Corte de peso: la verdad detrás del sacrificio en combate
Perder varios kilos en un lapso muy breve de cara a una pelea, lo que se conoce como “el corte”, es para muchos peleadores la parte más dura de su trabajo. Pero, a pesar de los riesgos que entraña, continúa siendo una parte central de los deportes de combate. En MH hablamos con los atletas, sus entrenadores y con comentaristas para entender por qué.
SON LAS 9:15 EN UNA NOCHE DE JUEVES. Connor “The Paradox” Patterson está pedaleando en una bicicleta fija y trae puesto un traje diseñado para hacerlo sudar. En unos minutos, cuando el gimnasio cierre, se sentará en la tina de su habitación de hotel para darse un baño caliente y al salir se envolverá en toallas para seguir sudando. Dentro de 12 horas, cuando se suba a la báscula previo a su pelea con Jake McHugh, pesará, momentáneamente, 66 kg. En cuanto termine el pesaje, ambos hombres comenzarán a comer y beber de nuevo y en 46 horas, cuando arranque el combate, tendrán un peso corporal mucho más elevado.
El corte de peso, es decir el arte de drenar temporalmente las reservas del cuerpo de agua y glucógeno previo a una pelea, ha sido una parte esencial de los deportes de combate desde que la Amateur Boxing Association introdujo las divisiones de peso en los 1880. Esto difiere de las dietas normales por el hecho de que está diseñado para ser temporal. Los peleadores podrían contar calorías en las semanas y meses previos a pelear, pero el corte en realidad ocurre en los días, y sobre todo las horas, antes del pesaje y viene seguido de un periodo de rehidratación y nutrición para compensarlo. Es un baile elaborado entre los jueces que intentan que los combates sean lo más justos posible y los peleadores que buscan obtener cualquier ventaja. Pero, considerando que nadie quiere en realidad pasar por el proceso de cortar peso, y ningún doctor recomendaría recibir golpes en la cabeza después de pasar días deshidratado, ¿no existe un mejor sistema que este?
La dulce ciencia
Comencemos con una rápida lección de historia. En el boxeo, las peleas solían hacerse el mismo día que el pesaje, lo cual hacía que cortar peso fuera riesgoso y que la recuperación prácticamente resultara imposible. El sistema se prestaba para abusos. Joe Gans, el campeón de peso ligero entre 1902 y 1908, fue obligado a pesarse usando todo el equipo para la pelea y luego enfrentó 42 asaltos bajo el sol de Nevada. El protocolo cambió para que el pesaje fuera el día anterior, con lo cual los atletas tendrían tiempo para rehidratarse, casi ocho décadas más tarde, en los años 80.
Como ocurría en las primeras peleas de boxeo, los eventos de UFC no solían tener divisiones de peso. Pero cuando estas se presentaron en el doceavo evento, los peleadores rápidamente descubrieron que apretarse el cinturón brindaba ciertas ventajas. “Creo que probablemente comenzó cuando llegaron los luchadores universitarios”, dice Brad Wharton, comentarista y manager de los Cage Warriors. “Si ves a Mark Coleman, no es muy grande comparado con un peso completo de hoy, pero en ese momento era 108 kg de puro poder. Muchos pensaban ‘puedo lidiar con ese peso si es alguien fuera de forma, pero no si es puro músculo’. Así que empezaron a cortar peso para evitar a tipos como él”.
Los luchadores también ayudaron a traer la mentalidad del corte de peso al UFC. Campeones colegiales como Tito Ortiz fueron pioneros en la práctica de perder enormes cantidades de peso previo al pesaje y luego recuperarlo antes de pelear. “Las competencias de lucha usualmente tienen el pesaje el mismo día que el combate, pero de cualquier manera los atletas hacen un corte”, dice Aiden James, un veterano de MMA que ahora trabaja como nutriólogo deportivo y ha ayudado a docenas de peleadores con su estrategia de corte. “Se dieron cuenta de que esto les daba una gran ventaja y había algunos que bajaban ocho o hasta 10 kg. Llegó al punto en que todo el mundo tenía claro que no hacer un corte te ponía en una posición desfavorecedora”.
En cuanto a la forma en que funciona el proceso, es algo que ha evolucionado conforme los entrenadores y nutriólogos obtienen una mejor comprensión de la forma en que el cuerpo responde ante la deshidratación y la exposición al calor. Usualmente, comienza 10 a 12 semanas antes, la duración típica de un campamento de preparación, con una pérdida de peso convencional. “Quieres estar en un rango de 10% de diferencia respecto al peso con el que vas a pelear al comenzar la última semana”, dice Paul Reed, un peleador veterano que entrena a Paddy “The Baddy” Pimblett del UFC. “Eso usualmente significa tener un déficit calórico y hacer algunas sesiones en las que quemas grasa, ya sea en la caminadora, la bici o los pads, pero a una baja intensidad”. Hay que tener cuidado porque podrías perder mucho muy rápido. “Un error que cometen algunos atletas es que cortan los carbohidratos y el sodio muy pronto, lo cual significa que no están consumiendo suficiente combustible para el entrenamiento”, explica James. “Cada gramo de glucógeno almacenado en los músculos típicamente viene acompañado de 3 g de agua, así que si alguien tiene 400 g de glugógeno, eso son 1.2 kg de agua que puede perder sin necesidad de sudarla. Idealmente, lo que hacemos es mantener elevada la ingesta de carbohidratos durante el campamento y la reducimos gradualmente en la última semana previo a la pelea. Así que si habitualmente consumes 300 g de carbs, podrías bajar a 150 g el domingo antes de la pelea. Luego, a 50 para el miércoles y nada de carbs a partir del jueves cuando comenzamos con el corte”.
Es aquí donde típicamente las cosas se ponen desagradables. Si pasas cinco minutos buscando en YouTube, verás incontables ejemplos de peleadores cortando peso en saunas: usando sudaderas y pedaleando. “Hace unos años, cuando estaba pensando en hacer una pelea amateur, me sometí a un corte de práctica y fue una de las cosas más duras que he hecho en mi vida”, dice Wharton. “Y ni siquiera me lo estaba tomando en serio. Le pedí a algunos amigos que me ayudaran y cuando empecé a sentirme mal en el sauna, no me dejaron salir. Pensé que tendría que usar mi palabra de seguridad. Imagina lo que es tener que perder medio kilo más y no poder, solo para que al día siguiente tengas que pelear”, dice Wharton. Y de acuerdo con James: “Si nunca lo has hecho, debes saber que es algo horrible. Sientes tu pulso en los dedos y ves cómo se mueve el agua por tu cuerpo. Piensas que te vas a morir”.
Aunque la experiencia continúa siendo muy dura, en la actualidad por lo menos se le entiende mejor. Por ejemplo, sabemos que la humedad es clave. Cuanto más alta, más necesita sudar tu cuerpo para mantenerse fresco. Eso significa que, si bien el sauna sigue siendo una herramienta muy usada, también los baños son cada vez más populares. “Una razón por la que los baños calientes funcionan bien es que te permiten mantener la cabeza fresca, de manera que el cerebro no se sobrecaliente y haya un menor riesgo de golpe de calor, y también lo hacen más llevadero”, dice James. “Pero hay un método específico. En realidad no necesita superar los 42°C, dado que no perderás más agua y simplemente estarás más incómodo”. Típicamente, sus peleadores pasan 20 minutos dentro y luego toman un descanso para hacer lo que se conoce como “la momia”: se envuelven en toallas y continúan sudando. Siempre está presente la preocupación de llevarlo muy lejos. Si no cortas lo suficiente, tu oponente podría llegar más pesado que tú, pero si cortas de más, no podrás rendir bien. “Si haces un buen corte, tu barbilla se siente sólida una vez que te rehidratas”, dice Reed. “Pero un par de kilos pueden hacer toda la diferencia. Tuve una pelea en la que no me tomé el corte con seriedad. Recibí un golpe duro en la barbilla y adiós. Cuando hice el corte con más cuidado un par de meses después para otra pelea, los golpes parecían no afectarme”.

La evolución del corte
Una ventaja para la generación actual de peleadores es que nuestra mejor comprensión de la fisiología hace que los cortes de peso sean un poco menos duros. “Ahora podemos hacer una fase de aclimatación al calor que comienza un par de semanas antes de la pelea”, dice Ash Grimshaw, el coach de MMA de Patterson, quien hizo su primer corte en 2003. “Podrías hacer una sesión de 20 minutos de bici y luego entrar al sauna 20 minutos, completamente hidratado, solo para acostumbrar a tu cuerpo a las sensaciones. Cuando empecé a cortar, se sentía como una verdadera tortura, pero casi de manera accidental descubrí después la utilidad de entrar al sauna después de mis entrenamientos. Gracias a esto, los cortes se volvieron más fáciles conforme avanzó mi carrera”.
Resulta contraintuitivo, pero es un poco más sencillo hacer un corte cuando tienes un porcentaje de grasa corporal reducido dado que los músculos almacenan más agua que la grasa. Es por eso que alguien muy magro como Yoel Romero puede cortar más que alguien como Kevin Gastelum. Algunos atletas se realizan DEXA scans para determinar cuánto podrían cortar en teoría, de esa forma nunca llegan al punto en el que sus cuerpos simplemente ya no pueden sudar más. “Nunca quieres alcanzar ese nivel”, dice Patterson.
Los diuréticos, sustancias sintéticas diseñadas específicamente para eliminar el agua y el sodio mediante la orina, han estado en la lista de sustancias prohibidas de la WADA desde 2004. Esto porque permiten a los atletas alcanzar niveles peligrosos de deshidratación. Rehidratarse por vía intravenosa ha estado prohibido en el UFC desde 2015, en parte porque podría utilizarse como un método para enmascarar el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento y en parte porque incentiva niveles extremos de deshidratación.
Entonces, ¿hay algún sistema que sea mejor que el que se usa en la actualidad? La mayoría de atletas, entrenadores y observadores están de acuerdo en que probablemente la respuesta sea que no. ONE Championship, una organización de Singapur que compite con el UFC, cambió su protocolo de pesajes tras la muerte de un peleador por fallo cardiopulmonar en 2016. Implementaron un sistema en el que los peleadores se pesan varias veces antes y durante la semana de la pelea. La compañía ahora hace revisiones de hidratación. Los atletas no pueden pesarse si no cumplen con ciertos parametros de orina. En teoría, esto asegura que no estén demasiado deshidratados. En la práctica, algunos de ellos se han quejado de que el proceso no es suficientemente transparente y podría beneficiar a los peleadores “favoritos”.
Uno de los cambios más significativos al corte de peso fue la introducción de los pesajes matutinos en 2016. “Ahora, cuando los peleadores se encaran es como un pesaje ceremonial dado que ya hicieron el pesaje real a las 9:00 am”, dice James. “Es por eso que se ven normales prácticamente. Para entonces ya se han rehidratado y ya no están mareados. Esto también significa que tienen hasta 12 horas para recuperarse y eso es mejor para el cerebro”.
En algunos territorios también se ha implementado una ventana de dos horas para el pesaje, en vez de darles una hora específica. En teoría, esto les genera menos presión. La mayoría están de acuerdo con que los pesajes en la mañana del evento o incluso antes de entrar a la jaula, no evitarían que los peleadores tomen malas decisiones y además crearían otros problemas. “Si no logras dar el peso entonces tienes a una arena repleta de gente que no obtendrá aquello por lo que pagaron”, dice Wharton.
Además, los peleadores ahora tienden a cortar menos peso que antes. Esto en parte debido a una mayor consciencia en torno a la forma en que esto afecta el rendimiento y en parte por la forma en que se juzgan las peleas. “Antes, si eras un gran luchador podías derribar a alguien, quedarte encima y terminarlo o ganar un par de asaltos así”, dice Wharton. “Pero ahora tienes que mantenerte activo y atacar o el juez te pedirá que te pares. Esto significa que más peleas se resuelven por decisión y necesitas más energía. Eso es algo que no tendrás si haces un corte muy intenso”.
A fin de cuentas, el mejor sistema sería aquel en el que los atletas no tuvieran que cortar peso y punto. Todas las personas con las que hablamos estuvieron de acuerdo en que si los atletas llegaran con su peso normal, sin necesidad de deshidratación, tendrían más energía y las peleas serían mejores. “Hace un tiempo iba a pelear en peso ligero y mi oponente entró a mi gimnasio para hacer una entrevista. Se veía exactamente del mismo tamaño que yo”, dice Reed. “Le dije al organizador: ‘en vez de que los dos perdamos 2.5 kilos más, ¿por qué no peleamos con un peso superior?’. Él estuvo de acuerdo y así no tuvimos que preocuparnos más por el corte”. Es un sistema interesante, pero que seguramente no le funcionaría a todo el mundo, ya que todos quieren encontrar cualquier ventaja posible. “Cuando empecé a trabajar como comentarista, veía a personas que llegaban la noche anterior con 10 kilos por perder. Se mataban para alcanzar el peso en peleas por las que no ganarían tanto dinero”, dice Wharton. “Ya no sueles ver eso, pero la mentalidad de estos atletas, de buscar cada ventaja posible, sigue ahí. Son personas muy competitivas. Siempre habrá aquellos que piensen que los riesgos valen la pena”.

Corte de peso: la forma correcta de hacerlo
No deberías intentar ningún tipo de corte sin acompañamiento de un especialista, pero si quieres entender mejor cómo funciona, aquí tienes las claves.
Cinco días antes
Es aquí cuando la mayoría de los atletas comienzan a cortar los carbohidratos y beber más agua. “Cargarte de agua significa que el cuerpo comenzará a liberarla en mayor medida a través de la orina”, dice James. “Gradualmente, reduciremos ese consumo a lo largo de la semana, pero a las hormonas encargadas de hacerte orinar les toma tiempo recibir el mensaje. Es una forma sencilla de perder agua sin tener que sudarla”.
Tres días antes
Es aquí cuando realmente comienza el corte de carbohidratos. “Si ves el teléfono de un peleador durante la semana de corte, lo único que ven es comida”, dice Wharton. “Piensan todo el día en eso”.
Un día antes
El jueves, el peleador deja de beber agua y probablemente ya no consuma carbs o sodio. En la tarde empieza a sudar y el proceso debería tomar un par de horas. “A uno de mis atletas le gusta pedalear suavemente y luego meterse a un baño caliente”, dice Grimshaw. “Cuando sale, lo cubrimos de toallas. Se siente más fresco, pero sigue sudando”.
12 horas antes
La mayoría de los peleadores solo cortan un par de libras en la noche previa al pesaje porque dormir deshidratado no es nada agradable. “Es la peor noche de tu vida”, dice James. “Cada segundo se siente como una hora. Prefiero cortar menos la noche previa, despertarme temprano y terminar ese proceso en la mañana”.
Cinco horas antes
Más sudor. “Le doy un bocadillo a los peleadores cuando despiertan. Quizá sea un poco de miel o una barra de cereal para que mastiquen”, dice James. “Luego, de vuelta al sauna”.
El pesaje
“Se siente un gran alivio”, dice Grimshaw. “Y también empiezas a engañarte a ti mismo, piensas que podrías haber cortado más si en verdad hubieras querido”.
Cinco minutos después del pesaje
“Tienes que reintroducir todo pero en orden inverso”, dice James. “Primero un poco de agua. Luego, sodio. Ya que estás absorbiendo bien eso, incluyes algunos carbohidratos. He visto a algunos atletas hacerlo mal y no se recuperan igual”. Es un proceso engorroso y difícil y todavía falta la pelea.
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