La era de Glen Powell
Su popularidad está por los cielos: es el actor del momento y las redes no paran de hablar sobre él, pero Glen Powell tiene la mente puesta en otra parte. Él quiere hacer buenas películas, comer tantas costillas como sea posible y quizá, sólo quizá, encontrar el amor.
Comparar a los hombres alegres, amistosos y energéticos con golden retrievers es algo trillado, lo sé. Pero es imposible no pensarlo cuando estás en compañía de Glen Powell.
En pantalla, Powell puede interpretar a un pesado, como hizo en Top Gun: Maverick el año pasado, donde dio vida a “Hangman”, un personaje que catapultó su carrera a la estratósfera. Pero en la vida real, el tipo es todo lo contrario.
Hace unos meses, mientras se encontraba en Australia para grabar la comedia romántica Anything But You, salió a turistear junto con sus colegas. Les llovió, se subieron a un autobús de dos pisos, visitaron el zoológico y Glen le dio de comer a un conejo. En todas las fotos, aparece con una sonrisa de oreja a oreja, como si se tratara de un niño en una montaña rusa. Él dice que es “la cara Powell” y que toda su familia hace lo mismo. En las fotos en las que aparece con Sydney Sweeney, su coestrella, Glen luce extático y, según muchos observadores, enamorado. A las fotos se añadió la noticia de su separación de la modelo Gigi Paris, así como reportes de problemas entre Sweeney y su prometido, Jonathan Davino, además de una publicación en Instagram de Paris donde escribió “Aprecia lo que vales, al siguiente”, después de dejar de seguir tanto a Powell como a Sweeney. De pronto, parecía estar todo claro: estos dos tenían una relación. La evidencia estaba en las miradas. El asunto es que Glen ve así a todo el mundo (y no ayuda el hecho de que Sweeney también tiene cara de conejo bebé cuando sonríe). He visto esto de primera mano.
Es una tarde gris de otoño en el patio del restaurante del Chateau Marmont en Los Ángeles. Hay pocos comensales hoy, pero cuando Powell entra detrás de la hostess, todo el mundo voltea. Glen trae puesta una gorra con el logo de Caliwater (una compañía de la que es inversor), un Speedmaster de Omega (es “amigo de la marca”) y una polo azul marino de Brioni (él es la cara de la nueva campaña). También porta unos jeans y unos zapatos beige de gamuza (sin afiliación aparente). Glen mira con aprecio a la hostess que lo conduce a su sitio, luego mira de la misma forma al mesero que toma su orden. No podría estar teniendo un romance con ellos también, ¿o sí? Al parecer, su cara normal parece indicar “te amo” permanentemente (como la de un golden retriever).
El rostro de Powell simplemente funciona. Si cambiaras algo, probablemente luciría menos atractivo, pero el labio superior delgado y los párpados ligeramente caídos se complementan bien y pueden hacer que pase de lucir jovial a duro en un instante. Él dice que le solía preocupar el hecho de que sus ojos apenas se ven en pantalla, pero ahora cree que es la característica que lo define (eso y el abdomen marcado, por supuesto). “Había una era en el cine en la que los actores tenían los ojos pequeños, como las películas de vaqueros, esas miradas intensas y penetrantes”. Él es uno de ellos. Cuando hace ciertos gestos, de inmediato te hace pensar en Clint Eastwood mirando hacia el horizonte. Luego sonríe y el golden retriever regresa.
Usualmente, se le compara con estrellas como Brad Pitt, Matthew McConaughey, George Clooney y Tom Cruise, su colega en Top Gun: Maverick (“Nunca habrá otro Tom Cruise”, me dice cuando saco el tema).
En los últimos años, gracias a los servicios de streaming y la enorme cantidad de producciones que aparecen cada mes, hay más actores jóvenes que nunca, peleando por un lugar. Además de que Marvel continúa produciendo héroes de acción en serie. Esto ha llevado a que muchos se pregunten qué significa en realidad ser una estrella en 2023. Pero incluso quienes no se sienten cómodos con el statu quo, están dispuestos a reconocer que Powell lo es.
“Hay actores de reparto que son muy buenos para lo que hacen, pero no son la clase de intérpretes que seguirías a cualquier parte. Una estrella es algo distinto”, dice Richard Linklater, quien dirigió a Powell en Fast Food Nation (2006) y Everybody Wants Some!! (2016), además de que coescribió y produjo la cinta independiente Hit Man con él. En esta última, Powell interpreta a un profesor que se convierte en asesino encubierto y esto requirió que interpretara varios papeles dentro de un mismo rol. A Linklater le agrada que incluso cuando sus acciones son moralmente cuestionables, el personaje de Powell no pierde su cualidad de antihéroe. Esa es la verdadera prueba de una estrella, de acuerdo con el director. “Permitimos que las estrellas se salgan con la suya”.
Esto, que es evidente para todo el mundo, es algo que ha tomado por sorpresa al mismo Powell, quien apenas comienza a sentirse como estrella.
En general, el proceso ha sido sutil, dice, “como un ligero cambio en el clima”, pero también ha habido ocasiones más dramáticas como cuando estaba viendo su teléfono en un aeropuerto y se sintió observado. Levantó la cara y vio que todos lo estaban grabando con sus celulares. “Toda la terminal. Como si fuera un episodio de Black Mirror”, relata. Recientemente, en un concierto, notó que el tipo que estaba en el mingitorio de al lado estaba intentando sacarse una selfie con él.
Sin embargo, fue tras el frenesí de las fotos con Sweeney en Australia que se dio cuenta de que todo había cambiado. “En ese momento, el asunto se sintió injusto, pero ahora entiendo que es parte del trabajo”, explica.
El romance (“el supuesto romance”, corrige cuando aludo a ello), es un capítulo más en el libro de los pequeños sacrificios que vienen con la fama. Por ahora, estas cuestiones no lo molestan y las toma como recordatorios de que debe enfocarse en lo que realmente importa: su familia, sus amigos y participar en proyectos de los que se sienta orgulloso. Sin embargo, parece estarse formando una profecía en Hollywood en torno a su persona. Es como si él estuviera viendo el teléfono y el resto de la terminal, que es la industria del cine, lo estuviera mirando con atención. Justamente en un momento en que el concepto de estrella de cine parece estar en peligro, muchos lo miran ahora como aquel que podría sacar la espada de la piedra y definir a la nueva generación de estrellas. Todo esto se lo ha ganado simplemente siendo Glen Powell: alguien amable, talentoso, simpático y trabajador. Esos son los requisitos del estrellato, pero también las cosas que Hollywood tiende a extirpar de sus hijos pródigos. Cuando los ligeros cambios en el clima se conviertan en auténticas tormentas, ¿podrá Glen Powell aferrarse a las cualidades que lo hacen un tipo tan atractivo?
Powell entra a esta nueva fase de su carrera al tiempo que llega a un parteaguas en su vida personal. Acaba de cumplir 35 años y esto ha requerido algunos ajustes. Por ejemplo, ha tenido que hacerse a la idea de que hay ciertos alimentos y hábitos que lo hacen sentir muy mal. Ya no puede beber cerveza como antes ni comerse más de 40 costillas en una sentada como dice haber hecho alguna vez en el Salt Lick BBQ de Driftwood, Texas.
“Puedo comer mucho, pero creo que necesito meterle el freno a eso por una cuestión de salud”. Dado que tiene la sesión fotográfica mañana, hoy no correrá ningún riesgo, así que pide un plato de hummus con vegetales.
El mundo de las citas también se ha complicado un poco para Powell. La logística de conocer gente nueva es “una de esas cuestiones que han cambiado un poco. Hablas con una mujer, crees que todo va bien, que hay una muy buena conexión y de pronto te pide una selfie. Eso te baja de tu nube”.
Las exigencias de su carrera también pueden ser un obstáculo en el terreno del amor. Powell creció en Austin y continúa visitando a su familia con frecuencia, pero el resto del tiempo lo pasa de manera seminómada, entre Los Ángeles y donde sea que esté grabando. Admira a Linklater, quien casi no sale de su casa en Texas, pero por ahora Powell prefiere una vida de movimiento “quiero sentirme un poco incómodo y no echar raíces muy profundas”.
Sentado en el Chateau Marmont, Powell luce como que pertenece y como que no, al mismo tiempo. Su polo no se ve como algo que elegiría alguien de Hollywood, por otro lado, los bíceps que se asoman por las mangas definitivamente sí lo son (Powell trabaja con Ultimate Performance, lo que llama “un entrenamiento de fuerza muy intenso”). Cuando se mudó a California, estaba armado con polos y jeans, “básicamente lo que estoy usando ahora”, pero sintió cierta presión de adoptar el uniforme de actor de ese momento: playera sin mangas, chamarra de cuero y beanie. “Después de pasar por todas estas pequeñas crisis de identidad, lentamente vuelves a lo que eras al comienzo”, dice mientras encoge los hombros. Procura no pasar demasiado tiempo en Hollywood porque cuando está aquí se descubre pensando más en lo que rodea al negocio que en su crecimiento como actor. Cuando deja California, y particularmente cuando está con su familia en Austin, siente como que puede abordar su trabajo de una manera más pura.
Pero Powell reconoce que este estilo de vida podría ser frustrante para una hipotética esposa e hipotéticos hijos. En este momento de su carrera, en cualquier momento podría recibir una llamada que implique mudarse a Bulgaria por cinco meses.
“Es por eso que soy padre de un perro”, dice. En el verano, adoptó un perro rescatado llamado Brisket, una mezcla de razas pequeñas que tiene, de acuerdo con Powell, alma de oso. El nombre viene de las líneas blancas que tiene en la cara, similares al marmoleado de la carne. Cuando estaba filmando Twisters en Enid, Oklahoma, y se encontraba en un momento difícil, vio una foto de Brisket. Acababa de terminar su relación con Gigi Paris y “necesitaba hacer algo con el amor que sentía. Vi su cara y me enamoré”. Si surge un trabajo lejos de casa, Brisket es definitivamente más portable, tanto en términos de tamaño como de temperamento, que una pareja, pero aún así, Glen asegura que le gustaría conocer a una mujer que tenga paciencia suficiente para su estilo de vida.
“Creo que eso es lo que he estado pensando con más frecuencia últimamente. Cuando las oportunidades se presentan tienes que aprovecharlas y en términos románticos necesitas una pareja que sea tu equipo, que esté lista para la incertidumbre y la aventura. No es fácil lidiar con todo eso. Intento ser un buen compañero. Cuando quiero a alguien la quiero de verdad y entiendo que el ritmo de mi vida es algo difícil de soportar”.
Una vez que se termina su comida, se relaja en la silla y estira las piernas hacia el frente. La entrevista se ha prolongado más allá del tiempo que teníamos asignado y cuando le pregunto si tiene que irse me dice que quizá debería colocar algunas monedas en el parquímetro pero no se mueve de su lugar. Explica que puede ser la clase de persona que está dispuesta a lo que sea con tal de complacer a otros, pero eso es cada vez más difícil dado que ahora todo el mundo quiere algo de él. “De lo que me he dado cuenta es que no puedes ser tan duro contigo mismo. No puedes responderle de inmediato a todos y no tienes que estar presente para absolutamente todo. Era la clase de persona que decía que sí a tres cenas la misma noche, hacía todo para que todo el mundo estuviera contento”. Me pregunto si este gran esfuerzo por no ser percibido como alguien prepotente es precisamente lo que hace que la gente lo vea como una estrella. Le pregunto al respecto. “¿Qué es una estrella? No lo sé. No es algo real, simplemente es alguien que continúa haciendo el trabajo”. La respuesta me decepciona un poco y cuando se lo digo, de inmediato piensa en algo más profundo. “Cuando me mudé a Los Ángeles”, dice. Luego hace una pausa, piensa un poco y arranca de nuevo. “Cuando me mudé a Los Ángeles, había un agente llamado Ed Limato y me firmó”. Este agente había trabajado con Antonio Banderas, Richard Gere, Mel Gibson, Matthew McConaughey, Meryl Streep y Denzel Washington. Powell explica que veía a Limato como un ángel guardián, hasta que murió en 2010 (en ese momento, la agencia se deshizo de él). “Ed me dijo que la definición de una estrella es la clase de persona con la que quieres tomarte una cerveza y cuando estés demasiado ebrio y te vayas del bar, puedas confiarle a tu esposa”.
Lo que describe es un nivel de decencia que va más allá de lo que ofrece un golden retriever, el cual estaría encima de tu esposa de inmediato. Powell es amistoso, claro, pero también es un individuo inteligente y centrado (le atribuye esto a sus dos hermanas, las cuales lo procuran constantemente). Glen me hace pensar en el chico agradable de la escuela que se lleva bien con el grupo popular, pero que no comparte sus inseguridades. En términos Linklaterianos, es un “Pink” (el personaje de Dazed and Confused): el tipo que es la estrella del futbol pero que sigue siendo un hombre con principios. “No me preocupa Glen para nada. No me parece que tenga malos hábitos”, dice Linklater. Además, Powell parece tener un entusiasmo genuino por el trabajo. Además de actor, ahora es productor y coescritor. “Debe gustarte lo suficiente para que quieras ser parte de todo el proceso”, añade Linklater, y Glen es así. “Ben Affleck tenía ese tipo de cualidades. Es alguien que pensaba en grande incluso cuando era muy joven. Glen tiene eso”.
Cuando llega la hora de marcharnos, a Glen le toma un rato salir, teniendo que pasar a través de un grupo de mujeres hermosas. Posa para fotos, luego saluda a una amiga. Nos damos un abrazo en la entrada y Powell corre para revisar el parquímetro. De pronto, me doy cuenta de que distraída por los encantos de Glen, se me olvidó pagar la cuenta nada menos que en el Chateau Marmont. No sé si soy la persona adecuada para definir lo que es una estrella, pero eso definitivamente califica como un síntoma.
LAUREN LARSON es escritora y corredora. Vive en Austin, Texas.
Glen Powell, ronda rápida
¿Qué compraste con tu primer gran cheque?
“Un sauna”.
Tu libro favorito
“Devotions de Mary Oliver”.
Tu libro favorito cuando quieres sonar interesante
“The Fountainhead de Ayn Rand”.
Música para entrenar
“Una playlist que me pasó Daisy Edgar-Jones y contiene música house”.
El ejercicio que amas odiar
“El trineo. Es mortal. Trabaja todo el cuerpo y te obliga a no ser el tipo que nada más quiere verse bien”.
La frase más emocionante
“Un colega me enseñó a decir ‘Aquí viene’ justo antes de una toma. Crea una sensación de anticipación, es como ‘Vamos por ello’”.
Interacción más extraña con fans
“Firmar partes del cuerpo que no son del todo apropiadas”.
Eufemismo para el sexo
“Ahumar la carne”.