Una dieta saludable podría ayudar a manejar el dolor crónico, según un nuevo estudio
Consumir más alimentos naturales se asoció con menos síntomas.
Alrededor del 30% de las personas en el mundo vive con dolor crónico. Esto incluye condiciones como dolor lumbar inespecífico, artritis, dolor neuropático y fibromialgia, entre muchas otras. Para quienes sufren de dolor crónico, las opciones de tratamiento son limitadas. Sin embargo, las intervenciones en el estilo de vida suelen ser recomendadas, a menudo con un enfoque en la pérdida de peso para aliviar los síntomas.
Investigaciones previas sugieren que esto puede ser útil. Un estudio encontró que un aumento en el índice de masa corporal (IMC) puede ser responsable de entre el 10% y el 32% de los incrementos en el dolor. Sin embargo, otros estudios indican que la calidad de la dieta tiene un impacto mayor en la salud que el peso corporal.
Ahora, un nuevo estudio intenta determinar si la dieta o el peso son más importantes a la hora de manejar el dolor.
El estudio
Publicado en Nutrition Research, el equipo de la Universidad de Australia del Sur observó que las dietas altas en energía total, carbohidratos refinados, azúcares añadidos y grasas saturadas, y bajas en frutas y vegetales, están asociadas con mayores tasas de dolor.
Estas dietas también están relacionadas con un IMC más alto y obesidad. Sin embargo, hasta ahora no se habían identificado vínculos claros entre la dieta, el tamaño corporal, la masa grasa y el dolor.
Los investigadores analizaron datos de 654 personas inscritas en el Whyalla Intergenerational Study of Health. Se pidió a los participantes que respondieran un cuestionario de 40 preguntas sobre su consumo alimenticio, además de otras preguntas sobre estilo de vida, situación socioeconómica, estado de salud percibido y niveles de dolor. En una clínica, también se midieron aspectos físicos como altura, peso, composición corporal, circunferencia de cintura y fuerza de agarre.
Se definió una “dieta saludable” como aquella que incluye más alimentos recomendados por las Guías Alimentarias Australianas, las cuales enfatizan el consumo de vegetales de múltiples colores, legumbres, frutas, granos, carnes magras, aves, pescado y productos lácteos bajos en grasa.
Los resultados
Quienes consumían dietas más saludables presentaron niveles más bajos de dolor, independientemente de su IMC y masa corporal. Además, el estudio reveló:
- Las dietas promedio tenían una calidad pobre, aunque las mujeres obtuvieron puntuaciones más altas que los hombres en términos de calidad general de la dieta.
- Las mujeres experimentaron más dolor corporal que los hombres.
- En los hombres, el peso y la grasa corporal parecieron jugar un papel más importante en los niveles de dolor. Sin embargo, aunque típicamente los hombres tienen más grasa visceral que las mujeres, en este estudio mostraron niveles más bajos, por lo que los hallazgos no son del todo claros.
- Se observó una relación casi significativa entre la ingesta de alcohol y los niveles de dolor en los hombres, lo que indica que aquellos que bebían más tendían a reportar menos dolor.
¿Qué significa esto para nosotros?
El estudio sugiere que quienes padecen dolor crónico podrían aliviar sus síntomas al mejorar la calidad de su dieta. Consumir alimentos más saludables —principalmente alimentos naturales y mínimamente procesados— podría ser más efectivo que centrarse únicamente en la pérdida de peso, ya que no se encontró un vínculo claro entre el tamaño corporal, la masa grasa y los niveles de dolor.
No obstante, es importante tener en cuenta las limitaciones del estudio. Los métodos utilizados, como los cuestionarios de recordatorio dietético, no son completamente confiables debido a posibles sesgos. Tampoco se pudo determinar si una dieta de menor calidad provoca más dolor, si el dolor lleva a una dieta de peor calidad, o si la relación es bidireccional. Por lo tanto, se necesitan más investigaciones.
A pesar de ello, investigaciones anteriores sugieren que las dietas ricas en nutrientes ayudan a neutralizar el estrés oxidativo y la inflamación sistémica.
El alcohol también tuvo un papel interesante en la experiencia del dolor. Los hombres en este estudio bebían más alcohol que las mujeres, y los niveles más altos de consumo parecían estar asociados con menores puntuaciones de dolor. Estudios previos han encontrado que una ingesta moderada de alcohol puede reducir el dolor al afectar la percepción del mismo y los niveles de estrés. Sin embargo, en el lado menos positivo, los hombres también tienden a beber más para afrontar el dolor y automedicarse.
No recomendamos depender del alcohol para reducir el dolor, debido a los efectos a largo plazo que puede tener en la salud. Si recurres frecuentemente al alcohol para olvidar el dolor, recuerda que hay formas más efectivas de manejar tu salud, como buscar apoyo médico, familiar y nutricional.
En resumen
Si padeces una condición de dolor crónico, mejorar la calidad de tu dieta podría ayudarte a manejar los síntomas.
Mejorar tu alimentación es un proceso multifacético que requiere acción personal, mejor acceso a alimentos y políticas nutricionales adecuadas. Los investigadores señalaron que el vínculo entre la dieta y el dolor podría deberse a que las personas con condiciones crónicas tienden a depender más de alimentos procesados, lo cual es comprensible dado que suelen ser más accesibles y fáciles de consumir para quienes tienen dificultades médicas.
Sin embargo, realizar pequeños cambios, como añadir más alimentos naturales a tu dieta, podría ayudarte a cuidar mejor de tu cuerpo.
Vía Men’s Health UK
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