Beneficios de meterte al sauna ¿Ciencia o patrañas?
Todo mundo habla sobre los beneficios mentales de meterte al sauna. Te decimos qué tanto hay de cierto.
Desde el podcast de Andrew Huberman hasta tu amigo el biohacker o los influencers que sigues en las redes, todo el mundo está hablando sobre los beneficios de meterte al sauna. Parte de esta explosión en interés al respecto se debe a que la ciencia encontró una conexión entre el uso frecuente de estos baños de vapor y una mejoría tanto en la salud física y mental como la longevidad. Esto incluye evidencias sorprendentes de que podría ayudar a prevenir la demencia. Y hay que añadir el aspecto de comunidad, la relajación y todo el ritual que rodea a esta práctica.
La mayoría de las investigaciones enfocadas en los beneficios mentales de meterte al sauna provienen de Finlandia, donde los baños de sauna son un pilar de la cultura que promueve la salud y la felicidad. “El sauna es la farmacia del hombre pobre” es un viejo proverbio al respecto. Y la ciencia parece estar de acuerdo.
Hace algunos años, cuando investigadores finlandeses analizaron una serie de datos que se habían comenzado a recopilar en los años 80 sobre el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, notaron un nexo interesante, de acuerdo con Jussi Kauhanen, M.D., Ph.D., director de salud pública en la University of Eastern Finland.
El sauna es la farmacia del hombre pobre
En ningún otro país se le habría ocurrido a los científicos incluir la pregunta “¿Con cuánta frecuencia entras a un sauna?” en los cuestionarios para los participantes, pero dado que se trata de una práctica tan difundida en Finlandia, tenía sentido hacerlo.
Los resultados: los hombres que entraron al sauna cuatro a siete veces por semana tuvieron un riesgo 65% menor de desarrollar Alzheimer’s u otros tipos de demencia en los 20 años posteriores que aquellos que lo hicieron una vez por semana. Lo anterior tras controlar otros factores como el consumo de alcohol y el ejercicio. Un estudio posterior, publicado en 2020, analizó a 14 mil personas y encontró algo similar. Aquellos que usaron el sauna nueve a 12 veces por mes tuvieron un riesgo 53% menor de sufrir demencia en los siguientes 20 años que los individuos que sólo lo usaron de cero a cuatro veces por semana. Los investigadores tienen algunas teorías para explicarlo.
Cómo te ayuda el calor del sauna
Sentarte y simplemente sudar durante tanto tiempo como puedas no suena como algo muy productivo, pero mientras lo haces suceden muchas cosas en tu interior, algunas de las cuales también ocurren cuando te ejercitas, de acuerdo con el Dr. Kauhanen. Tanto ir al gimnasio como entrar al sauna reducen la inflamación, algo que se cree juega un rol en la demencia. Ambas actividades también estimulan al cuerpo para que produzca proteínas que promueven la neuroplasticidad (factor neurotrófico derivado del cerebro) y el adecuado plegamiento de proteínas en el cerebro (proteínas de choque térmico). Ambas cosas podrían evitar la demencia. Por cierto, los baños en hielo podrían tener efectos similares aunque aún no hay tanta evidencia sobre el frío como la hay sobre el calor.
Otra forma en la que los saunas podrían ayudar al cerebro es al hacer trabajar al corazón de forma similar a lo que hace el ejercicio, según explica Christopher Chen, M.D. del National University Health System en Singapur.
Esto no sólo contribuye a reducir el riesgo de demencia, sino que también mejora el funcionamiento de las arterias, permite mantener la presión sanguínea en un rango saludable, ayuda a que el oxígeno y otros nutrientes lleguen a las células y ayuda a liberar desechos. Finalmente, el sauna es una práctica divertida y tiene un componente social. Esto es relevante porque la depresión y el aislamiento también son factores en la demencia.
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Dicho todo lo anterior, hay que tomar las cosas con calma. A pesar de que estos estudios son muy prometedores, no implican que el sauna sea la solución definitiva para las enfermedades mentales. Eso es lo que explica Jason Karlawish, M.D., codirector del Penn Memory Center en la University of Pennsylvania.
En resumen: si usar un sauna te hace sentir bien, y llevas un estilo de vida saludable, entonces utilizarlo te brindará beneficios. Opta por sesiones de cinco a 20 minutos, alternando con exposición al frío (ya sea al aire o un baño de agua helada), de manera que puedas entrar de nuevo si lo deseas. Comienza con sesiones cortas y descansa cuando sea necesario. “Simplemente escucha a tu cuerpo”, recomienda el Dr. Kauhanen.
Este artículo salió publicado en la edición julio/agosto de Men’s Health México y Latinoamérica