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En las buenas y en las malas: los hombres Lowe

Dicen que la manzana nunca cae lejos del árbol. Recordar este refrán resulta inevitable cuando uno se sienta a conversar con ROB LOWE y su hijo JOHN OWEN.

31 mayo, 2023
portada mens health ROB LOWE JOHN OWEN

“Podría vomitar”, dice el chico. Estamos sentados en un restaurante de comida del mar en Malibú. El sol se está poniendo y una leve brisa nos golpea. En el centro de la mesa hay una bandeja de plástico repleta de delicias marinas. El padre, quien hace unos minutos leía emocionado y en voz alta el menú, como si fuera un niño en una heladería, está sentado a un lado. “¡Mira, callo de hacha!”, decía extático. “¡Y tenemos que pedir las almejas, Johnny! ¿Qué tal este plato que incluye también pescado, camarón y calamar? ¡Y el pastel de cangrejo!”. Con una reluciente sonrisa, pidió el plato combinado, “Ah, y la sopa de almejas también, por favor”. Quizá se sienta como si pudiera vomitar ahora, pero el chico no para de comer y no se arrepiente del festín. “Este lugar es excelente”, dice, devorando papas fritas cubiertas de salsa picante. El chico no es tan chico en realidad. Se trata de John Owen Lowe de 27 años, es coproductor ejecutivo, coguionista y estrella de Unstable, una nueva serie de Netflix en la que interpreta a un hijo que voltea los ojos ante las ocurrencias de su padre. Su papá en la serie lo es también en la vida real: Rob Lowe.

Rob no suele comer de esta forma. Ha seguido la dieta Atkins desde hace cinco años y los mariscos capeados no entran dentro de ese régimen. John tampoco acostumbra los banquetes como este. Lleva cinco años completamente sobrio y eso lo ha inspirado a cuidar su mente y su cuerpo. Pero eso no significa que no disfruten de vez en cuando. A Rob le encantaba venir a este sitio cuando era más joven, en esos tiempos en que pasaba sus días en la playa con su amigo Emilio Estevez.

“Tus padres, no importa quiénes sean, siempre te incomodan”, dice John Owen al describir la trama de Unstable, “incluso cuando eres un adulto. La relación cambia conforme creces y ellos se convierten en amigos en realidad, pero te siguen molestando. Y es así como debe ser. Tú tienes 59 y tu papá te sigue molestando de vez en cuando”.

“Por supuesto”, dice Rob, mientras toma otro puñado de papas fritas. “Tienes que probar esto, hijo”. John Owen, quien ya ha comido una gran cantidad de papas, sólo sonríe.

“Lo cierto es que ninguno de los dos podría haber hecho esta serie sin el otro”, dice Rob. “No podría haber hecho un programa con una dinámica de padre e hijo sin John Owen”.

“Eso es porque él no sabe escribir”

“Sí, eso es cierto”, ríe.

John Owen levanta la mano sosteniendo un camarón mientras dice: “Es algo similar en cuanto a tono a The Office, Parks and Recreation y 30 Rock. Esos programas fueron una gran inspiración cómica para mí”.

“Sólo que se rehusaba a ver Parks and Rec porque yo aparecía en ella”, dice Rob.

“¿Qué tan bien conoces la carrera de tu padre?”, le pregunto.

“Mal”, responde.

“Muy mal”, añade Rob.

“¿Viste Bad Influence?”, pregunta Rob.

“No”.

“¿Masquerade?”.

“Ni siquiera sé qué es eso”.

“¿Has visto…? ¿Cuántos episodios de The West Wing has visto?”.

“Cero”.

“¿En serio?”

“En serio”, dice John Owen, su voz rasposa y dura. La forma de hablar de Rob es más bien como de galán. Si cierras los ojos puedes imaginarlo siendo encantador y saliéndose siempre con la suya como Billy Hicks, su personaje en St. Elmo’s Fire.

portada mens health ROB LOWE JOHN OWEN

John Owen: bata por Tekla; boxers por Nice Laundry; sandalias por Birkenstock. Rob: bata por Tekla. Palos de golf por PXG. Collares (en todo el artículo), Mr. Lowe por Sheryl Lowe Designs. 
Foto: Williams + Hirakawa

“La que sí vi es Tommy Boy. Gran trabajo de parte de Chris Farley y David Spade”.

“Me sorprende que no dijeras ‘fuiste el tercero mejor en esa película’”. “No lo creo, esa fue la mujer que sale también. ¿Cómo se llama?”.

Rob lo mira incrédulo. “¡Bo Derek!”.

“Sí, Bo Derek”.

“‘La mujer que sale también’. Por Dios”.

“Sí sé quién es Bo Derek”.

Esto no es algo que simplemente sucede, este tipo de relación entre padre e hijo. Las bromas, el compañerismo, sentarse a cenar pescado frente a la playa un viernes por la tarde, los partidos de tenis y rondas de golf, actuar juntos en una serie… no hay nada sobre esto que suceda porque sí, en ninguna familia. Y en esta familia en particular, no había ninguna garantía de que las cosas resultarían tan bien. Parece un milagro que así haya sido.

Rob y su esposa, Sheryl, quien tuvo una larga carrera como maquillista, no fomentaron que sus hijos entraran al mundo del espectáculo. De hecho, los disuadieron. “Intenté alejarlo de eso”, dice Rob. John Owen era un niño creativo, y como muchos otros niños así, participó en obras escolares: Guys and Dolls y The Wizard of Oz. También escribía cuentos y poemas.

“Me encantaba escribir”, dice. “Me encantaba actuar. Lo disfrutaba mucho”.

Rob y Sheryl estaban en primera fila en esa producción de The Wizard of Oz. Él sosteniendo su cámara de video como el resto de los padres. John Owen se sentía feliz sobre el escenario. En ese momento, sabía lo que hacía su papá, pero probablemente ignoraba quién era su papá. Era nada menos que Rob Lowe, un actor famoso en todo el planeta que tuvo su debut en 1988 en una cinta de Francis Ford Coppola llamada The Outsiders, en la que aparecía con otros desconocidos: Tom Cruise, Ralph Macchio y Emilio Estevez. Luego, St. Elmo’s Fire ayudó a popularizar al “Brat Pack”, un grupo de talentosos actores jóvenes que definieron el cine en los años 80. Más tarde vinieron About Last Night y Bad Influence, dos miniseries de Stephen King. Sí, también hubo un video sexual en el que aparecía con dos mujeres, una de ellas menor de edad, cuando tenía 24 años. Hubo mucho alcohol y cocaína. Más tarde, un resurgimiento en la comedia: Tommy Boy, Austin Powers y, por supuesto, The West Wing, donde interpretaba a uno de los personajes más queridos de esta serie que se ganó las palmas de los críticos y la audiencia.

Todo esto ya había ocurrido para cuando John Owen estaba en la secundaria, cantando “If I Only Had a Heart”.

Si la escuela es dura para todos, lo fue aún más para John Owen cuando comprendió quién era su papá. “Estaba en octavo grado cuando un chico me dijo ‘Sabes que hay un video porno de tu papá en internet, ¿cierto?’”, recuerda. “Yo no lo podía creer”.

No hubo una plática al respecto, Rob y Sheryl no se sentaron con él y con su hermano, Matthew, para contarles de los años 80. Hubo muchas conversaciones, ya que ambos padres son muy cercanos a sus hijos, pero no sobre este tema.

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Foto: Williams + Hirakawa

“Es algo similar a Santa Claus”, dice John Owen. “No creo que muchos padres tengan que sentarse con sus hijos para explicarles. Los niños descifran las cosas solos. No fue como un momento clave: ‘De acuerdo, ya tiene 16 así que es hora de que sepa sobre esto’”. “Wikipedia y Google se encargaron de eso”, dice Rob.

John Owen comenzó a notar otras cosas. Los demás niños tenían muchas preguntas sobre su padre. En ocasiones, cuando las chicas pasaban tiempo con él, tenía la impresión de que sólo buscaban la emoción de estar cerca del hijo de una celebridad.

“La frecuencia con que me comparaban con mi papá y lo mencionaban durante las conversaciones me hacía sentir muy incómodo. Quería alejarme de eso tanto como fuera posible”, dice Owen. Así que no más obras escolares.

Más tarde, se interesó por trabajar en un laboratorio que investigaba células madre y durante un momento sintió que esa podría ser su vocación. También probó con las finanzas, pero el deseo de actuar y de escribir seguía ahí.

John Owen consiguió trabajo en algunos programas de televisión, llevando cafés y desayunos al comienzo, pero luego tuvo su gran oportunidad en 9-1-1: Lone Star, una serie estelarizada por su padre donde pudo ponerse a prueba como escritor. Eso significa que no puede evitar preguntarse a veces cuánto de lo que tiene lo debe a su talento y cuánto a su apellido. Menciono a Julian Lennon, el cantante e hijo del Beatle. “Es quizá el ‘nepo baby’ original”, dice John Owen.

A Rob lo frustra la conversación sobe el nepotismo. Recuerda que él y Sheryl le pidieron a sus hijos que ni siquiera consideraran una carrera en el entretenimiento hasta que terminaran la universidad y desarrollaran otros intereses. John Owen levanta las manos: “Yo creo que hay una conversación al respecto que es importante tener. Estoy más que dispuesto a reconocer que recibí oportunidades que otras personas no tuvieron, y me siento agradecido por ello. También es cierto que una vez que tienes un pie dentro, debes probar que cuentas con lo que se necesita. Hay una diferencia entre los hijos del nepotismo a quienes simplemente se les ha otorgado una plataforma y quienes han trabajado duro y en verdad se interesan por lo que hacen”.

Rob asiente, hace una pausa para reflexionar y responde: “Yo sólo digo lo siguiente: ¿Crees que el mundo sería un lugar mejor si Kirk Douglas no hubiera tenido a Michael?”.

En una ocasión, durante unas vacaciones familiares en Hawái, John Owen, entonces de 16, estaba jugando con sus amigos en un carrito de golf, acelerando mucho más de lo que debían. John Owen salió volando. Su cuerpo se deslizó sobre un fragmento de piedra volcánica que le arrancó una buena cantidad de piel del costado izquierdo del cuerpo. Estaba tan borracho que no sintió nada. Sólo comenzó a reír.

Más tarde, Sheryl lo encontró en la cama, acostado sobre un charco de sangre.

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John Owen: sudadera de Mothfood Vintage; reloj de Tudor. Rob: sudadera de Todd Snyder x Champion; reloj de Rolex. Foto: Williams + Hirakawa

“Estaba tan ensimismado y desconectado de mis emociones”, relata, ahora sentado en una cafetería cerca de la playa y sin Rob, “que a pesar de que lucía como alguien extrovertido, confiado y fanfarrón y que me encantaba ser el alma de la fiesta, la realidad es que era muy inseguro. Sentía una gran cantidad de presión desde que era muy joven. No entendía por qué la gente me miraba de forma extraña o hablaba sobre mí. Era como un niño asustado atrapado en el cuerpo de un adolescente”.

En sus veintes, herido por la separación de sus padres y confundido por la fama repentina, Rob bebió y consumió drogas en exceso. En circunstancias distintas, pero John Owen se sentía igual de perdido. ¿Acaso la gente lo quería sólo por su padre? ¿Todos fingían que les agradaba? John Owen tuvo un consejero de sobriedad antes de tener una licencia para conducir y sus padres temían por su vida. Se alejaba cada vez más, sumergido en las adicciones. “Pude haber muerto varias veces. Me gustaba empujar los límites de mi cuerpo y entumecer el dolor tanto como pudiera”, reconoce. “Me entristece pensar sobre ello. Cuanto más inseguro me sentía, más consumía. He estado en muchos hospitales a lo largo de mi vida y he tenido mucha suerte. Yo me alejé de esto eventualmente, pero uno de mis amigos más cercanos de la infancia, alguien que era como un hermano mayor para mí, no pudo hacerlo y murió. Sufrió una sobredosis de fentanilo. Era un gran estudiante y un tipo muy dulce”.

Rob abrazó la sobriedad a los 26 años y sabía que requeriría trabajo de parte de John Owen. No puedes obligar a alguien a sanar, pero él y Sheryl estaban listos para ayudar de cualquier manera posible: buscando consejeros, doctores, rehabilitación, lo que fuera.

“Cuando estaba en el punto más bajo, mis padres insistían con todo lo que tenían para mi recuperación y eso me parecía aún más duro. Es como si me estuviera ahogando y ellos me golpearan en la cabeza con una balsa. Sentía como que no importaba, y mucho de eso venía de tener al padre que tengo. Una vez que me trataron como si mi voz y mi opinión fueran válidas también, fui capaz de acceder a esa parte de mí que estaba escondida. Lo que funcionó a fin de cuentas fue cuando me dijeron ‘te amamos y estamos asustados’”.

En una conversación aparte, Rob añade: “Tengo una perspectiva diferente, o más bien adicional. Creo que no estaba listo para que le entregáramos las llaves. Su visión es que despertó un día y lo hicimos. ¿Por qué no lo habíamos hecho antes? Bien, pues hay una muy buena razón: no estaba listo”.

El primer día de grabación de Unstable, John Owen se estaba preparando para actuar al lado de su padre por primera vez. Ambos estaban emocionados. La primera escena era en exteriores. En el guión, el hijo se acerca al padre en una calle de su vecindario. El hijo es serio, mientas que el padre es extrovertido y extraño.

John Owen estaba nervioso. Había llegado el momento. Después de meses y meses de trabajo, desde la idea hasta la escritura del guion, la presentación y los nervios, finalmente estaban por filmar. Todo el mundo estaba en su lugar. Las cámaras comenzaron a grabar. Silencio en el set, tres, dos… “¡Esperen un momento!”.

Era Rob. Todo el mundo se detuvo.

Rob se dirigió a John Owen: “¿Estás en tu marca?”.

John Owen bajó la mirada para ver su marca. “Sí, aquí estoy”, dijo. “No, no creo que estés en tu marca”, respondió Rob.

John Owen lo miró, incrédulo. “Espera, ¿estás actuando ahora mismo?”.

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John Owen: traje de baño de Orlebar Brown. Foto: Williams + Hirakawa

“No”, dijo Rob, mirando al equipo de filmación. “Esperen un segundo. ¿Por qué vendría John Owen desde esa dirección? No entiendo por qué yo tengo que ver hacia allá porque…”

John Owen sacudía la cabeza, sonriendo pero de forma irónica, como diciendo “Esto es justo lo que me faltaba. Todo está listo pero la gran estrella tiene dudas”.

Pero esto es lo interesante: para el momento en que gritaron “¡Acción!” de nuevo, John Owen estaba tan molesto con Rob que la incomodidad de su personaje con el de su padre era palpable, justo lo que buscaban.

“No quiero darle el crédito, pero es posible que estuviera haciendo un truco tipo Mr. Miyagi para ayudarme a entrar en el papel”, confiesa John Owen cuando Rob no está cerca. “Y si eso es cierto, el tipo es un genio. Creo que la verdad es simplemente que es molesto”.

La noche después de la cena en el restaurante de Malibú, Rob está sentado frente a mí en un club en Santa Bárbara. Porta una chamarra negra de motociclismo. Lo que sea que use en el cabello lo hace lucir como si se acabara de quitar un casco y se hubiera pasado los dedos, dejando su peinado con la textura y apariencia perfectas.

La filmación de Unstable lo ha hecho reflexionar sobre el trabajo de criar a dos hombres jóvenes, sobre las molestias de envejecer y sobre lo orgulloso que se siente de ver a sus hijos encontrar su lugar en el mundo (la filmación y el hecho de que le pido que piense en esas cosas).

Le pregunto sobre lo que se dijo y lo que no, sobre su pasado, esas cosas que aparecen en Google.

“Eso es algo similar al hecho de que John Owen no haya visto The West Wing. Su padre representa algo para él y algo distinto para otras personas a quienes no conoce. Al final del día, él tendrá que navegar estas cuestiones por su cuenta. Eso es parte de la serie y es lo que la hace tan interesante. La historia de Unstable es también nuestra historia, no es simplemente que actuemos juntos en una comedia”.

Rob se inclina hacia atrás y estira los brazos. La conversación se dirige en varias direcciones distintas. Actualmente, está escribiendo un guion para una película de época. Quiere hacer un remake de The Champ, un clásico de 1979. Tiene muchas ideas, las cuales serían más fáciles de ejecutar si no estuviera estelarizando dos series, además de algunas películas y podcasts.

Ha estado practicando boxeo y sueña con organizar un evento en el que se enfrente con otro actor, Matthew McCounaughey quizás. O tal vez Johnny Depp. “Creo que podría vencerlo”, dice. Y de pronto le llega la inspiración: “¡David Duchovny!”. Toma su celular y dicta un mensaje de texto dirigido a Duchovny: “Tengo una idea que podría ser genial o realmente estúpida. Punto. Y podría comprarte otra casa en Malibú. Punto. Tómate un minuto para considerarlo antes de responder. Punto. ¿Qué tal si hacemos una pelea de boxeo tipo pago por evento? Punto”.

Rob sonríe, esa sonrisa que siempre le ha permitido a sus personajes salirse con la suya. “Aquí está David, siempre responde de inmediato: ‘No hay forma alguna. No lo disfrutaría para nada. Aunque estoy de acuerdo en que generaría buenas ganancias’. Ni hablar, tendremos que probar con McCounaughey, aunque sospecho que podría patearme el trasero”. Hace un pausa y luego: “¿Qué tal si lo hacemos diferente? Alguien que no sea mi contemporáneo. Soy yo contra Harry Styles”.

“Podrías vencerlo sin duda”.

“Exacto. Ese es el punto”.

“Pero si lo haces todo el mundo te odiaría”.

“Ese es el otro problema. ¿En verdad querrías ver esa famosa foto de Ali parado sobre Sonny Liston, sólo que en este caso soy yo después de noquear a Timothée Chalamet?”.

De vuelta en el restaurante de mariscos, Rob está disfrutando los últimos sorbos de su sopa de almejas. Ama la comida, de eso no hay duda, y detesta tener que ser disciplinado en ese sentido. “Odio que los resultados sean 80% dieta”, afirma. “He intentado compensarlo con ejercicio, y me encanta entrenar, pero a mi edad eso ya no basta. Es una maldita lástima”.

A pesar de eso, hoy no ha dudado en devorar el callo de hacha, las almejas, el pescado y las papas fritas. “Lo que funciona mejor para mí”, explica mientras mastica, “es que habrá días en los que definitivamente pediré el pastel o la malteada, pero no puede ser todo el tiempo, así que soy paciente y espero el momento adecuado, luego disfruto de las cosas”.

“Otra muy buena canción”, dice John Owen, interrumpiendo a su padre.

“¿Esto qué es?”.

“Pink Floyd”.

“’Comfortably Numb’, claro”.

Les pregunto si incluso en los momentos más duros han tenido este tipo de relación, graciosa y enternecedora.

“No puedo creer que así te parezca desde afuera”.

“Ha habido momentos en los que ha sido muy combativa”, dice Rob. “Diría que entre los 15 y 16 odiaba que llegara el viernes. Sentía que tenía que ponerme una armadura para el fin de semana”.

“No seas tan dramático”.

“Era agotador”.

“Los niños te desgastan y la capacidad de John de desgastarte es increíble. Tenemos que escribir algo sobre eso en Unstable: Jackson (el personaje de John Owen) ‘desgasta a la gente’”.

“Aunque creo que Jackson es un tipo más suave que yo”.

“Sí, eso es interesante”, dice Rob asintiendo.

Así continúa su conversación. Imagino a Rob sentado en este mismo sitio hace 40 años con un plato de almejas y un refresco. A un lado suyo, Emilio, los dos intentando llamar la atención de un par de chicas sentadas a unas mesas de distancia. Antes de la fiesta, de St. Elmo’s, del Brat Pack, de los escándalos; antes de los dos hijos y los 32 años de matrimonio con Sheryl.

Ahora escucho a John Owen hablar con una inteligencia y astucia que no son propias de alguien de 27 años. Veo a Rob mirar a su hijo y me queda claro que una relación tan íntima como esta, este nivel de complicidad, no sucede de repente. No había ninguna garantía de que las cosas resultarían tan bien para los hombres Lowe.

RYAN D’AGOSTINO es Director de Proyectos Editoriales en Hearst Magazines.

Aquí puedes ver un poco más del entrenamiento y la nutrición de los hombres Lowe:

Este artículo salió publicado en la edición de junio de Men’s Health México.

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