Terapia de luz infrarroja: tu nuevo aliado para la piel

Puede que la hayas visto en redes: máscaras futuristas con luces rojas, personas envueltas en un glow de otro planeta y promesas de una piel renovada. Pero lo cierto es que la terapia de luz infrarroja no es una moda pasajera. Es una técnica respaldada por años de estudio que hoy está más cerca de ti que nunca.

La terapia de luz roja o infrarroja, también conocida como fotobiomodulación, utiliza longitudes de onda de luz entre los 600 y 700 nanómetros para estimular los procesos celulares. A diferencia del láser o la luz intensa pulsada, esta no genera calor ni daña la piel. Lo que hace es activar las mitocondrias (la fuente de energía de nuestras células), mejorando su funcionamiento y desencadenando una cascada de beneficios: reducción de inflamación, regeneración celular, alivio del dolor, y, por supuesto, mejora en la apariencia de la piel.

Originalmente, esta tecnología fue utilizada por la NASA para acelerar la curación de heridas en el espacio. Hoy, ha encontrado una segunda vida en la dermatología y la medicina estética. Y aunque aún se necesita más investigación para afinar protocolos y resultados a largo plazo, los estudios actuales indican que puede ser útil en el tratamiento del acné, la rosácea, las líneas de expresión, la pérdida de cabello e incluso para acelerar la recuperación muscular.

En el caso específico de la piel, la terapia con luz infrarroja estimula la producción de colágeno, lo que mejora la elasticidad y firmeza. También ayuda a reducir el enrojecimiento y la inflamación, lo que la hace útil para personas con piel sensible o con tendencia al acné. Un estudio de 2019, publicado por la Journal of the American Academy of Dermatology, encontró que el uso constante de luz roja e infrarroja puede reducir los signos del envejecimiento y mejorar el aspecto general de la piel.

Cómo hacerlo en casa

Probamos la CryoGlow durante poco más de un mes y, debo decir, la experiencia fue mucho más cómoda y placentera de lo que esperaba. La máscara es ligera y está hecha con materiales suaves al tacto que no irritan la piel, incluso si la usas después de limpiar o exfoliar el rostro. Se adapta perfectamente a la cara y se mantiene en su lugar sin necesidad de ajustarla constantemente, lo cual es un alivio si la usas como parte de una rutina relajante por las noches.

El control remoto es intuitivo, con modos preestablecidos muy fáciles de seleccionar. Un punto que agradezco es que los ciclos son breves: diez minutos por sesión y el dispositivo se apaga automáticamente, lo que evita que te excedas en el uso.

Durante estas semanas, me concentré en dos funciones:

1. Revitalizador Facial

Este modo combina luz LED roja e infrarroja para mejorar la textura y firmeza de la piel. Al principio, los efectos fueron sutiles: la piel se sentía un poco más uniforme, con un tono más parejo y un brillo saludable. Pero lo interesante fue que el resultado se volvió acumulativo. A partir de la tercera semana, noté una mejora en la elasticidad general del rostro, especialmente en la frente y los pómulos. También noté que los productos que aplicaba después (como sueros y cremas hidratantes) se absorbían mejor, lo que sugiere una mayor receptividad de la piel.

2. Enfriamiento del área debajo de los ojos (InstaChill Cold)

Esta función merece mención aparte, por mucho, mi favorita. La sensación es parecida a usar un rodillo frío de cuarzo, pero mucho más localizada y eficiente. Lo usé casi todas las noches, justo antes de dormir. Luego de un par de semanas, comencé a notar cómo cómo la zona del contorno de mis ojos se veía menos inflamada y con mucho menos ojeras. Soy una persona que duerme poco, así que las bolsas abajo de mis ojos son una constante, con la función de enfriamiento, esto empezó a disminuir notablemente. Sin duda, esta fue mi función favorita.

A nivel sensorial, la experiencia con CryoGlow terminó por convertirse en un ritual. Hay algo casi meditativo en cerrar los ojos y dejar que la luz roja te envuelva mientras respiras profundo. Es un momento breve de pausa y autocuidado en medio de un día acelerado.

Después de un mes de uso regular (entre cuatro y cinco veces por semana), puedo decir que mi piel se ve más descansada, con mejor textura y mayor luminosidad. Y lo más importante: no es un cambio radical de un día para otro, sino una mejora progresiva y constante que se siente real.

Los expertos coinciden en que este tipo de tecnología puede usarse como complemento a tratamientos tópicos o de consultorio (como peelings o microneedling). No sustituye la visita al dermatólogo, pero sí eleva tu rutina diaria de cuidado facial a otro nivel.

¿Mi veredicto? Sí, la volvería a usar. Porque más allá de los beneficios para la piel, me ayudó a reconectar con algo más simple: la importancia de detenerse y cuidarse, aunque sea por 10 minutos al día.

Descripción:

• Cuatro modos LED y tecnología de enfriamiento para uso en casa.
• Con tecnología de enfriamiento InstaChill Cold, con dos puntos activos que ayudan a reafirmar, tensar y desinflamar el área desde el primer uso.
• LEDs rojos + luz infrarroja. Reafirma la piel, reduce arrugas y líneas finas.
• Un modo de tres fases que combina LEDs azules, rojos y luz infrarroja. Ayuda a reducir visiblemente el enrojecimiento y suavizar la textura de la piel.
• Luz roja, azul + infrarroja. Contribuye a mejorar el brillo y mantener la suavidad de la piel después de un ciclo de 8 semanas en el modo Revitalizador Facial o Piel Limpia y Radiante.

Cómprala aquí.

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