El ejercicio en la mediana edad se relaciona con un 40% menos de riesgo de demencia, según nueva investigación
Un estudio de 40 años encontró que mantenerse activo en la mediana y en la última etapa de la vida reduce significativamente el riesgo de demencia —incluso pequeños aumentos en movimiento hacen la diferencia.
El ejercicio a cualquier edad es esencial tanto para nuestra salud física como mental —todos lo sabemos—. Pero los investigadores que buscaban entender cómo los hábitos de ejercicio moldean la salud cerebral realizaron un análisis a largo plazo con un grupo amplio de participantes para determinar si existía alguna relación entre los niveles de actividad de una persona y su riesgo de desarrollar demencia. ¿El hallazgo clave? Sí existe —y es una diferencia significativa.
El estudio
Publicado en JAMA Network, el estudio buscó determinar si los niveles de actividad física están asociados con un menor riesgo de demencia en distintos grupos de edad adulta. Los investigadores hicieron seguimiento a 4,354 participantes durante hasta 40 años, con tres grupos de edades distintas: adultez temprana (26-44), mediana edad (45-64) y última etapa de la vida (65-88).
Cada participante reportó su propio ejercicio mediante el índice de actividad física, basado en las horas que una persona pasa durmiendo y realizando actividades sedentarias, ligeras, moderadas o intensas. Los participantes que se sospechaba tenían demencia fueron evaluados por equipos expertos, y los investigadores compararon cómo los hábitos de ejercicio a lo largo de la vida impactaron su salud cerebral.
Los resultados
En total, 567 de los 4,354 participantes desarrollaron demencia: 62 en la cohorte de adultez temprana, 273 en mediana edad y 232 en la última etapa de la vida.
Los investigadores encontraron que los participantes que realizaban actividad física moderada o alta en la mediana y la última etapa de la vida tenían un 40% menos riesgo de desarrollar demencia, comparados con quienes realizaban la menor cantidad de actividad. En quienes registraban los niveles más altos de actividad física, el riesgo de demencia por cualquier causa fue 45% menor frente a aquellos con los niveles más bajos. Sin embargo, los niveles de actividad en la adultez temprana no se asociaron con un menor riesgo de demencia.
“Ser más físicamente activo en la mediana y última etapa de la vida puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar demencia”, dijo uno de los investigadores del estudio, el Dr. Phillip Hwang, a MedPage Today. “Identificar momentos o periodos de edad específicos en los que la actividad física puede ser más beneficiosa para prevenir o retrasar la aparición de la demencia puede ayudar a mejorar las recomendaciones y estrategias de prevención, así como posibles intervenciones relacionadas con actividad física a lo largo de la vida”.

¿Qué significa esto para nosotros?
La conclusión es directa: ser más activo físicamente en la mediana edad o después puede ayudar a retrasar o prevenir la demencia. Eso no significa añadir horas de entrenamiento a tu semana. Pequeños incrementos en movimiento —caminar más, agregar un poco de trabajo de fuerza o incluso hacer pilates— cuentan, y todos contribuyen a una mejor salud cerebral a largo plazo.
Y aunque la actividad física en la adultez temprana no parezca influir en el riesgo de demencia, eso no es excusa para saltarte el ejercicio hasta después de los 45. La condición cardiovascular sigue siendo importante, y los beneficios del ejercicio para la salud mental están bien establecidos. Ser constante ahora te prepara para un futuro más saludable —física y cognitivamente.
Via Men’s Health UK
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