Las pasiones de Nicholas Alexander Chavez
Su trabajo se ha transmitido a 190 países en 37 idiomas. Ha colaborado con titanes de la industria del cine y la televisión. Con su interpretación en Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story, demostró que tiene el talento y el arrojo necesarios para sumergirse en papeles complejos. Lo mejor de todo: apenas tiene 25 años. Este hombre es the real deal.
Existe un fenómeno psicológico conocido como “retrospección idílica” que seguramente has experimentado alguna vez. Consiste en creer que las cosas eran mejores antes o en valorar experiencias pasadas de una forma más positiva conforme pasa el tiempo. Afirmaciones como “Ya no hacen canciones/películas como antes” o “Las estrellas ya no son lo que eran”, seguidas de una lista de las producciones y referentes con los que la persona creció, son un buen ejemplo de este sesgo cognitivo. Esto viene a cuento porque, como ha ocurrido siempre, Hollywood está viviendo una transformación. La generación de intérpretes que dominó la pantalla durante décadas está cediendo su lugar a nuevos talentos y es precisamente ahí donde viene la tentación para los espectadores de pensar que nada podrá tomar el lugar de lo que había antes. Ese, por supuesto, no es el caso y, como muestra, en MH ponemos a tu consideración a un futuro ícono. Se trata de Nicholas Alexander Chavez.
La vida dio un vuelco
Una parte esencial de preparar una entrevista es investigar a la figura de forma exhaustiva. Cuando se trata de un actor, no sólo se precisa saber lo que ha hecho, sino haberlo visto en acción. Es un trabajo, lo admito, muy divertido. “Llevo horas y horas viendo tu cara así que es muy grato poder platicar contigo finalmente”, le digo a Nic, quien me observa desde la pantalla de su teléfono. Durante el fin de semana, vi Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story y también me dispuse a ver de nueva cuenta To Kill a Mockingbird, una cinta que es todo un clásico. Naturalmente, él no aparece en esta última, estrenada en 1962, pero la historia, como verás más adelante, resulta muy relevante para él.
Otra cosa que vi fue su discurso de agradecimiento tras ser reconocido con un Daytime Emmy por su trabajo en General Hospital, una de las series más longevas de la historia. “Hace poco más de un año estaba vendiendo autos en un pequeño pueblo en Florida”, dice, extático, mientras sostiene la estatuilla que lo acredita como mejor actor joven en una serie dramática. Eso fue en 2022 y el contraste entre sus comienzos y el sitio en que se encuentra ahora es aún mayor. “Es un cambio de paradigma”, explica. “Sé que hay muchos artistas talentosos allá afuera que nunca reciben una oportunidad como la que se me ha dado y me siento muy agradecido. Saber que tus pares respetan tu trabajo te brinda la confianza para tomar riesgos aún mayores en términos artísticos. Eso definitivamente contribuyó a que me atreviera a audicionar para un proyecto de Ryan Murphy”. Se refiere a Monsters, la serie de Netflix en la que comparte escena con intérpretes de la talla de Javier Bardem y Chloë Sevigny.
Hoy, Nic es un joven con enorme potencial que está labrando su camino en la industria y está listo para absorber todo el conocimiento y experiencia que pueda, pero eventualmente llegará el momento en que le toque estar del otro lado. “¿Qué lecciones has recibido que un día quisieras transmitirle a la siguiente generación?”, le pregunto. “Los veteranos a los que más respeto tienen mucha humildad y combinan eso con confianza y liderazgo”, afirma. “Javier me contó que cada año toma una clase intensiva de actuación durante tres semanas. Saber que continúa siendo un estudiante de este oficio, a pesar de estar donde está y haber ganado un Premio de la Academia, me parece algo muy especial”.
Si no has visto la serie, debes saber que Nic interpreta a Lyle, uno de los hermanos Menendez. El otro hermano, Erik, es interpretado por Cooper Koch. Bardem da vida a su padre. Es una historia dura, por decir lo menos, pero eso es precisamente lo que Nic encontró atractivo del proyecto: lo retador del tema, además del elenco. “Es la clase de proyecto con el que uno sueña. Tenía que tomar esa oportunidad. No hubo ningún tipo de duda”.
La magia del escenario
Son pocas las personas que pueden rastrear el origen de su vocación a un momento específico; ese instante que lo cambia todo. Nicholas es una de ellas. El episodio ocurrió mientras se encontraba en la preparatoria. “Estaba en el equipo de futbol americano, pero también me interesaba la actuación. Iban a montar una obra y la persona a la que le habían dado el papel principal se enfermó, así que me pidieron que lo reemplazara”. La obra en cuestión era To Kill a Mockingbird, basada en el libro que le valió un Pulitzer a Harper Lee, y el personaje era Atticus Finch, uno de los más influyentes de la literatura anglosajona contemporánea. “Creo que tuve sólo 10 días para prepararme y memorizar el libreto. Montamos la obra y la respuesta de la gente ante mi interpretación fue muy favorable. Nunca había visto a mi familia y amigos responder de esa forma ante mí. Uno de los profesores se acercó y me dijo ‘Deberías pensar en dedicarte a esto’. Yo no lo había pensado de esa forma porque la actuación en realidad no es algo tan grande en Denver como en Los Ángeles o Nueva York, pero fue amor a primera vista. La magia que sentí en el aire en ese momento es algo que sabía que no podría replicar en ningún otro ámbito. A partir de entonces, necesitaba que eso formara parte de mi vida”.
El cuerpo como herramienta
En Monsters, y también en Grotesquerie, el otro proyecto en el que colabora con el célebre productor y guionista Ryan Murphy, Nic tiene la oportunidad de poner a prueba tanto sus habilidades histriónicas como su físico ya que en ambos papeles, Lyle Menendez y el padre Charlie Mayhew, respectivamente, muestra un físico imponente. Esto, me cuenta, proviene de una genuina pasión por el entrenamiento. “Comencé a tomármelo en serio hace alrededor de dos años. Aunque crecí practicando deporte, los entrenamientos que hago ahora son muy diferentes a cualquier cosa que había experimentado. Cuando empecé, pesaba unos 77 kg y en los primeros cuatro meses gané 15 más. Quería construir un físico a partir del cual pudiera subir o bajar dependiendo del papel. La idea es que el cuerpo sea una herramienta más para contar historias”.
Si bien la estética es lo que nota el espectador al verlo en pantalla, sus músculos son más que un adorno. La prueba está en su capacidad de mover grandes cargas. En uno de sus entrenamientos, consiguió seis repeticiones de peso muerto con 181 kg. Hay pocas personas en tu gimnasio que puedan hacer eso. La clave está en su afición por el trabajo duro. “Esto me va a hacer sonar como alguien que ama el sufrimiento pero me encanta entrenar con un trineo. Es agotador y me provoca nauseas, pero hay pocas cosas que brinden un sentimiento de orgullo tal como empujar una gran cantidad de peso a lo largo de cierta distancia y luego jalarlo de vuelta. Es muy divertido”.
En el gimnasio, como en la vida, hay días buenos y malos. Nic lo tiene claro y sabe que es de estos últimos de los que más se aprende. “Saber que puedo hacer cosas duras me brinda mucha confianza. Tener la capacidad de enfrentar las dificultades que se presenten es algo que puede moldear la clase de persona y de artista que eres. Es por eso que el entrenamiento me interesa tanto. Podría decir que se ha convertido en una obsesión para mí”.
Estado de flujo
Así se conoce a un estado mental caracterizado por un enfoque profundo y una inmersión total en la actividad que se está realizando en el momento. Cuando esto se presenta, se dice que la persona está “en la zona”. Nicholas gravita hacia las experiencias que lo colocan en este estado. La primera que menciona es el póquer. “Me encanta ese juego”, afirma. “Es interesante porque requiere muchas de las mismas habilidades que la actuación. Esto porque debes estar presente todo el tiempo. Cuando estás haciendo una escena con Javier, Chloë o Cooper, por ejemplo, debes estar en el momento porque la escena cambia constantemente. Lo mismo ocurre en la mesa: la dinámica se modifica de un momento a otro”.
Si no eres un ávido apostador, quizá te sientas más identificado con otra de sus pasiones que brinda un enfoque similar: conducir autos. Nic es un gearhead; un entusiasta de los motores que disfruta ponerse al mando de todo tipo de vehículos. “Es como una meditación. He tenido algunas de mis mejores ideas creativas cuando estoy manejando. Compré una motocicleta hace un año, una Ducati Scrambler Cafe Racer, y eso también ha sido muy divertido. Como el póquer, es algo que requiere tu completa atención para evitar que ocurra algo malo. Cuando la vi, me enamoré de ella. Fue algo instantáneo”.
De viaje
Se dice, con razón, que viajar te abre la mente y te permite ver las cosas desde otras perspectivas. Esto es especialmente importante para alguien cuyo trabajo es contar historias que resuenen con personas de diferentes orígenes. Nic lo ve como una forma de alimentar su repertorio de referencias artísticas. “Es maravilloso salir y ver el mundo. A veces estoy de viaje y veo un edificio que me llama la atención o visito un museo y observo una pintura. Esas cosas las llevo de vuelta conmigo y las uso como referencia artística en audiciones o papeles”.
Un viaje que recuerda con especial gusto lo llevó al Lejano Oriente. Se encontraba en Kioto, antigua capital japonesa, y descubrió que los visitantes a los templos colocan tablillas de madera, llamadas “ema”, donde escriben sus deseos para el futuro. “¿Escribiste en una? ¿Cuál fue tu deseo”, le pregunto para cerrar nuestra conversación. “Sí, lo hice. Quizá debería volver porque creo que funciono”, relata sonriente. “Mi deseo era formar parte de proyectos que me movieran en términos artísticos. Deseaba estar rodeado de las personas a las que quiero y que me quieren. Fue una experiencia conmovedora. Hay miles y miles de tablillas y aunque en el exterior todos lucimos de forma distinta, a fin de cuentas, en términos generales, tenemos los mismos sueños y deseos”.
Es una reflexión poderosa porque nos invita, por una parte, a ser empáticos unos con otros y, por la otra, a enfocarnos en las cosas que deseamos y trabajar para alcanzarlas. Eso es precisamente lo que ha hecho Nicholas Alexander Chavez. Lo que vemos ahora es sólo el comienzo.
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