
Los infartos y los derrames cerebrales tienen mucho en común. Ambos son emergencias médicas y ambos implican que la sangre no puede llegar a donde debe. Si crees que estás teniendo alguno de los dos, debes llamar inmediatamente a los servicios de emergencia.
Saber cuál es cuál puede ayudarte a comunicarte mejor con los paramédicos, para que puedan orientarte sobre qué hacer mientras llega la ayuda. También es útil entender las diferencias en caso de que seas testigo de que alguien más sufre uno de estos eventos.
De acuerdo con Rabia Rafi Razi, M.D., profesora asistente de ciencias clínicas en la Kaiser Permanente Bernard J. Tyson School of Medicine en Pasadena, California, la principal diferencia entre un infarto y un derrame cerebral está en la ubicación. En el caso del infarto, el problema ocurre en una arteria coronaria, mientras que en un derrame cerebral ocurre en una arteria cerebral (en el cerebro). “La causa suele ser muy similar: una obstrucción en las arterias que reduce el flujo de sangre al órgano”, explica la doctora Razi. “De hecho, a veces se le conoce al derrame cerebral como un ‘infarto cerebral’.”
Aquí, la doctora Razi explica las diferencias entre ambos eventos médicos, los síntomas que debes identificar y las estrategias de prevención para cada uno.
¿Qué es un infarto?
Según la American Heart Association (AHA), un infarto ocurre cuando las arterias que suministran sangre al músculo cardíaco se estrechan debido a la acumulación de placa, compuesta por grasa, colesterol y otras sustancias.
Cuando esta placa se acumula, puede formarse un coágulo de sangre, bloqueando el flujo a través de la arteria hacia el corazón y provocando un infarto. Esto causa daño o muerte del tejido cardíaco.
“Rara vez, estas obstrucciones pueden deberse a un coágulo que viaja por el torrente sanguíneo”, explica la doctora Razi. “También hay casos en los que las arterias están despejadas, pero la presión arterial baja tanto que disminuye el flujo sanguíneo dentro de las arterias.”

¿Qué es un derrame cerebral?
En el caso de un derrame cerebral, la reducción del flujo sanguíneo ocurre en el cerebro. Los derrames suelen producirse cuando un vaso sanguíneo del cerebro se bloquea o se rompe.
Existen otras causas, como latidos cardíacos irregulares (fibrilación auricular), problemas estructurales en el corazón, endurecimiento de las arterias o trastornos de coagulación.
¿Cuáles son los síntomas de un infarto?
- Los síntomas más característicos de un infarto, según la AHA, incluyen:
- Dolor en el pecho que dura más de unos minutos.
- Molestia o dolor en uno o ambos brazos.
- Dolor en la mandíbula, el cuello o la espalda.
- Dificultad para respirar.
- Sudoración fría.
- Mareos, náusea o vómito.
¿Cuáles son los síntomas de un derrame cerebral?
Estos síntomas suelen ser más evidentes y distintos que los de un infarto. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los signos incluyen:
- Caída o asimetría en el rostro.
- Entumecimiento o debilidad repentina en los brazos, dificultad para caminar, mareo, pérdida de equilibrio o coordinación.
- Dificultad para hablar o habla arrastrada.
- Confusión repentina o dificultad para entender lo que se dice.
- Problemas repentinos de visión.
- Dolor de cabeza severo sin causa aparente.
¿Cómo puedes prevenir un infarto o un derrame cerebral?
Las estrategias de prevención para un infarto y un derrame cerebral son las mismas. “Existen muchos factores de estilo de vida que pueden reducir el riesgo de sufrir ambos eventos”, señala la doctora Razi. “Dejar de fumar es probablemente una de las acciones más importantes que una persona puede tomar para disminuir su riesgo de infarto o derrame cerebral”, añade.
Una alimentación equilibrada y la actividad física regular ayudan a reducir el riesgo de desarrollar presión arterial alta o colesterol elevado, dos factores que aumentan significativamente la probabilidad de padecer un infarto o un derrame cerebral.
Es fundamental consultar a un médico y realizarse los exámenes adecuados para conocer tu nivel de riesgo y determinar cómo reducirlo. Por ejemplo, “en personas con alto riesgo de infarto o derrame cerebral, los medicamentos con estatinas han demostrado grandes beneficios preventivos”, explica la doctora Razi.
La American Heart Association estima que alrededor del 80% de las enfermedades cardiovasculares —incluyendo los infartos y los derrames cerebrales— son prevenibles. Si no sabes por dónde empezar para reducir tu riesgo, busca orientación con un médico, un nutriólogo o un profesional de la salud.
Vía Men’s Health
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