Salud

Beneficios para tu cerebro de tocar un instrumento

Cada vez hay más evidencias científicas de que tocar un instrumento musical es una de las mejores formas de entrenar al cerebro, incluso si no lo haces muy bien.

1 abril, 2025
animal, de los muppets, tocando la batería

Si un extraño me viera, seguramente pensaría que soy un pulpo al que se le pasaron las copas. Las manos golpeando tambores y los pies apretando pedales sin ton ni son. Para mi profesor de batería, soy uno más de los incontables novatos a los que ha guiado en el apasionante camino de la música. Lo que vería un neurólogo en este triste espectáculo es a un hombre de mediana edad ejercitando su materia gris.

Esa no es una exageración. Durante las últimas dos décadas, los médicos y científicos han recopilado mucha evidencia que no sólo sugiere, sino que demuestra con claridad que tocar un instrumento hace que tu cerebro funcione mejor. Los hallazgos de parte de UC San Francisco y la University of Central Florida son tan consistentes como son complejos nuestros cerebros. El simple acto (o quizá no tan simple) de tocar escalas en la guitarra puede traer beneficios tangibles. Hacer música puede mejorar la memoria, ayudarte a escuchar y entender mejor las cosas en ambientes ruidosos e incluso ayudar a personas que sufren de enfermedades como Alzheimer’s y Parkinson’s a sentirse mejor. Los investigadores también han mostrado que el acto de tocar un instrumento o cantar activa el sistema límbico y libera sustancias como dopamina que nos hacen sentir felices. Y esto no sólo ocurre mientras tocas. Los beneficios pueden acompañarte hasta la vejez y son especialmente notorios para quienes son novatos o han pasado mucho tiempo sin practicar un instrumento. En pocas palabras: siempre y cuando te esfuerces, intentar tocar un instrumento es bueno para ti, aunque no lo hagas bien.

“Para mí, hacer música es como ganarte la lotería”, dice Nina Kraus, Ph.D., neurobióloga de Northwestern University y autora de Of Sound Mind: How Our Brain Constructs a Meaningful Sonic World. Ella interpreta algo de música todos los días, incluso si no se considera especialmente talentosa. Tocar un instrumento de forma deliberada y con enfoque “activa gran parte del cerebro, como los sistemas sensorial, motor y de recompensa, de una forma que es difícil lograr con otras actividades”. Como Kraus, yo toco a manera de hobby. Acudí a clases cuando era joven pero no tenía la paciencia ni la ética de trabajo y, como la terapia me ha enseñado, tampoco tenía la autoestima necesaria para evitar juzgarme de forma severa por cometer errores, particularmente frente a otras personas. Así que lo dejé. Me pasé las siguientes tres décadas arrepentido de esa decisión.

Luego, una serie de circunstancias, incluido mi cumpleaños 50, me llevaron a comprar una batería, contactar a un profesor y comprometerme a tomar lecciones semanales. Me propusé aprender a tocar “50 Ways to Leave Your Lover” de Paul Simon, particularmente el intro. Es una especie de rito de paso para los bateristas.

Sentado frente a la batería, me siento lento y torpe, pero no pierdo el ánimo, en parte por lo que he aprendido de personas como Kraus. Para empezar, que suene mal lo que toco no significa necesariamente que sea malo, simplemente estoy dando los primeros pasos para mejorar. En segundo lugar, la concentración que demanda esta actividad, y los errores que cometo en el camino, son precisamente lo que beneficia a mi cerebro.

Equivocarte está bien, incluso es benéfico

Imagina una perspectiva aérea de una jungla, en la cual puedes ver pequeñas aldeas, separadas unas de otras. Así se ven la corteza auditiva, el lóbulo frontal, la corteza premotora, el corpus callosum y otras áreas del cerebro que procesan sonidos, controlan los movimientos corporales, corrigen errores y liberan dopamina, entre otras funciones. En cada una de esas aldeas, imagina pequeñas poblaciones. Esas son las neuronas, pequeñas células que llevan mensajes de lóbulo a lóbulo, de corteza a corteza y de hemisferio a hemisferio. Pero sin senderos o caminos, en este caso vías neuronales, las neuronas no pueden comunicarse y cada aldea está aislada del resto. Así se ve mi cerebro cuando toco la batería.

Jessica Grahn, Ph.D., es una neurocientífica cognitiva que estudia la forma en que estas vías se establecen mediante electrodos en el cerebro que responden ante el acto de interpretar música. Ella está a cargo del Music and Neuroscience Lab en Western University Ontario. El hecho de que esté atrapado en mi jungla neurocerebral no es un indicador de falta de talento, me explica Grahn. “Si piensas ‘no soy bueno para esto’, debes recordar lo siguiente: ‘no es porque sea malo, sino porque mi cerebro no ha recibido los estímulos correctos todavía’”.

Por “estímulos”, ella se refiere a las señales que envían las neuronas mediante dichas vías. Tomando en cuenta la explicación de Grahn, imagina si pudiera caminar de la aldea A a la B y luego a la C. Eso es lo que le ocurre a mi cerebro después de 25 minutos de concentración. Toco “50 Ways” a un ritmo de 52 beats por minuto (BPM). En unos días, después de algo más de práctica, me sentiré cómodo a 92 BPM y eventualmente a los 102 de la canción real. Quizá no será perfecta la interpretación, pero sé que puedo hacerlo. La cuestión es que se necesita constancia. Si dejo de hacer el trabajo, la jungla crecerá de nuevo, borrando los caminos. Aplica lo mismo que con el entrenamiento físico: “si no lo usas, lo pierdes”.

Ralentiza el encogimiento del cerebro

¿Qué perdemos exactamente cuando dejamos inactivo al cerebro? Para empezar, tamaño. “Piensa en una uva y luego una pasa”, bromea Ted Zanto, Ph.D., profesor del Neuroscape Research Lab de UC San Francisco, sobre la reducción de tamaño del cerebro, especialmente después de los 40. Tocar música, dice, puede ayudar a preservar el tamaño del cerebro, de la misma forma que los curls mantienen el volumen de tus brazos. Empezar a hacerlo ahora ayuda a generar lo que los científicos llaman reservas cognitivas, las cuales pueden acompañarte hasta la vejez. Es por eso que los científicos están intentando promover esto entre adultos. Enseñarle a personas de edad avanzada a tocar instrumentos puede mejorar las capacidades mentales, incluida la memoria y la capacidad de escuchar con claridad. Además, interactuar con otros a través de la música mantiene el flujo de dopamina. Esa es otra razón por la que todos los científicos con los que hablé promueven la idea de que las personas adultas, especialmente los hombres de edad avanzada, adquieran un instrumento, tomen algunas lecciones y toquen con otros.

Mientras aprendía “50 Ways”, decidí llamar a Steve Gadd, el baterista responsable por esta canción, para preguntarle cómo creó esta melodía. El año era 1975 y Gadd estaba en la batería, aburrido esperando mientras Paul Simon y el productor Phil Ramone estaban ocupados en otra habitación. Gadd quería tocar un poco para estar listo cuando lo necesitaran así que empezó a jugar con diferentes patrones para pies y manos. En otras palabras, estaba fortaleciendo, o por lo menos manteniendo, su red neuronal. “Luego, Phil y Paul escucharon que estaba practicando”, dice Gadd. “Phil sugirió que continuara explorando ese ritmo. Así comenzó”.

Gadd no atribuye su memoria, capacidad mental o estado de salud a su carrera como músico. De hecho, no está familiarizado con la conexión entre la música y la salud cerebral. Es decir que para él, los beneficios neurológicos son una parte de algo más grande. “Se trata de compartir la música y los sentimientos que experimentas con otros. Si puedes alcanzar ese nivel de comunicación, todo vale la pena”.

Por mi parte, sé que nunca alcanzaré la grandeza musical y eso está bien. He aprendido a hacer que no me importe, o que me importe menos. Sí, quiero mejorar, quiero aprenderme cada canción de Gadd y sentirme suficientemente confiado para formar una banda y tocar con amigos. Pero incluso si esas cosas no suceden, aún puedo obtener beneficios. Con pasar unos cuantos minutos golpeando la batería varias veces por semana puedo estimular a mis neuronas para que envíen señales a través de las vías neuronales, recibir una cascada de dopamina y mejorar mi humor. Ni loco dejaré de tocar.

Tu nuevo entrenamiento musical

Claire Cunningham, fundadora de Lessonface, un servicio digital que enlaza a estudiantes con profesores de música, explica las ventajas que ofrecen nueve instrumentos populares. (Ordenados de menor a mayor dificultad).

BONGÓS

bongós
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Estimulante y primitivo. Sólo comienza a golpear.

UKULELE

Sólo tiene cuatro cuerdas y no es muy caro. ¡Llévatelo a un road trip!

ARMÓNICA

armónica
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Divertida, versátil, perfecta para campamentos.

GUITARRA

guitarra eléctrica
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Con sólo tres acordes puedes tocar todos los hits.

PIANO

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Requiere coordinación, pero puedes ver todas las notas frente a ti al tocar.

GAITA

gaita
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Necesitas pulmones fuertes, buena coordinación y una falda escocesa. Perfecta para desfiles.

SAXOFÓN

saxofón
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Igual que la gaita, pero en vez de falda, usarás unos Ray-Ban.

BATERÍA

batería
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Es un reto de cuerpo completo que te permite deshacerte del estrés.

VIOLÍN

violín
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Requiere paciencia, buena postura y mucha práctica. Es difícil pero vale la pena.

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