mente y ya no se aferraba a ciertos pensamientos.
“Hay una ecuanimidad profunda que proviene de hacer este tipo de prácticas en el largo plazo”, dice. “Tengo la capacidad de dejar ir ciertas cosas, ya sean pensamientos o sentimientos”. Un ejemplo que usa es si alguien se comporta de forma grosera con él en la calle. “Antes de que comenzara con la meditación, esto habría provocado que tuviera una reacción física: elevación del ritmo cardiaco, manos sudorosas, y habría querido tener una confrontación verbal. Pero ahora puedo reconocer lo que está sucediendo y procesar esta emoción rápidamente”.
También ha experimentado estados de profunda dicha, incluidos los jhanas, pero los ve como “escalones” rumbo a los beneficios más relevantes de la meditación: lucidez, ecuanimidad y paz. Los jhanas, de acuerdo con él, “son una sorpresa la primera vez. No sabes que eres capaz de experimentar eso. Pero después de jugar con ellos, pasas a lo siguiente”. Su visión está alineada con la de otros practicantes avanzados con los que hablamos. Afirman que conocer los jhanas es una experiencia profunda, pero, quizá de forma contraintuitiva, no son para nada algo adictivo.
Tu cerebro en los jhanas
¿Qué sabemos sobre la forma en que la meditación impacta la actividad cerebral? “Durante la meditación concentrativa avanzada, caracterizada por volverse ‘uno con el objeto de meditación’, hemos observado un cambio en la actividad cerebral, de la parte anterior a la posterior”, dice el profesor Sacchet. “Esto es un reflejo del tránsito de una mente enfocada en los pensamientos conceptuales a una que está cada vez más presente”. Mientras tanto, el equipo del Dr. Lifshitz, el cual analizó a un grupo de practicantes mientras entraban a los primeros cuatro jhanas durante un retiro de 10 días, encontró que cuando esto ocurre, la forma en que las diferentes áreas del cerebro se comunican se vuelve más flexible. “A lo largo del retiro, medimos cómo las personas se vuelven más creativas en su forma de pensar y menos constreñidas por sus hábitos”.
No todas las experiencias son positivas. Mandy Johnson es coach en Cheetah House, una organización sin fines de lucro que busca ayudar a personas que han vivido experiencias alarmantes desencadenadas por la meditación. Mandy era profesora de mindfulness, pero tuvo un incidente en el sexto día de un retiro silencioso en 2017, justo antes de cumplir 50. Algunos traumas de su infancia salieron a la superficie y comenzó a experimentar un caso severo de tinnitus. Tras dos años de recibir ayuda profesional, pudo recuperarse.
Aún no hay datos precisos en cuanto a la cantidad de personas que podrían estar lidiando con experiencias adversas, de acuerdo con Nathan Fisher, investigador de Brown University y profesor de religión comparada y meditación. “Saber cuántas personas están sufriendo con esto no es sencillo. ¿Es eso o simplemente se trata de una mala sesión? ¿Un mal día?”. Él apunta a investigaciones en las que sólo 10% de los sujetos expuestos a prácticas de meditación afirman haber experimentado síntomas como ansiedad, sensibilidad emocional o el retorno de experiencias traumáticas.
La Dra. Devaney recomienda a cualquiera que tenga un historial de trauma severo que acuda a terapia antes de probar con la meditación. Después, si la persona decide seguir adelante, sugiere que lo haga con un maestro que esté capacitado para lidiar con esto. Se sugiere una práctica más gentil y que la persona ponga atención a su intuición si siente como que algo podría no ser bueno para ella. “Hay que tomarlo con cuidado”, dice. “Si imaginas que toda tu estructura psicológica es como un juego de Jenga, no quieres ir de inmediato por las piezas que están en la base. Algunas personas tienen la idea de ‘voy a llegar a la iluminación lo antes posible’, pero queremos que sea algo progresivo y amable”.
Mentes alteradas
En 2021, a la edad de 26 años, Roger notó un cambio importante en su práctica. Dice haber alcanzado un nivel de realización que empata con las descripciones de la cuarta fase, la final, del despertar en el budismo Theravada (la escuela más vieja de esta religión, muy difundida en el sudeste asiático). Esto, dice, “resultó en la completa disolución del sentimiento de que hay algo en el centro de mi experiencia. No hay un ‘control’ en el medio de mi consciencia. En vez de eso, es como la armonía de una orquesta”. ¿Cómo se siente eso? “Hay una profunda reducción del sufrimiento del día a día. Tengo esta sensación de que la vida simplemente está fluyendo. Suena muy loco, pero lo recomiendo definitivamente. Es lo más grande que me ha ocurrido”.
Me da la impresión de que los frutos de la meditación avanzada, y el hecho de que todos podamos acceder a ellos, podrían ser una especie de “código de trampa” para la vida, como ocurre en los videojuegos. Y es algo a lo que no se le pone mucha atención en nuestra cultura. “Muchas personas occidentales están conscientes de que hay un ‘lado profundo’ de la alberca, pero asumen que es inaccesible o incompatible con la vida moderna”, de acuerdo con el profesor Sacchet. Él mismo es un gran meditador y cree que existen caminos rumbo a una mejor vida. Utiliza una analogía del running: “No es imposible pasar de no estar en forma a correr un maratón en seis o 12 meses, y una transformación mental así de radical también es posible en un lapso equivalente”. Si los resultados de las investigaciones dan lugar a aplicaciones prácticas, quizá podrías llegar ahí incluso más rápido. “Una mejor comprensión de los mecanismos neuronales detrás de la meditación avanzada podría ayudarnos a desarrollar una neuroestimulación que pudiera, potencialmente, facilitar este avance”.
Cuatro meses después de la experiencia que dio lugar a mi curiosidad sobre este tema, mi interés en los beneficios sólo ha incrementado. Aunque mis experimentos en casa utilizando instrucciones que encuentro en línea no me han llevado al mismo lugar, he podido desarrollar una sensación positiva en todo el cuerpo, algo que se siente como si energía emanara de mi cabeza y llegara hasta mis pies. Ser capaz de acceder a ello cuando lo desee se siente como llevar una herramienta muy poderosa en el bolsillo.
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