Por qué los baños de hielo podrían hacerte subir de peso
Puede que quieras dejar de exponerte al agua fría si lo haces para quemar grasa.

Los baños de hielo y las duchas frías pueden no ofrecer todos los beneficios que comúnmente se les atribuyen. Aunque la exposición al frío puede aumentar temporalmente el metabolismo mediante la termogénesis inducida por el escalofrío —el mecanismo del cuerpo para generar calor y mantener la temperatura central—, nuevas investigaciones indican otra cosa.
Un estudio encontró que la inmersión en agua fría (CWI, por sus siglas en inglés) provocó un aumento significativo en la inflamación tanto inmediatamente como una hora después de la exposición. Sorprendentemente, el efecto neto a largo plazo podría en realidad favorecer el aumento de peso en lugar de la pérdida de grasa.

Los baños de hielo aumentan el apetito
En un estudio publicado en Physiology & Behavior, un grupo de hombres y mujeres sanos y físicamente activos, con diferentes masas corporales, participaron en tres pruebas aleatorias durante un mínimo de siete días. Fueron sumergidos hasta el esternón durante 30 minutos en agua fría (16°C), en agua termoneutral (35°C) o en un ambiente termoneutral sin agua (26°C). Después de cada baño, comieron una comida de pasta ‘ad libitum’ (todo lo que quisieran) hasta sentirse ‘cómodamente llenos’.
Investigadores de la Universidad de Coventry y la Universidad de Bournemouth descubrieron que, aunque un baño de 30 minutos en agua a 16°C incrementó el gasto energético en un promedio de 21 calorías en comparación con los baños en agua a 35°C, el apetito de los participantes aumentó mucho más después de las inmersiones frías. Esto generó un balance energético neto mayor, ya que los participantes consumieron 231 calorías adicionales en la comida ad libitum.
El gasto energético total sigue siendo clave
En efecto, las únicas formas en que los baños de hielo pueden ayudar significativamente en la pérdida de grasa es cuando las personas limitan su ingesta calórica inmediatamente después del baño frío, o si permanecen suficiente tiempo en el agua helada como para que la termogénesis inducida por el escalofrío supere el consumo calórico. Ambas opciones requerirían ciertos niveles de restricción y/o incomodidad.
Los investigadores concluyeron que “existe el potencial de aumentar el peso corporal no deseado debido al posible exceso de alimentación en las horas posteriores a la inmersión en agua fría”.
Como dice Andrew Tracey, director de fitness de Men’s Health UK: “Al final, todo se reduce al gasto energético. Calorías que entran, calorías que salen. Las duchas frías pueden darte un empujón para atacar tu dieta y entrenamiento con más energía —perfecto. Pero no dependas de ellas como herramienta directa para quemar grasa”.
Vía Men’s Health UK
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