¿Estás aplicando bien tu protector solar?
Muchos hombres creen que dominan el uso del bloqueador, pero los errores más comunes —como aplicarlo mal o en poca cantidad— siguen siendo frecuentes.

Puede que pienses que sabes cómo aplicar el protector solar. Eres un adulto, vas al gimnasio, haces tu rutina de grooming y en tu maleta no falta el SPF. Pero, ¿realmente lo estás haciendo bien? Si con frecuencia terminas con el bloqueador corriéndote a los ojos, o si te has quemado aun habiéndolo usado, es probable que no lo estés aplicando correctamente.
La regla número uno: el protector solar debe ser la última capa de tu rutina facial. Así, se convierte en la primera defensa contra el sol. Piensa en tu rostro como tu quarterback: ¿pondrías la línea ofensiva detrás de él? Exacto. Lo ideal es usar al menos media cucharadita (dos dedos de producto) para la cara, y el equivalente a un caballito (una onza) para el cuerpo.

Aplica el producto entre 15 y 30 minutos antes de salir al sol. Esto permite que se fije correctamente a la piel. Si estás usando un protector solar mineral, puedes exponerte inmediatamente después de aplicarlo. Al aplicarlo, no frotes con fuerza: distribúyelo con toques suaves para lograr una capa uniforme.
Muchos hombres olvidan áreas clave como la línea del cabello, cuello, orejas, manos o incluso el dorso de los pies. Según el Dr. Witkowski, es en estas zonas donde más comúnmente aparece el melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel.
Además, el bloqueador solar no es cosa de vacaciones. Debes aplicarlo incluso en días nublados o si vas a estar cerca de una ventana. Y si sudas mucho o entras al agua, vuelve a aplicarlo de inmediato después de secarte. En condiciones normales, se debe reaplicar cada dos horas. Tu piel no tiene por qué pagar las consecuencias de tu distracción.

Para mayor protección durante el día, incluso en oficina o en trayectos urbanos, se recomienda usar un humectante con SPF diario. Es una forma simple de crear un hábito, sin complicarte. Y si tienes una jornada intensa al aire libre, elige un protector resistente al agua y al sudor, preferiblemente con SPF 50 o más.
Los expertos coinciden: deberías tener al menos dos protectores solares. Uno para el día a día —caminar al trabajo, sacar al perro, ir al súper— y otro más potente para actividades de exposición prolongada como correr, andar en bici, o ir a la playa o a la montaña. Esto garantiza que tu protección se adapta a tu estilo de vida y no al revés.
Para uso diario, un SPF 30 de amplio espectro (que cubra rayos UVA y UVB) es suficiente. Pero si vas a ejercitarte bajo el sol, o viajas a zonas de alta exposición, busca un SPF 50 o superior. Y no olvides revisar si es mineral, si tiene ingredientes hidratantes y si es amigable con tu tipo de piel.
Nuestra recomendación: protección premium con Orlane

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